Por Dra. Isabel Molinas
Profesora, investigadora, gestora cultural y autora de textos críticos sobre arte y educación.
Por Dra. Isabel Molinas
Profesora, investigadora, gestora cultural y autora de textos críticos sobre arte y educación.
“Son todos hombres” le escucho decir a una amiga con la que asisto a la inauguración de la Bienal de Arte Joven de la UNL en la Estación Belgrano de Santa Fe. Nos encontramos frente al antiguo edificio del ferrocarril donde una proyección de video-mapping y una puesta en escena narran cien años de historia, celebran el aniversario de la Reforma Universitaria y destacan la labor pionera de Marta Samatán en favor de la educación y la extensión universitaria.
“En realidad son mujeres con trajes de hombres”, precisa mi amiga. Artistas mujeres que personifican a los jóvenes reformistas de principios del siglo XX y que a medida que avanza el relato devienen estudiantes universitarias. Protagonistas de una marea verde que en el final de la performance sostienen en alto una bandera que proclama: “La Universidad pública se defiende. 1918-2018”. Ese es el momento en el que una cuerda de tambores comienza a sonar y las puertas de la Belgrano se abren. Sendos shows, Louta en el escenario del interior del edificio y Mario Pereyra en el exterior, están por comenzar. La noche es una fiesta.
Al día siguiente regreso a la Belgrano para recorrer cada uno de los espacios destinados a la feria de emprendedores y a los talleres lúdicos y de formación. El diseño escenográfico contribuye a organizar los lugares destinados a cada actividad y favorece la integración del conjunto. Me acerco a uno de los grupos que me invita a participar del diálogo.
La consigna que los nuclea es “Cuerpas: No + violencia de género”. Es una propuesta del colectivo La Choza y el dispositivo incluye palabras claves, interrogantes y la producción de un revista. Están dialogando en torno al concepto de “soltería”. Me preguntan sobre los sentidos que el término me evoca. Les respondo que no forma parte de mi diccionario, que sólo se usa en los formularios y que bien podría caer en desuso. Conozco sus alcances legales en tanto estado civil pero entiendo que lo que estamos debatiendo es otra cosa. La rueda se anima mientras conversamos sobre su significado. Alguien recuerda la etimología, “del latín solitarius”, y la serie de asociaciones se amplía: soledad, compañía, pareja, introspección, libertad, reunión, transformación. Nos reímos, bailamos y nos despedimos hasta el día siguiente.
Vuelvo a la escena de la inauguración de la Bienal y pienso en la imagen de Marta Samatan proyectada sobre la fachada de la estación. Pionera en la lucha feminista, ayudó a las mujeres de su época a tomar conciencia de la legitimidad de sus aspiraciones y de la importancia de sus luchas. Rememoro su producción literaria en diálogo permanente con su labor docente y su trabajo en la universidad. Recuerdo, en particular, su poema Despertar: Buscándome estuve con ahínco, / y por fin me encontré… / Las preguntas que hiciera al infinito, / yo me las contesté!
“Cuerpos y cuerpas”. Términos instituidos e instituyentes que, más allá de la lentitud con la que los cambios se produzcan en el interior de una lengua, transparentan un trabajo reflexivo con y sobre el lenguaje de los cuerpos, fruto de una necesidad y de una urgencia.