Ignacio Hintermeister | [email protected]
Igualcel apuesta a “regular el mercado libre” desde YPF. Los surtidores no muestran lo que aumentó el barril con un dólar más caro. Y bajó el consumo.
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“No hay razón para que falte”. Javier Iguacel, ministro de Energía, salió a desacreditar versiones sobre restricciones por cupos en la venta de combustibles en el mercado interno del país. Y acusó -sin identificarlos- a los que “pretenden que sigamos fijando precios en lugar de competir”.
¿Qué pasa en realidad en las estaciones de servicios? Los surtidores de las grandes marcas en las ciudades y mercados concentrados no tienen problemas. Pero en las estaciones de “bandera blanca” (sin la marquesina de las petroleras conocidas) que operan por ejemplo en le norte de Santa Fe, Corrientes o Chaco, podría haber faltantes por los “cupos” impuestos desde sus proveedoras, que hoy son como las brujas. No existen... pero que los hay, los hay.
Cuando se fue Juan José Aranguren del ministerio de Energía, los mercados pensaron que su sucesor volvería a “regular”. Lejos de eso, el ministro acusó esta mañana a algunos proveedores del mercado minorista de combustibles, de ser como “pajaritos en cautiverio” que se acostumbraron al mijo de la mano del patrón.
Iguacel apeló a una metáfora no muy elaborada pero eficaz; hace referencia al barril de Guillermo Moreno, que ponía retenciones a las exportaciones para que a las petroleras les convenga vender -en el mercado interno- a destilerías propias o ajenas para alimentar a precios bajos los surtiodores del país.
Aquello desalentó inversiones y las petroleras terminaron sin más alternativa que importar el petróleo, a precio internacional y sin que Moreno pudiera tener jurisdicción. Tal vez en esa clave se entienda la desopilante misión comercial a Angola o incluso el caso Nisman.
Iguacel recordó -en diálogo con radio Mitre- que en 2016 y 2017 el barril estuvo compensado “para cuidar el trabajo de los argentinos”, sobre todo en Vaca Muerta. Pero hoy el barril está por encima del costo de producción no convencional.
Así que YPF -como actor principal del mercado y con mayoría accionaria en manos de la Casa Rosada- tiene su petróleo, sus destilerías y sus estaciones de servicio. La integración “vertical” le permite regular precios a pedido del gobierno, achicando sus márgenes en los eslabones comerciales aunque el barril esté caro. El balance será problema “a futuro”.
Algo parecido pasa con Axion, que tmbién tiene su crudo, destilería y estaciones. Aunque sus dueños -los Bulgheroni, BP y la china CNOOC- se resistirán naturalmente a resignar rentabilidad en su cadena. La posición más débil la tiene aquí la empresa Shell, que destila el crudo que debe comprar a precio internacional y no puede repartir sus costos “verticalmente”, lo que la deja con posición más expuesta a la hora de competir en los surtidores.
“Cuarenta millones de argentinos eligiendo donde comprar van a ser más eficientes; no hay restricción y hay libre mercado”, ratificó Iguacel con verdades a medias. YPF no podría cubrir todo el mercado por mucho que sea el actor dominante.
Números
► 13,6 % bajó el consumo de naftas y gasoil en mayo respecto del mismo mes de 2017, según la consultora Economic Trends en base a datos del Ministerio de Energía.
Gasoil y cosecha
Además está el problema del “canal mayorista”. LLegó a comprar hasta 30 % más barato a las petroleras, que el precio que debían pagar los estacioneros. Ahora la desregulación les llegó y los mayoristas -habituales proveedores de grandes consumidores como el campo en tiempos de cosecha- tienen precios más caros. Esa es la mayor incidencia en los “cupos” del gasoil en particular, y afectará los costos agrícolas en particular. Costos que con dólar caro y buena cosecha por venir, se sentirán especialmente desde la próxima cosecha de trigo sobre el fin de este año.
Libres pero desfasados
Desde el 1 de enero está “liberado” el mercado de la energía en el país. Pero al ritmo de la crisis, el 5 de mayo Juan José Aranguren firmó a pedido de la Casa Rosada un acuerdo -de condiciones reservadas- con las petroleras para que no aumenten precios. Por entonces el barril costaba 73 dólares y el dólar cotizaba en promedio $ 21,61.
Esta mañana el barril “brent” cotizaba U$S 77,39 y el dólar rondaba -volátil- los U$S 28,78. Si de lago puede estar seguro el mercado es que las petroleras no son organizaciones benéficas; el desfasaje fue de 30 % desde el acuerdo y en los surtidores el aumento fue sólo del 5 %, explicaron desde la Cámara de Expendedores de Combustibles de Santa Fe.
Eso explica por qué una vez más el último eslabón de la cadena es el más expuestos, porque deben afrontar los “cupos que no existen” y la presión fiscal: Impuesto a las Transferencias de Combustibles, Iva, Ganancias e Ingresos Brutos llegan a conformar más del 40 % del precio del surtidor.