Prof. María Teresa Rearte (*)
Prof. María Teresa Rearte (*)
El sábado 8 y domingo 9 de septiembre se realizará en las parroquias, capillas e instituciones católicas de todo el país la 49a. edición de la Colecta Nacional Más por Menos, bajo el lema “Sumemos juntos a la mesa de todos”. (**)
Historia
La Colecta Nacional Más por Menos, que se realiza una vez al año, no se limita a ser una actividad para reunir mucho dinero. Sino que es un acontecimiento eclesial, cuyas fuentes de inspiración fueron las Colectas de Alemania: Adveniat y Misereor. Adveniat empezó en 1961 por decisión de la Conferencia Episcopal Alemana, con el fin de cooperar solidariamente con la Iglesia extendida en América Latina. Misereor se inició en 1958 con la misión de combatir las causas de la miseria, sobre todo como se manifiesta en los países de Asia, África y América Latina, en la forma del hambre, pobreza, enfermedad, etc. Y para promover la libertad, la justicia y la paz.
En el año 1970 la Conferencia Episcopal Argentina, por propuesta de Mons. Jorge Gottau, primer obispo de Añatuya (Santiago del Estero), que había conocido las colectas alemanas antes mencionadas, organizó e inició la Colecta Nacional Más por Menos, y se constituyó la Comisión Episcopal de Ayuda a las Regiones Más Necesitadas del país, que si tenemos en cuenta la geografía de Argentina son diversas e incluso lejanas. En todas está extendida la Iglesia a través de las diócesis y cada una tiene sus propias características manifestadas también en las necesidades concretas que las afligen y en los proyectos de obras y actividades para realizar. A las que llega el aporte de la Colecta a través de las Ayudas a las Diócesis más necesitadas, que constituyen la “1a. prioridad” en el destino de los fondos obtenidos, como son las Diócesis de Orán, Añatuya, Presidente Roque Sáenz Peña, Formosa y la Prelatura de Humahuaca. Otras ayudas son destinadas a las diócesis incluidas en la 2a. prioridad, entre las que se cuentan la Diócesis de Puerto Iguazú, Prelatura de Cafayate, Diócesis de Oberá, Santiago del Estero, Jujuy, Goya y de la Santísima Concepción. A las que se suman las diócesis comprendidas en la 3a. Prioridad como son las de Gregorio de Laferrere, Santo Tomé y la Arquidiócesis de Corrientes. Más las diócesis calificadas de 4a. Prioridad, que incluye las Diócesis de Posadas, Resistencia, Cruz del Eje, Reconquista y la Prelatura de Deán Funes. En las Diócesis de 5a. Prioridad se encuentran las Diócesis de Merlo Moreno, La Rioja, Quilmes, San Miguel y Catamarca.
Informe sobre la Colecta Más por Menos del año 2017
La Comisión Episcopal informó que el total recaudado en la Colecta de 2017 alcanzó la suma de $ 44.493.317,82. No obstante la difícil situación económica superó en un 13,20 % la del año 2016. Y tuvo un promedio per capita de $ 1,11. En diciembre de 2017 se distribuyó la suma de $ 42.349.400, de acuerdo a un orden de prioridad según las diócesis. Y quedó un remanente para ayudas de emergencia, por catástrofes y ayudas especiales, más los gastos que demanda la realización de la Colecta de este año.
Excede las posibilidades de esta nota informar en detalle lo recaudado por cada diócesis. No obstante quiero mencionar que en la arquidiócesis de Santa Fe se alcanzó un aporte per capita de $ 0,95. El que tiene un crecimiento con relación al año anterior. Pero no alcanza a 1 dígito. Otras diócesis no necesitadas aportaron por ejemplo: $ 1,55 San Francisco; $ 0,52 Córdoba; $ 0,61 Rosario; $ 1,04 San Juan, $ 1,26 Santa Rosa, $ 0,95 Alto Valle, etc. En tanto que algunas diócesis consideradas como más necesitadas aportaron $ 1,64 Reconquista; $ 1,27 Goya; $ 1,04 Añatuya; $ 0,42 San Nicolás, etc. Lo cual considerando la capacidad económica de unas y otras y el nivel de los aportes, pide reflexionar sobre la sensibilidad social y de respuesta a esta obra de la Iglesia. Y tener presente que en todos los casos hay personas que, aunque no conozcamos, tienen necesidades materiales y espirituales, a las que debemos dar respuesta. Y también colaborar con la obra evangelizadora. Lo cual no debería limitarse a pasar un aviso de la Colecta en las Misas; sino a la formación de la vocación misionera y la conciencia solidaria de los cristianos hacia las obras que la Colecta atiende.
