Federico Aguer
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En Sunchales desarrollaron un sistema de control de plagas que integra una trampa automatizada, un software y un novedoso dron aplicador. Apuntan a reemplazar los equipos terrestres con un trabajo más eficiente y sustentable.
Federico Aguer
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Recorriendo la Agroactiva tuvimos la posibilidad de volver a contactarnos con las últimas novedades en materia de tecnología. El imponente stand de Santa Fe volvió a albergar a empresas, Pymes y emprendimientos que asombran por lo novedoso, y en donde la sustentabilidad en la producción ya se ha transformado en un dogma que -afortunadamente- ya es compartido por todos.
Tal es el caso de Biodrone, un sistema integral desarrollado en Sunchales, que incorpora el uso de tecnologías innovadoras para realizar un monitoreo y control de plagas automatizado y eficiente. Lo novedoso del paquete es que también integra la biología (a través de un innovador sistema de trampas automatizadas), un dron (único con motor a explosión en el mundo), y un software que combina para prevenir las plagas, usar menos agua y aplicar productos agroquímicos sólo en los manchones afectados.
“La detección e identificación de los insectos se realiza mediante sensores específicos -en proceso de patentamiento- colocados como trampas a campo. Un software en la nube procesa la información proveniente de las trampas y permite a los clientes tener un seguimiento constante del servicio de control y aplicación de agroquímicos. El control se realiza por medio de drones aplicadores de gran capacidad de carga y autonomía, junto con un novedoso sistema de pulverización especializado, binando calidad y precisión en las aplicaciones”, aseguran.
Dado que el sistema no realiza la aplicación sobre TODA la superficie, sino sobre las áreas afectadas que lo requieran, los productores podrán ahorrar hasta un 50 por ciento del costo de control convencional.
Nacida al abrigo de CITES (incubadora de startups tecnológicas globales), se mostraron en el stand de Santa Fe en la Súpermuestra del campo argentino, y con ellos hablamos para saber un poco más.
Disrupción
Franco Garione es el CEO de la empresa, y explicó a Campolitoral que Biodrone es un proyecto que nació en CITES, la incubadora de Sancor Seguros en Sunchales, como la unión de dos proyectos; “por un lado las trampas de monitoreo inteligente a cargo de nuestra bióloga, para censar plagas agrícolas a campo, y por otro lado, Daniel (nuestro especialista en drones), quien venía trabajando con un desarrollo de drones con motores de combustión interna únicos en el mundo. En CITES se decidió unir estos dos proyectos para hacer algo más disruptivo, innovador y de alcance global”, expresó.
Garione nos contó que el prototipo que presentaron en la Agroactiva es el “Mantis 2000”, a nafta y aceite, y que tiene 2 metros de envergadura alar, pero que ya están trabajando en un próximo producto que es el Mantis 3000, que va a ser capaz de levantar 20 kilos de agroquímicos durante 40 minutos.
“A estos drones autónomos que tienen un sistema especial de pulverización se le suman las trampas y un sistema integral que nos permite saber dónde se está desarrollando la plaga en tiempo real y controlarla así de la mejor manera, ahorrando agroquímicos y generando así un menor impacto ambiental”.
El cielo es el límite
Garione sostiene que el sistema está pensado para ser utilizado en todos los sistemas, tanto intensivos como extensivos. “En este momento estamos realizando pruebas a campo en Río Negro en cultivos de pera y manzana, y en septiembre vamos a ir a Mendoza para probarlo en las vides, pero queremos extenderlo a la yerba mate, el cacao, el café, el tomate y el pimiento, así como a cultivos extensivos como soja, girasol, maíz o algodón”.
Consultado sobre el expertise necesario para ponerlos en acción, aseguró que van a estar brindando cursos porque los drones tendrán su matrícula con carné habilitante para los operarios. Si bien son autónomos requieren del trabajo de un operario para direccionarlo de ser necesario”. Y remató apuntando a la visión del negocio global “para todos los cultivos del mundo. Esto no tiene límites”, se ilusionó.
El aporte de las feromonas
Luciana Bolatti es bióloga, y está realizando su doctorado en CITES con una beca del Conicet. “Empecé con una beca doctoral en el desarrollo de trampas inteligentes para el monitoreo automatizado de las plagas”, comenzó explicando. Y agregó que el sistema se basa en las feromonas, que son las sustancias que segregan naturalmente los insectos para atraerse mutuamente. “Las usamos como atrayentes, y cuando el insecto entra a la trampa es detectado por unos sensores ópticos y se van cuantificando. Con esto automatizamos todo el monitoreo, que hoy se realiza todo de manera visual y manual, donde el ingeniero contabiliza la cantidad de insectos por metro cuadrado, o a través de trampas pegajosas para los cultivos intensivos.
De esta forma, nosotros planteamos hacer el conteo de forma automatizada, que es mucho más preciso y eficiente, porque toda la información recopilada será analizada en un software que procesa, analiza la información, y cuando en una de las trampas se llega al umbral de la planta, se genera una alerta. Esto permite sectorizar la zona donde hay plaga, y con el dron realizar la aplicación”. Finalmente, analizó que es un mercado muy amplio, porque si bien las trampas ya existen, no se utilizan de forma automatizada, por lo que en un futuro “podremos llegar a los mercados de los cultivos extensivos, y con varios drones podremos reemplazar a los equipos terrestre de manera mucho más económica y amigable con el medio ambiente”.
Sueño de alto vuelo
El cordobés Daniel Sequeiros es especialista en drones y fundador de la empresa. Y nos explicó las ventajas de este equipo, único en el mundo. “Los drones eléctricos duran 20 minutos (en el manual), pero en el campo apenas llegan a 8 minutos, y esa fue la principal limitante que intenté revertir. Porque cuando salís al campo y tenés que cubrir grandes extensiones, se genera un cuello de botella muy importante”.
En cambio, la operación de este equipo es mucho más simple, ya que su uso sólo requiere nafta; permite reabastecerse de forma permanente, y en ningún momento se frena la jornada de trabajo. Su autonomía depende de la carga de combustible. Eso permite “jugar” con la cantidad de producto y la cantidad de combustible, dependiendo de las distancias a recorrer por el equipo. “Si tenés que ir a aplicar a un lugar lejos, probablemente uses menos producto y más combustible y viceversa.
En el caso particular de este prototipo puede cargar hasta 2 litros de nafta que permiten volar una hora y 45 minutos. Además, a medida que va volando va consumiendo combustible y perdiendo peso, a diferencia de las baterías que se descargan y siguen pesando los mismo”.
Lo que viene
Pero ya estamos trabajando con la vista en los cultivos extensivos con el próximo prototipo de 3 metros de superficie alar, que trabajará en un sistema de tipo “enjambre” con el que apuntamos a reemplazar el trabajo de una máquina autopropulsada con tres drones de este tipo.
Las principales ventajas son que es mucho más económico, la velocidad es mucho mayor (14 km/h de una autopropulsada contra 45 de este equipo) y al ser una aplicación aérea usa mucha menos agua, no depende del surco ni del suelo, con lo que este clima y es mas barata que un avión.