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¿Los chicos deben desconectarse en forma total o cargar la agenda de actividades productivas? Dos especialistas brindan recomendaciones para tener en cuenta.
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Las vacaciones o el receso invernal, son necesarias para hacer un corte después de la primera etapa del año escolar. Son además la oportunidad para plantear algo diferente para hacer en familia y la excusa ideal para reunirse a compartir momentos. Sin embargo, la organización familiar se suele complicar en ese período —que en Santa Fe se extiende del 9 al 20 de julio— debido a que la gran mayoría no puede tomarse licencia en sus trabajos.
Los especialistas aseguran que hay una cuestión fundamental y es que los jóvenes puedan disfrutar del tiempo libre y descansar de la demanda escolar del resto del año lectivo: el estudio, la organización, tareas diarias y las exigencias. Por eso señalan que debe haber un “corte” marcado respecto de la rutina del año. No obstante, sugieren que se generen espacios para realizar tareas que sean provechosas y ricas en términos culturales.
La psicopedagoga y profesora de nivel secundario Fernanda Taverna brinda a continuación algunas ideas sobre cómo generar ocio productivo durante el receso de invierno.
—¿Por qué son importantes las vacaciones para los chicos?
—Es necesario hacer un corte en el año escolar y plantear algo diferente para hacer en familia. En la actualidad hay tantas realidades que sería un error generalizar: son múltiples las familias y son también diversos los casos en los que se encuentra cada alumno. Por ejemplo, hay quienes estuvieron muy dedicados a la escuela durante esta primera parte del año, demostraron tener mucha voluntad y necesitan hacer este corte. Pero también, hay quienes tienen una baja intensidad con lo escolar, por lo tanto las vacaciones son tomadas como un tiempo “muerto”, porque no se dedican a nada que tenga que ver ni con lo escolar, ni con lo cultural.
—¿De qué manera los adultos pueden generar momentos de ocio productivo?
—Desde la comunidad educativa proponemos que en el receso de invierno se aproveche para que los jóvenes tengan acceso a la cultura o al aprendizaje desde otros lugares. Leer un buen libro, ver una película, hacer visitas culturales, y los que puedan viajar que aprovechen al máximo para conocer; es decir, acceder a otros campos donde el conocimiento está presente y que repercutirá positivamente en su regreso a la escuela. Pero insisto, existen accesos a los que no todos pueden llegar porque lamentablemente lo económico es una limitación para muchas personas.
—¿Cómo repercuten las decisiones que toman los adultos en la rutina de los jóvenes?
—Sucede que atrás de cada joven muchas veces no hay una familia tal cual la entendemos tradicionalmente. Entonces hay chicas y chicos que están en soledad gran parte de su día y también lo estarán durante el mes de julio. Es difícil hacer un análisis porque son diversas las situaciones sociales y de cada familia en particular. En la actualidad, el papel de la familia varía muchísimo, pero nos parece importante que desde ese espacio se pueda generar encuentros para poder conversar de las cosas que les pasan a sus hijas e hijos porque, en general, los observamos en soledad. Entiendo que somos muchos los que necesitamos seguir, mantener y conservar nuestro trabajo, muchas veces extendiendo nuestra jornada laboral. Pero como adultos no debemos desatender los espacios para el diálogo y la reflexión con los chicos. El aprendizaje es un proceso y como tal necesita de sus tiempos y sus cortes. Entonces estos cortes sirven en función de cómo alimentemos estos espacios.
—¿Existen dificultades en la organización de los tiempos durante el receso invernal?
—Si. Nosotros observamos que hay algunos problemas que tienen que ver con quién se va a quedar bajo el cuidado de las y los jóvenes. Consideremos que existen algunas cuestiones relacionadas con soluciones que no han podido encontrar los adultos y que tal vez los chicos quedan “entrampados” en esa situación. “Si te vas conmigo, con ella, con él, va a suceder tal cosa; y sino, sucederá tal otra”, es uno de los ejemplos más comunes que resuenan. Y son las y los menores quienes quedan en situaciones vulnerables. O también, son los chicos quienes se hacen ilusiones que va a suceder alguna invitación o plan con esa persona que no veían hace algún tiempo porque vive lejos o por cuestiones laborales no pudo estar presente hasta esta parte del año y tiene la esperanza de que éste sea un tiempo para el encuentro. Hasta qué punto los adultos nos planteamos qué vamos hacer con nuestros hijos e hijas en este receso escolar: muchas veces es un transcurrir y nada más.
La cotidianidad de lo virtual
Patricia Ramírez, licenciada en Informática Educativa (UNLa) y coordinadora de Tramas Digitales en el Nivel Inicial (Dirección Provincial de Tecnologías Educativas del Gobierno de Santa Fe), explicó la virtualidad digital (las redes sociales e Internet) es la nueva cotidianidad de los jóvenes.
“Este importante avance tecnológico no solo le permite a las personas estar virtualmente (aunque no física) en los lugares que deseen visitar, sino que también está cambiando la forma en la que se consumen contenidos. Cuando se despiertan el primer objeto que tocan es el celular, sea para apagar la alarma, como para chequear las últimas notificaciones que recibió el dispositivo”, analizó.
“Se apropiaron tan rápido —insistió— porque nacieron con estas tecnologías. Los tiempos se han desdibujados porque no los dividen, todo confluye en ese ágora: los tiempos de ocio, la recreación y el aprendizaje”.
Sin embargo, una desventaja en esta confluencia de tiempos y dispositivos es que los momentos de descanso no suelen ser respetados. “Hay que tener control y poder observar las múltiples situaciones —no para castigar— sino para acompañar, aprender y regular. Porque existen excesos que los y las jóvenes no saben regular. Como educadores y padres debemos mantener despiertas sus conciencias”, advirtió.
Los efectos más importantes que han brindado estos ecosistemas virtuales son la manera en la que se estudia y trabaja. “Si son utilizados, explorados y explotados adecuadamente, pueden ser sumamente beneficiosos tanto para jóvenes como para adultos”, concluyó Ramírez.