El lema de la Colecta del año 2018
Para reflexionar sobre el lema “Sumemos juntos a la mesa de todos”, que preside la Colecta de este año, sugiero leer los Hechos de los Apóstoles 2, 42-47 sobre la vida de la primera comunidad cristiana, en la que sus integrantes compartían lo que tenían. El compartir tiene dos momentos significativos y relacionados también en nuestro tiempo, que son la celebración de la Eucaristía y la comida en común.
La vida de los primeros cristianos se organizaba en torno a la mesa que congregaba a los creyentes en Cristo por la celebración de la Eucaristía y la unión de los hermanos entre sí, por el alimento del pan que se parte, es repartido y compartido. Esta reunión y el compartir la Eucaristía y el alimento cotidiano tiene especial sentido en el contexto sociocultural en el que se desenvuelve actualmente la vida de los argentinos. En el que es necesario reafirmar con claridad y firmeza la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su desenlace natural. Y esmerarse cada uno para fortalecer la conciencia de haber sido bautizado en el Pueblo de la Vida, y por lo tanto estar llamado a la defensa y promoción responsable de la vida humana. Especialmente cuando está más desamparada y amenazada, como en la actualidad. Situación que sólo ha alcanzado un paréntesis de postergación por el fracaso en el Congreso del intento de legalizar la eliminación de la vida concebida, no obstante el dato cierto e irrefutable aportado por la ciencia médica de que se trata de vida humana, no de una “creencia” como engañosamente se difunde desde algunos sectores. Pero al momento en que escribo esta nota se debió postergar la presentación de un anteproyecto de reforma del Código Penal, que de hecho legalizaba la eliminación de la vida concebida. Por lo que debemos estar atentos.
El aumento de la pobreza
No digo nada nuevo al aludir al incremento de la pobreza en nuestro país. Tampoco si afirmo que las políticas de ajuste, el endeudamiento y los despidos agravan la situación, en particular de los niños -según datos confiables del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA- que comen en comedores escolares, de la Iglesia o centros barriales.
La irrupción de los pobres con la dimensión que adquieren en la realidad social es un hecho innegable. Por lo que habría que preguntarse acerca de nuestra sensibilidad ética para percibirla. Y también sobre de cuánto debería ser el aporte a la Colecta, para que quienes tienen más ayuden a los que tienen menos, o no tienen siquiera algo. Y otros según sus modestas posibilidades. Teniendo en cuenta la carrera inflacionaria y la pérdida de valor del peso argentino. Y se puedan solventar los proyectos de promoción humana y social, tanto como la evangelización prevista por las respectivas diócesis.
El panorama para el cristiano debe acrecentar su solidaridad. Sin caer en el estigma de pensar que el pobre es un holgazán, porque al pobre le cuesta más superarse ya que no cuenta con una posición previa favorable desde la cual partir ni con medios para progresar. Los proyectos encarados por Más por Menos suponen la participación y superación por la educación y capacitación para el trabajo, los microemprendimientos laborales, el cultivo de huertas, la construcción de la propia vivienda por el sistema de ayuda mutua, la atención en centros de salud y la lucha contra las adicciones por personal capacitado, el mantenimiento y atención en hogares de ancianos, provisión de materiales para talleres de artes y oficios, construcciones varias, promoción y pastoral de los aborígenes, etc. También hay que pensar que los evangelizadores (sacerdotes, religiosos/as y laicos, etc.) son seres humanos que necesitan del aporte para su subsistencia.
La responsabilidad por el otro
La pregunta de Dios mueve al hombre hacia la responsabilidad por el otro: “Caín, ¿dónde está tu hermano?” (Gén. 4, 9). Cuando se da este tipo de experiencia de la responsabilidad por el prójimo el hombre se abre a Dios. Lo leemos en el Evangelio: “Tuve hambre y me dieron de comer” (Mt. 25, 35)... ¿Cuándo...? “Cuanto hicieron a estos hermanos míos más pequeños a mí me lo hicieron”. (Mt. 25, 40). Hoy la vida cristiana requiere este tipo de experiencia, que no es una aproximación especulativa, sino ir tras las huellas de Dios en este mundo.
(*) Ex Profesora de Ética Filosófica, de Teología Moral y Ética Profesional y de Teología Dogmática en la UCSF. Ex Profesora de Ética Filosófica en el Instituto Superior Particular San Juan de Ávila, de Santa Fe. Escritora.
(**) Se pueden hacer donaciones durante todo el año, las que son deducibles del Impuesto a las Ganancias. Se puede comunicar al Tel. (011) 4394-2065. O a: [email protected]
La vida de los primeros cristianos se organizaba en torno a la mesa que congregaba a los creyentes en Cristo por la celebración de la Eucaristía y la unión de los hermanos entre sí, por el alimento del pan que se parte, es repartido y compartido.
El panorama para el cristiano debe acrecentar su solidaridad. Sin caer en el estigma de pensar que el pobre es un holgazán, porque al pobre le cuesta más superarse, ya que no cuenta con una posición previa favorable desde la cual partir ni con medios para progresar.