Ivana Fux
Autoridades del PRO y la UCR imaginan un esquema electoral compacto entre ambas fuerzas para 2019, con acuerdos internos, que evite imposición de candidatos.
Ivana Fux
Ni bendecidos ni candidatos naturales o “impuestos”. Ni prevalencia del sur sobre el norte, o viceversa. Ni lucha interna entre radicales y dirigentes del PRO. Con esas premisas como líneas directrices, la alianza Cambiemos comenzó, de manera incipiente, a pensar su estrategia electoral en la provincia de Santa Fe para las elecciones de 2019.
A instancias del embajador Mario Barletta que eventualmente estaba en Buenos Aires, se reunieron en esa ciudad los presidentes de los dos partidos mayoritarios que integran el frente: Julián Galdeano de la UCR; Federico Angelini, del PRO. También hubo legisladores provinciales y nacionales de ambas fuerzas. No fueron de la partida José Corral ni Luciano Laspina, dos de los dirigentes que prima facie aparecen como los potenciales candidatos a gobernador. También se autopostuló ya el propio Barletta, curiosamente, promotor del encuentro. Es que una de las motivaciones de esta conversación embrionaria fue tratar de “neutralizar” a quienes puedan “descender” como candidatos impuestos desde Buenos Aires. Y ello sólo sería posible, según los responsables de este armado, si las fuerzas miembro de Cambiemos unifican criterios y se amalgaman.
“Se trató de un primer avance para el diseño de Cambiemos en Santa Fe, de cara a 2019 -dijo Galdeano a El Litoral-. Nuestra vocación es intentar contener a todos los sectores tanto de la UCR como del PRO, en un escenario donde nadie quede aislado, herido ni excluido. Pensamos en que bajo ningún concepto se puede aceptar un esquema de división entre Santa Fe y Rosario, o entre el interior y las ciudades. Al contrario, debe priorizarse un proyecto que incluya a todos los sectores y geografía. Ello -acotó-, en un marco de diálogo buscando consensos, pero donde nadie se sienta con un privilegio ni con una ventaja natural sobre el otro”.
La intención es armar un “esquema de equilibrio territorial y político” entre los dos partidos, “sin pujas” internas ni recelos geográficos. “Se trata de integrar siendo inteligentes, esencialmente, para fortalecerse ante los adversarios de peso”, acotó Galdeano. En síntesis, PRO y UCR buscarán mostrar capacidad de ambas fuerzas en un armado que deberá ser competitivo e inclusivo, sobre todo para aquellos radicales que aún no dieron el paso. Saben, aun así, que inevitablemente las cúpulas partidarias nacionales orientarán y definirán -se presume, de manera equilibrada- qué partido jerarquizará cada fórmula. Y en ello no sólo está en juego la elección de Santa Fe, sino la de otras provincias como Córdoba y hasta Entre Ríos. Esto implica que si en el distrito que hoy gobierna Juan Schiaretti quien encabeza la fórmula a gobernador es radical, en Santa Fe lo hará alguien del PRO, y viceversa. Obviamente, reparando en la viabilidad electoral de cada distrito. Sobre esa misma base, los conductores del radicalismo y del PRO santafesino confían en que un acuerdo interno y previo de partidos evitará “candidatos a dedo”, sin que ello atente contra la estrategia de cúpulas nacionales. En ese mismo marco, se intentaría evitar una elección primaria que obligue a la confrontación de fuerzas.
Lo conversado y los protagonistas de la reunión dejan abierto otro interrogante: ¿seguirá la UCR siendo parte en 2019 del Frente Progresista, o todos los sectores internos terminarán migrando a Cambiemos? Del éxito o fracaso de la reforma de la Constitución Provincial pareciera depender parte de la respuesta.