El Litoral
La larga crisis abierta por el desafío independentista en Cataluña abrirá este martes un nuevo capítulo cuando cientos de miles de personas salgan a las calles de Barcelona para pedir la ruptura con España y la puesta en libertad de los nueve políticos en prisión preventiva por el plan secesionista.
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Casi medio millón de personas se inscribieron para participar en la manifestación de la "Diada", la fiesta principal de la región nororiental de España que en los últimos años fue usada por los independentistas -cerca de la mitad de la sociedad catalana- para pedir la formación de una nueva república.
El presidente de Cataluña, el independentista Quim Torra, prometió "una manifestación histórica", mientras que la entidad convocante Asamblea Nacional Catalana (ANC) llamó a una "Diada trascendental": "Solo con la fuerza de toda la gente conseguiremos recorrer el último tramo para conquistar, de una vez por todas, la independencia".
Cerca de un millón de personas participaron en la manifestación de la Diada hace un año. Desde entonces, la situación en Cataluña sufrió una serie vertiginosa de acontecimientos que alteraron el clima político y social en la región y abrieron la peor crisis institucional de las últimas décadas en España.
El 1 de octubre de 2017, el Gobierno del entonces presidente catalán Carles Puigdemont celebró un referéndum independentista declarado ilegal por el Constitucional español que acabó con cientos de heridos en choques entre votantes y policías que tenían orden de impedir la consulta.
Aunque la votación se realizó sin garantías ni reconocimiento internacional y fue boicoteada por los no soberanistas, Puigdemont la consideró un "mandato" para declarar unilateralmente la independencia de España, paso que dio el Parlamento catalán el 27 de octubre.
El Gobierno español respondió destituyendo ese mismo día a Puigdemont y su Gobierno y la Justicia procesó a 25 responsables del plan. Nueve de ellos se encuentran en prisión preventiva a la espera de juicio, mientras que otros siete huyeron a Bélgica, Reino Unido y Suiza, incluido el propio Puigdemont.
La cercanía de los juicios a los procesados -que el independentismo considera "presos políticos"-, el primer aniversario del referéndum y la misma Diada llevaron a la prensa a hablar de un "otoño caliente" en Cataluña. Torra aseguró estar dispuesto a "llegar hasta el final" y no descartó volver a la desobediencia.
En ese contexto, y como viene ocurriendo los últimos años, los convocantes organizaron el acto de este martes para darle el mayor impacto simbólico y coreográfico. El clímax tendrá lugar con una "ola de sonido" que estallará en la marcha a las 17:14 horas: una alusión al 11 de septiembre de 1714, cuando Barcelona cayó en manos de las tropas borbónicas durante la Guerra de Sucesión Española.
Los partidos de la oposición anunciaron que no participarán en un acto que representa solo a la mitad de la sociedad y reprocharon a Torra que utilice para ello la fiesta regional de todos los catalanes. Torra respondió que la de este martes es una marcha "por la república catalana". Quienes no defiendan ese objetivo "tienen todo el derecho a manifestarse en otro lugar", zanjó.
Con información de dpa.