Emerio Agretti | [email protected]
En una agenda periodística recargada por el vértigo y la trascendencia de los acontecimientos, el rol del periodismo volvió a ser puesto a prueba en la semana que pasó. Aborto, coimas y el “anclaje” santafesino.
Emerio Agretti | [email protected]
El vértigo informativo se adueñó esta semana de los espacios periodísticos, llenando de contenidos genuinos las horas de transmisión de los canales de noticias; habitualmente cubiertas con fruslerías, infinitos “estiramientos” o un loop interminable de datos reciclados y exprimidos hasta el hartazgo con interpretaciones y especulaciones. Para los diarios, el desafío fue que las tapas alcanzaran para reflejar la sucesión de acontecimientos de acuciante actualidad y magnitud histórica: junto a la preocupante evolución del dólar y las variables económicas, la primera condena a cárcel a un vicepresidente de la Nación, el vendaval desatado por la “causa de los cuadernos” y sus efectos aún en ciernes, los atentados en Rosario y la inédita discusión en el Senado sobre la legalización del aborto. En el caso de El Litoral, este cúmulo de novedades se alternó con los temas locales en la portada de sus dos ediciones, precisamente en los días en que celebraba por todo lo alto, el centenario.
Pero en parte de esa impactante agenda no hubo alternancia, sino coincidencia. Lo que en las rutinas de producción periodística se llama el “anclaje local”. En un caso, el senador santafesino Omar Perotti se transformó -acaso involuntariamente- en el centro de atención de todos los medios, primero por persistir como el último “indeciso” en el debate sobre el aborto, luego por la presentación de un proyecto alternativo -que él mismo funda en la necesidad de hallar fórmulas de consenso y otros atribuyen más a su condición de precandidato a gobernador- y finalmente por haber protagonizado una de las escasas y cuestionadas abstenciones. El propio Perotti ofreció su punto de vista a El Litoral y lo desarrolló en estas páginas, donde también tuvieron cabida las críticas a la postura del senador.
Por otra parte, en diálogo con este diario, y al ser consultado sobre las implicancias de la investigación de las presuntas coimas del gobierno kirchnerista, el gobernador Miguel Lifschitz trajo a colación la rescisión de dos contratos con la firma Odebrecht durante la gestión de Hermes Binner. Y también, cómo el relegamiento en obras públicas y provisión de equipamientos que sufrió nuestra provincia durante ese período, por discriminación política, paradójicamente la mantuvo al margen de esas maniobras.
Por lo menos en lo que atañe a la Casa Gris. Porque la operatoria vigente durante esos años implicó el trato directo de funcionarios nacionales con municipios y comunas, que en muchos casos recibieron beneficios con la condición -normalmente cuasi extorsiva- de aceptar términos y contratantes predeterminados y digitados desde la Rosada. El propio José López -cuya declaración fue otro de los títulos de la semana- dijo que el 95 % de las obras se “descentralizaba”, asignándose directamente a localidades y organizaciones afines, y eludiendo a las autoridades provinciales no alineadas.
Por entonces, otro santafesino, el actual ministro de la Corte Horacio Rosatti renunciaba a su cargo de ministro de Justicia de la Nación, escandalizado por los sobreprecios en los contratos de construcción de tres cárceles federales. A salvo de los actuales coletazos, y con la prudencia propia de su posición, el jurista destacó ahora el rol del periodismo para dar el puntapié inicial a investigaciones judiciales, que son las llamadas a determinar en última instancia la veracidad o comprobación de las denuncias.
Y en esta nutrida y acelerada agenda, sus múltiples entradas confluyeron en dos términos cruciales: consenso y transparencia. Dos palabras clave para el futuro del país, y en cuya procura también se cifra el rol del periodismo en democracia. No es poco para una semana.