El Litoral | [email protected]
Admiten que el sector está creciendo por debajo de las previsiones, por lo que las empresas deben ajustarse. Destacan el plan de obras que impulsa el gobierno de la provincia.
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—¿Cuál es la situación actual del sector de la construcción en nuestra ciudad en particular y en la región en general?
—El sector atraviesa una situación delicada y de mucha incertidumbre. La realidad nos muestra que no estamos creciendo de acuerdo con las previsiones que teníamos y nos obliga a ajustarnos por la salud de nuestras empresas.
El contexto actual no es favorable para ninguna actividad económica. De todos modos, debemos reconocer que en nuestra provincia se han realizado muchas obras públicas, pero las medidas económicas que se están tomando, obligan a nuestro principal comitente a replantear su plan de obras.
En lo que respecta a los desarrolladores privados, también reina la incertidumbre, principalmente por el comportamiento del dólar. Si bien las obras que están marcha continúan, las ventas y nuevos proyectos están con decisiones lentas y es entendible.
Hay otra variable que está haciendo daño, no sólo a la construcción sino también a todas las actividades económicas, que es la inflación. El aumento que se registra en los materiales e insumos en general hace inviable la actividad en forma normal. Cuando compramos materiales e insumos para asegurar la provisión para un período de tiempo prolongado, los proveedores no pueden fijar un precio que se sostenga en ese período. Y lo que es más gravoso aún, nos llegan a decir que no pueden entregar en tiempo y forma por distintas causas.
—¿Se paralizaron obras públicas?
—Han habido problemas con algunas obras y es de público conocimiento una obra de desagües en la ciudad (desagüe Espora), pero todo indica que se está encaminando hacia la solución del conflicto. Creo que el panorama en la ciudad de Santa Fe puede llegar a complicarse en la medida que no se reconozcan las variaciones de precios por el efecto inflacionario.
Desde la Cámara, estamos siguiendo muy de cerca el tema, porque las empresas nos manifiestan que en la medida que no se reconozcan las reales variaciones de costos, empezarán a tener dificultades para continuar con las obras.
—¿Cuál es el ritmo de ejecución de las obras públicas nacionales, provinciales y municipales?
—Hasta el momento, las obras se están ejecutando, no nos olvidemos que hay plazos que cumplir, tanto desde nuestra parte como de empresas y desde el comitente en el pago de los certificados de obra. Lo que estamos verificando es que no hay un importante cupo de licitaciones como el año pasado o principios de 2018, y es debido a los problemas que el Estado está teniendo por el déficit de sus cuentas y la necesidad de reducir el mismo.
Destacamos que, con respecto al gobierno provincial, hubo acontecimientos que hicieron que las finanzas se achiquen, como ser la deuda que hace años que el Gobierno nacional tiene de público conocimiento y no prospera, deudas de Anses, crédito con el Banco Mundial para ejecutar pavimentos urbanos por 300 millones de dólares, ley de endeudamiento que está en la Cámara de Diputados aún por 500 millones de dólares, entre otros. Estos ingresos, que no se consolidaron en las arcas provinciales, hacen indefectiblemente que la obra pública se reduzca por más ímpetu que el gobierno sostenga. Y teniendo en cuenta que la provincia ha cerrado con superávit en sus cuentas el primer semestre de 2018.
En tanto que la Nación está ajustando por todos lados y el municipio depende muchas veces de los fondos que recibe de Nación, además de la coparticipación provincial.
—¿Hay atrasos en los pagos?
—Esta delicada situación de las finanzas nacionales está impactando en la provincia y en el municipio. Vemos que están trayendo más dificultades en los pagos que tiene que hacer la Municipalidad, esperemos que sea algo temporal y se soluciones cuanto antes.
En el actual contexto con alta inflación, es un gran problema que el comitente se atrase en los pagos, tanto en los certificados de obra como en las redeterminaciones de precios.
—A partir del aumento de los costos producto de la devaluación ¿se está pidiendo la aplicación de algún tipo de ajuste o redeterminación de precios?
—Nosotros formamos parte de la Comisión de Seguimiento de Precios para la Obra Pública que se lleva a cabo en la provincia, a través de la cual se elaboran indicadores mensuales que sirven de referencia para ajustar los contratos y no provocar la ruptura de la ecuación económica financiera de los contratos de obra pública y también para las nuevas licitaciones que se deban realizar.
