Federico Cioni | @fcioni
Primero fue Snapchat, después se sumó Instagram que incluso ya lanzó una app en la que está prohibido subir un video horizontal.
Federico Cioni | @fcioni
Hace tiempo, cuando la TV irrumpió en nuestras vidas, nos acostumbramos a mirar una pantalla cuadrada: primero blanco y negro, después a color pero siempre cuadrada. Esto cambió con la llegada del HD, lo que impulsó el cambio en la forma de mirar: dejamos de observar un cuadrado para pasar a ver un rectángulo horizontal. Técnicamente, la relación cambió de 4:3 a 16:9. Pasaron los años y este tipo de imagen apaisada pasó a ser lo habitual ¿Qué pasó entonces?¿Por qué ahora vemos más y más videos verticales?
Para entender esto tenemos primero que hablar de dos fenómenos: la forma en que hoy en día consumimos los diversos productos audiovisuales y el tipo de conexión con el que cuentan los usuarios, cada vez más veloz y con mayor nivel de penetración. En primer lugar, en la actualidad dedicamos gran parte de nuestro tiempo a mirar nuestro teléfono celular. Trabajamos, hablamos con nuestros seres queridos y nos divertimos con el dispositivo en nuestra mano. Es ahí donde comienza todo. Pensemos un segundo: ¿cuál es la forma en la que naturalmente sostenemos nuestro dispositivo? Con esto en mente, no sería extraño entonces pensar que los videos que visualizamos en nuestros smartphones deban ser verticales. Mientras caminamos, nos trasladamos en colectivo o incluso mientras hablamos con alguien en persona miramos nuestro teléfono y -aunque no corresponda- miramos un video ¿Por qué habría que perder tiempo en girar la pantalla?
En segundo lugar y muy de la mano con el punto anterior, la velocidad a la que nos conectamos a internet desde nuestros dispositivos móviles hizo que podamos ver sin problemas videos y tv en vivo alentando el consumo on the go. Para tomar real dimensión de esto: en nuestro país durante 2017, la conexión 4G LTE pasó de tener 13,2 millones a 22 millones de conexiones, lo que equivale a más del 36% de las 62 millones de líneas totales existentes.
Estas nuevas posibilidades de consumir información y contenido multimedia fue tenida en cuenta por los desarrolladores y fueron sumando y cambiando el modo en el que vemos videos en las distintas redes sociales. El primero en sumarse fue Snapchat, la red social preferida por los adolescentes. Con sus videos efímeros (que tan solo duran 24 horas online) los usuarios pueden visualizar y producir sus contenidos de forma vertical, sosteniendo el dispositivo con una sola mano. Esta manera de grabar propició novedosas formas de contar historias. Más tarde Instagram (propiedad de Facebook) se inspiró (copió) de Snapchat y creó dentro de su propia red social el formato de Stories, permitiendo que ahora los usuarios creen videos en formato vertical de no más de 15 segundos. La cantidad de historias a subir por día es infinita.
Pero esto no termina acá: luego los videos verticales llegaron a los estados de WhatsApp y a Facebook. La ola es irreversible.
Tal es así que recientemente Instagram lanzó IGTV (o Instagram TV) una plataforma hermana de Instagram en la que se pueden volcar videos verticales de hasta 15 minutos (y de hasta una hora para selectos productores) Esto alertó a YouTube, propiedad de Google y al momento la mayor plataforma online en donde consumimos videos, quien lanzó también la posibilidad de publicar contenido vertical.
Los videos verticales han roto con los cánones establecidos y todo dogma académico. Pero atención, llegaron para quedarse.
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