Susana E. Dalle Mura
Susana E. Dalle Mura
El éxito de este país se basa en que premia el talento, la innovación, la ética del trabajo y el esfuerzo, combate la corrupción y el bullying e invierte en educación e investigación.
Todo el mundo habla de este país nórdico por sus logros, la excelencia de su educación y la ausencia de corrupción. No en vano el actual gobernador de esta provincia aseveró en la campaña electoral del año 2015 que era el modelo educativo a seguir por Santa Fe.
En ese marco viajó ese mismo año la actual ministra de Educación para conocer ese sistema y realizar acuerdos de capacitación docente. En este contexto ese ministerio está estudiando un convenio con la universidad de Turku (Finlandia) para aplicar el método denominado Kiva, que está dando resultados asombrosos en todo el mundo, en la lucha contra el bullying. Hay dos sucesos recientes y conmovedores en la provincia: uno en Oliveros con un niño golpeado por sus compañeros a diario (2017) y el suicidio de una alumna con trayectoria escolar de preescolar al secundario en un colegio católico privado (2018). Ambos hechos movilizaron la opinión pública y cuestionan las acciones educativas en este tema.
Los campeones
El caso de Finlandia es motivo de estudio a nivel mundial porque el 99,9 de su población terminó el nivel secundario. Sus universidades de excelencia cuentan con profesores designados de acuerdo con méritos académicos y por tribunales conformados por prestigiosas personalidades extranjeras, para evitar todo tipo de favoritismo. Es una de las naciones donde mejor se vive y donde la ausencia de corrupción es casi absoluta. El pueblo finlandés es una nación que cumple las reglas, desde los ciudadanos hasta los funcionarios.
Finlandia es el país más transparente del mundo, según los informes de Transparencia Internacional (TI), y uno de los mejores para vivir, de acuerdo con la revista británica The Economist. Su éxito se basa en que es un país que premia el talento, la innovación y la ética del trabajo y el esfuerzo, combate la corrupción y el bullying e invierte en educación e investigación. Además está en los primeros lugares del ranking de competitividad internacional del Foro Económico Mundial; está en el primer puesto de los países más democráticos de acuerdo con la organización Freedom House; es uno de los países menos corruptos en todo el mundo, según el índice anual de Transparencia Internacional desde hace varios años a la fecha.
Tiene el honor de poseer uno de los mejores resultados en materia educativa según el examen de calidad internacional en las pruebas llamadas Pisa, que miden los conocimientos de alumnos de 15 años en matemática, ciencia y lenguaje. Es el país con el mayor número de científicos per cápita del mundo de acuerdo al índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas. El periodista, Andrés Oppenheimer, en su libro “¡Basta de historias! La obsesión latinoamericana por el pasado y las doce claves del futuro” dice que: “... si hubiera una copa de desarrollo económico y social a nivel mundial los finlandeses serían campeones...”.
Un pequeño gigante
Finlandia sólo tiene 5.3 millones de habitantes y era el país más pobre del norte de Europa hace algunas décadas. Sin embargo, hoy es uno de los primeros del mundo en varios rankings. ¿Y cuál es el secreto de este país tan distante? Educación gratuita y de calidad desde la primera infancia hasta la universidad, respeto por las normas, austeridad y mesura en los logros, innovación e investigación, presencia permanente de la mano invisible del Estado. Los finlandeses han encontrado un modelo de desarrollo basado en el conocimiento y la innovación que no desean abandonar como su Estado de Bienestar.
Los maestros tienen un alto prestigio social y salarial, pero se les exige excelencia tanto para el nivel primario como para el secundario. En ambos niveles deben tener un diploma universitario y por lo menos una maestría. Hay hasta dos profesores en cada aula simultáneamente y otro de ayuda a los alumnos con dificultades. Además está el arma secreta del sistema: Wilma, un programa de computación con el que los docentes se contactan directamente con los padres de sus alumnos. Cada vez existen más clases solamente en inglés (only in English) porque su idioma, de muy difícil aprendizaje y de poca difusión, los hace estar poco integrados al mundo y el dominio de ese idioma es la llave y la clave.
