Juan Carlos Haberkon
Javier Díaz
A los 38 años, el delantero de Las Flores se encuentra más vigente que nunca. “Quedó la cuenta pendiente del ascenso”, afirma.
Juan Carlos Haberkon
Javier Díaz
Existen jugadores que a medida que pasan los años adquieren mayor vigencia. Es el caso de Leonidas Bonaveri, toda una institución de nuestra Liga y un delantero que a sus 38 años entrena como un pibe y, los sábados, juega como si se tratara de su primer partido, o el último.
“Mientras den las ganas y haya tiempo para dedicarle dos horas al entrenamiento lo voy a seguir haciendo, porque siempre digo que el fútbol es una terapia para mí”, con sencillas palabras explica la razón por la cual mantenerse ligado al deporte que ama. “Son las dos horas que me desconecto y no me imagino un sábado sin jugar a la pelota”, agrega.
Actualmente se encuentra integrando el plantel de Las Flores, donde ya actuó el año pasado, a pesar de que tuvo opciones de emigrar. “Uno se encariña y se aferra a determinados clubes. Me pasó con mi querido Banco y en este caso también”, afirma.
En la decisión también pesó que “me quedó la cuenta pendiente de lograr el ascenso” y el no menor hecho de que “el año pasado se armó un grupo muy bueno, que en este se reforzó con mucha gente nueva que tiene la intención de lograr ese objetivo”. Y, desde el banco, nadie mejor que un especialista como “Pancho” Varetto para jugársela.
No obstante, el “Chino” sabe como pocos que no será fácil la tarea. Reconoce que “hay muchos equipos que tienen con qué pelear como Juventud Unida, a pesar de que todavía no se le dieron los resultados, Independiente, Belgrano, Don Salvador; equipos que se reforzaron fuerte y siempre alguno se prende como sorpresa. De todos esos, solamente ascienden dos, así que es muy difícil”.
Su función en el club va más allá de lo que produzca dentro de la cancha y, sin ser dirigente, es una rueda de auxilio para estos. Desde ese lugar, da un pantallazo de la realidad institucional de Las Flores: “Se instaló el riego artificial, se firmó un convenio con la provincia para tener la iluminación led y está pendiente que se entube el zanjón. Cuando se logre todo eso se va a dar un cambio muy grande en el club”.
“Veo que a los jugadores de mi generación no se les dio por la faceta dirigencial sino que suplieron ese vacío que te genera dejar el fútbol jugando en otras ligas comerciales, que es algo que no podés hacer como dirigente porque tenés que estar todo el tiempo presente en el club. Yo no sé qué haré cuando me retire, pero evidentemente me gusta colaborar con los clubes en general”, dice. Por ahora, piensa más en jugar que en otra cosa y razón no le falta.
Amigo de un ganador
Una de las grandes amistades que le dio el fútbol fue nada menos que con Sebastián Battaglia, a quien conoció de muy pibe y con el que compartió grandes momentos en la vida de ambos. Como no podía ser de otra manera, estuvo firme en la presentación del libro del ex Boca Juniors, que se realizó días atrás en nuestra ciudad.
“Fue un reconocimiento a Seba que le hacía falta acá en Santa Fe. Se dio justo cuando le surgió esta posibilidad de asumir como técnico de Almagro así que tuvo que venir medio a las apuradas. Sobre él no hay mucho más para decir de todo lo que ya se dijo, en su libro hay un capítulo que se llama ‘Las Libertadores’, otro ‘Las Intercontinentales’; eso ya te lo dice todo”, rescata Bonaveri.
Para él, su amigo es “un ejemplo porque tuvo una conducta intachable dentro de la cancha y la sigue manteniendo hoy en día fuera de la cancha”.
Para Pasión Liga recuerda cómo comenzó esa amistad: “Yo lo conocí jugando en la selección de la Liga y después compartimos un año en las inferiores de Boca. Yo iba a la escuela Patricias Argentinas de no repetidores, porque en esa época Macri mandaba a los repetidores a otra escuela; ahí la conocí a Betina, se la presenté a Seba y es su mujer hasta el día de hoy”.
“Desde ese momento en adelante siempre nos hizo, a mí y a otros chicos más, parte de todos los procesos de su vida: su casamiento, los nacimientos de sus hijos, las finales con Boca, hasta la frutilla del postre que fue hacernos jugar en su fiesta de despedida”.
Conocedor del fútbol local, piensa que el caso Battaglia puede repetirse porque material sobra: “De Santa Fe pueden seguir saliendo Battaglias toda la vida; si vos vieras la calidad impresionante de jugadores que hay en Las Flores. Pero bueno, la realidad es que a Primera llega el que tiene una gran fortaleza mental por sobre las condiciones técnicas; creo que en el jugador lo mental y la predisposición al entrenamiento es el 70 u 80 por ciento”.