En el mes de febrero, notamos aumentos importantes en los materiales, pensamos que era un acomodamiento de los precios y que luego se iba a estabilizar, pero desde allí no paran de aumentar, a lo que debemos sumar los acuerdos de paritarias de los trabajadores de la construcción, que con todo derecho defienden el poder adquisitivo de su salario.
Estamos trabajando en el marco de la Comisión de Seguimiento de Obras Públicas con todos y cada uno de los Ministros, para optimizar los plazos que lleva el expediente que se inicia para gestionar las redeterminaciones de precios.
—¿Nación, provincia o municipio les comunicaron que la obra pública se va a paralizar o a hacer más lenta?
—Hasta el momento no hemos recibido ninguna comunicación oficial al respecto.
—¿Las empresas constructoras de Santa Fe despidieron o suspendieron personal?
—Lamentablemente, algunas empresas han comenzado a ajustar sus plantas de personal. El problema es que venimos de dos o tres años de una intensa actividad donde las empresas invertimos en equipamiento y maquinarias y contratamos más personal para atender una cantidad significativa de obras. Al disminuir la actividad, se nos genera una capacidad ociosa que no se puede sostener mucho en el tiempo porque incrementa nuestros costos fijos. Pero por otro lado queremos retener el personal, porque cuando se reactive nuevamente la actividad, y esperemos que sea pronto, las empresas sabemos que nuestro capital más importante es el “capital humano”. Cuesta mucho formar al personal y es una cuestión grave perder a nuestros profesionales y mejores operarios.
—¿La construcción privada mantiene su ritmo o declinó?
—Hay un importante nivel de obra privada, pero vemos que se ha frenado un poco el desarrollo de nuevos emprendimientos. La demanda de dichos bienes está a la expectativa de la evolución de la economía y principalmente del dólar. Todavía no se terminan de ajustar los precios.
—¿Cuánto los afectan las tasas de interés que cobran los bancos?
—Muchísimo, estamos pagando una tasa que varía entre el 50 y 60% si vamos a descontar un certificado de obra. Aquí es donde necesitamos que el Estado nos acompañe.
El costo financiero que hoy enfrentan nuestras empresas constructoras hace casi inviable la actividad si necesitamos ceder los certificados de obras con las tasas antes dichas, pero debemos hacer notar la preocupación de nuestros gobernantes en tratar de pagar los certificados de obra en tiempo y forma.
—¿Se han reunido o tienen previsto pedir un encuentro con las autoridades?
—En el orden provincial, trabajamos muy bien con la Comisión de Seguimiento de Obras Públicas, este ámbito de participación público-privado nos permite tener contacto directo con los ministros y sus asesores y reparticiones para los cuales hacemos obras.
Nos reunimos todos los meses en forma alternada en Santa Fe y en Rosario, ya que también integran esta comisión la Delegación de Rosario de la Cámara Argentina de la Construcción.
Por el gobierno, participan los ministros de Obras Públicas, de Infraestructura y Transporte, y de Economía, el secretario de Estado de Hábitat y funcionarios de primera línea de dichos Ministerios.
Tenemos una agenda de temas que venimos trabajando, para el próximo encuentro vamos a analizar junto a las autoridades cómo podemos llevar adelante los problemas que derivan de la situación económica que estamos atravesando.
—¿Se mantiene el ritmo de licitación de obras?
—Se disminuyó lentamente el ritmo normal que veníamos sosteniendo y es un común denominador de la actividad en todos los sectores (público y privado). Hoy por hoy, el “riesgo empresario” que todos los días asumimos es muy preocupante.
—¿Qué perspectivas tienen para el año próximo?
—Somos optimistas, pero también realistas. La turbulencia y la inestabilidad de nuestra economía aún continúan. El proceso de devaluación y la volatilidad del tipo de cambio impactaron en las decisiones de inversión del sector privado y llevará un tiempo su recuperación.
El gobierno por su parte se comprometió a achicar el déficit fiscal, en lo que queda del corriente año y para el 2019, el resultado de ello será una caída de la actividad en nuestro sector ya que se verán afectados los niveles de inversión pública. Como conclusión de nuestra actividad, y el sector que representamos, quiero decir que siempre apostamos a la responsabilidad empresaria y nuestro objetivo es producir.
Esperamos que el Estado nos acompañe en nuestra misión y nos apoye eficientemente a seguir creciendo y creyendo que es la mejor opción.
“Queremos retener el personal, porque cuando se reactive nuevamente la actividad, y esperemos que sea pronto, las empresas sabemos que nuestro capital más importante es el humano”.