"La gente gritaba, el polvo empezó a cubrir todo, los autos se chocaban por la frenada"
Los testimonios fueron recogidos por el diario tucumano La Gaceta. Allí, testigos del derrumbe relataron las dramáticas horas desde que se desplomó todo, e incluso el mismo instante cuando el edificio caía. Lo más desgarrador le ocurrió a Raúl, que estaba tomando un café en el bar del frente del edificio venido abajo. Avisó que "estaban sacando cuerpos" pero jamás se imaginó que era el de su tía y su sobrino.
ariel gustavo guerra Crees que todos los días son iguales pero en realidad salís de tu casa sin saber si vas a volver . Bárbara Pérez, después de haber sido testigo de la tragedia a metros de su trabajo.
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El pasado miércoles, en San Miguel de Tucumán, tres personas murieron, una sufrió graves heridas y varias resultaron con lesiones, al derrumbarse un edificio que estaba siendo remodelado y donde hasta hace algunos años funcionó el ya desaparecido cine Parravicini, un lugar emblemático que se construyó hace casi 95 años en pleno centro de la capital.
Alrededor de unas 200 personas se reunieron en las esquinas para observar, sin poder creer, lo que estaba pasando. Los testimonios son desesperantes.
“No me puedo sacar los gritos de la cabeza. Cierro los ojos y escucho la explosión y la gente que corre y se desespera por salir. El polvo que va cayendo e invade todo”, contó para el diario La Gaceta, Bárbara Pérez, que trabaja en un local a media cuadra de la esquina de Buenos Aires y 24 de Septiembre, donde ocurrió todo.
“Todo era un caos. Iba a la farmacia que queda pasando el edificio que se derrumbó y nunca pude llegar. Las ambulancias ni el carro de bomberos podían acercarse a la zona porque la Buenos Aires está hecha para que pase un solo vehículo. Muchos tuvieron que levantar los autos a pulso, entre varias personas, y ponerlos en la vereda para que la emergencia pudiera llegar para socorrer a las víctimas”, relató.
"Una señora me agarra de la cintura para que yo no siga caminando directo hacia donde se produjo el derrumbe. La gente retrocedía corriendo enloquecida. Los autos chocaban entre ellos porque frenaban y chocaban al de atrás”, recordó la mujer.
“Me ha servido para saber que uno cree que todos los días son iguales y sin embargo no sabes si mañana volvés a tu casa”.
La desesperación por la incertidumbre
Mucha gente transita esas calles. Hay muchos locales comerciales, farmacias, un supermercado, y un colegio.
Al regresar a su lugar de trabajo, Bárbara contó que se encontró con una clienta llorando desesperadamente porque su hermana había ido a buscar a su hija al colegio y no le contestaba el celular.
“Le tuvimos que dar un vaso de agua para que se pudiera calmar un poco. De pronto me quedé pensando en la señora que tenía un puestito de venta de praliné y que siempre le compraba para mis tres hijos", continuó explicando para La Gaceta.
El recuerdo del primer policía testigo de todo
Se trata del comisario José Labrín es subdirector de la Guardia Urbana de la Policía. Fue uno de los primeros uniformados que llegó al lugar de la tragedia.
La Gaceta Tucumán El lugar antes del derrumbe.
El lugar antes del derrumbe.Foto: La Gaceta Tucumán
La Gaceta Tucumán El lugar luego del derrumbe.
El lugar luego del derrumbe.Foto: La Gaceta Tucumán
“Era una situación desesperante, no sabíamos si había más víctimas debajo de los escombros”, señaló. El oficial señaló que la escena con la que se encontró lo dejó impactado. “Nos encontramos con un marco terrible. Lo primero que observé fue la nube de polvo. La gente gritaba desesperada”.
La primer víctima fue encontrada entre escombros, aún con signos vitales, relató.
“Había una persona tirada a la salida de la playa de estacionamiento, Tenía algunos ladrillos encima y estaba sin signos vitales." Era la primera víctima fatal: Víctor Hugo Aranda. Luego llegó el personal de Bomberos. “Hacíamos cadena para sacar la mayor parte de ladrillos. Luego llegaron más rescatistas. Entonces hallaron a las otras dos víctimas: María Cristina Sosa y Miguel Morandini."
"Era una película de terror, y estábamos siendo protaginistas", aseguró Raúl, que vio el derrumbre sin saber que allí fallecían sus familiares.
La historia
Entre las 20 y las 20.30 Miguel Morandini acompañaba del brazo a su madre, María Cristina Sosa, a un local de venta de accesorios de celulares, por la cuadra de 24 de Septiembre 500, para comprar una funda para su móvil nuevo.
Ese miércoles Raúl, ahijado de María Cristina, estaba tomando un café en un bar frente al edificio donde funcionaba la sala Paravicini. Habría bastado un llamado de teléfono al celular nuevo de su tía para que ella y su hijo (Miguel) se acercaran a tomar un café a esa hora. Pero ello no ocurrió y Raú tuvo que ver cómo se derrumbaba el edificio.
“¡Esto es espantoso! Una pareja se salvó de milagro y el chico se tiró arriba del bebé para protegerlo”, contó alarmado por el grupo de WhatsApp de los hermanos. “¿Hay heridos?” preguntó ella. “Parece que sí porque están sacando cuerpos” dijo horrorizado, ignorando que se trataba de sus familiares.
“Llamaron de la Policía, dicen que la señora tuvo un accidente en la vía pública”. “¿En la calle? Pero si ella no sale sola”, se sorprendió. Llamó a Miguel. No contestaba.
Sólo cuando habló con la Policía pudo armar en su cabeza el trágico rompecabezas. “¡Hasta entonces no entendíamos nada! Pensábamos que estábamos viendo una película de terror, pero no sabíamos que nosotros estábamos adentro."
Los trabajos de remodelación en el teatro Florencio Parravicini habían recibido la habilitación correspondiente por parte de las autoridades. El expediente 140.213/16 fue aprobado por la Dirección de Catastro de la municipalidad de la capital tucumana.