Danilo Chiapello | [email protected]
Es la ubicada en San Jerónimo al 2400. En 2012 fue utilizada en el robo al Banco Macro. Y este lunes para el golpe en una joyería.
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Entre la noche del 8 y la madrugada del 9 de septiembre de 2012, varios delincuentes dieron un certero golpe en las instalaciones de la sucursal del Banco Macro, ubicada en la peatonal de la ciudad de Santa Fe.
Según publicó El Litoral en aquel tiempo, tras violentar numerosas cajas de seguridad se fugaron con un millonario botín. Por este impresionante robo, resultaron damnificados clientes de 77 cajas de seguridad de la mencionada sucursal de la entidad.
“El lugar elegido por los rufianes para ‘atacar’ el banco fue una playa de estacionamiento y lavadero de autos ubicada en San Jerónimo al 2400, la que linda con los fondos de la entidad bancaria”, informaba este medio.
A dicho lugar los malvivientes arribaron en dos vehículos: un maltrecho VW Bora (después se supo que ese coche tiene una gran pérdida de aceite) y una Renault Kangoo, de color blanco. Se cree que en este último vehículo, los cacos transportaron gran cantidad de herramientas para utilizar durante el “trabajo”.
Utilizando una escalera metálica (que quedó abandonada en el lugar), los cacos llegaron hasta el techo del banco.
Parecido y diferente
Seis años después de aquel suceso, la misma playa de estacionamiento volvió a jugar un papel crucial para otro cuantioso golpe.
En este caso, el comercio afectado fue la joyería ubicada en San Jerónimo al 2400, donde autores ignorados se hicieron de un jugoso botín compuesto en su mayoría por alhajas de oro.
El hecho fue descubierto en la mañana de ayer, aunque todo parece indicar que el robo se concretó durante la noche del sábado.
La actividad de los malvivientes quedó registrada por las cámaras de seguridad. Allí puede verse que los ladrones actuaron “disfrazados” como operarios de una conocida empresa de televisión satelital.
En las imágenes se observa cómo los rufianes, a bordo de una camioneta, ingresan a la playa de estacionamiento lindera. Luego bajan por una escalera (idéntico modus que en el robo al banco) y finalmente realizan un boquete en la pared, a la altura del baño, lo que les permitió el acceso al inmueble.
Una vez dentro del local, los maleantes se las ingeniaron para en contados segundos, anular el sistema de alarma.
Ya seguros de miradas indiscretas, los delincuentes arrasaron con cuanto objeto de valor encontraron. Según trascendió el perjuicio económico es de magnitud, por cuanto se llevaron gran cantidad de artículos de oro.