La obsesión finlandesa es estar integrados tanto a la Unión Europea como a la sociedad del conocimiento y la innovación, en las que son líderes. Los salarios docentes son de excelencia como la formación para el ejercicio de su función. Además cuentan con innovadoras estrategias para el tratamiento del bullying que para ellos también es un problema y para combatirlo elaboraron un método denominado Kiva.
“Kiusaamista Vastaan”
En finlandés significa contra el acoso escolar y es un programa de prevención del acoso escolar que se aplica hoy en la Argentina a nivel nacional. El método Kiva es una técnica de prevención de la violencia escolar utilizada desde el año 2009 por el gobierno finlandés a nivel nacional en todos sus colegios, basado en investigaciones académicas y de evaluaciones. Es un método revolucionario, pionero, con base científica y estadísticas extraordinarias; por ello, se trasladó a 17 países de Europa paulatinamente y luego llegó a países latinoamericanos como: Perú, México y la Argentina.
Los objetivos del método
Entre los objetivos que plantea el método de prevención de acoso escolar están: el trabajo en forma grupal, especialmente, con los alumnos que no son víctimas se realizan actividades de reflexión, se aplica el respeto, se hace hincapié en los valores y la empatía para generar cambios de actitud. En la Argentina hace años que se lleva adelante la experiencia del método antibullying y los estudios demostraron la eficacia en la implementación del programa. Además hay que tener en cuenta y analizar el contexto de cada escuela para realizar la adaptación según cada colegio. El método trabaja con alumnos pero en realidad involucra a toda la comunidad educativa, el equipo directivo, docentes, orientadores escolares, trabajadores no docentes, padres y familias. Hay que promover escuelas amables y sin violencia; todos debemos enfocarnos en la búsqueda de la inclusión en la diversidad. Entre dieciséis países, la Argentina ocupó el primer lugar en maltrato verbal y físico, nos posicionó en un lugar de riesgo. El método utilizado en el programa Kiva consiste en influir en los espectadores del acoso para que no participen indirectamente en él. Si esto se consigue, el acosador, que necesita de reconocimiento para proseguir con el bullying, deja de acosar, ya que no obtiene ningún beneficio. En resumen, es un programa sencillo y eficaz, basado en intentar que los espectadores no convaliden el acoso por parte del agresor.
El programa
En el programa Kiva los estudiantes son instruidos en unas 20 clases a los 7, 10 y 13 años (edades clave en el desarrollo del menor) para identificar las diferentes formas de bullying. De este modo ya son concientizados desde bien pequeños. Hay diez temarios y trabajos que se realizan a lo largo del curso en donde se enseñan valores morales como la empatía y el respeto por los demás. Se utilizan una gran cantidad de recursos: charlas, videojuegos, manuales para el profesorado, vigilancia en el recreo, películas y/o documentales, incluso un buzón virtual para denunciar si son testigos o víctimas de acoso escolar.
El equipo Kiva
El director es el que elige el equipo integrado por tres adultos que detectan e investigan los casos de acoso escolar. Primero, determinan si el acoso es esporádico o frecuente. Después, hablan con la víctima, para tranquilizarla. Posteriormente, dialogan con los acosadores para sensibilizarlos y con los testigos, que son los verdaderos protagonistas del programa, de esta forma se consigue reducir el acoso escolar.
Las ventajas
La drástica transformación de las escuelas finlandesas, por la aplicación de este método, puede dar una idea de los cambios cualitativos a nivel social que este tipo de programas pueden tener no sólo en las escuelas de ese país sino en cualquier comunidad. Si los niños son educados para no apoyar pasivamente los actos de violencia; ellos se convertirán en adultos comprometidos y pacíficos. El programa Kiva puede ir mucho más allá de la lucha contra el bullying, puede ser la semilla fecunda de comunidades más pacíficas e inclusivas.
Hay que promover escuelas amables y sin violencia; todos debemos enfocarnos en la búsqueda de la inclusión en la diversidad.
Entre dieciséis países, la Argentina ocupó el primer lugar en maltrato verbal y físico, nos posicionó en un lugar de riesgo.