Mario Cáffaro | [email protected]
El discurso de Lifschitz en Festram no fue improvisado. En las acusaciones a los senadores justicialistas también habría un mensaje para ordenar el frente interno.
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Más allá de la corrida cambiaria y el fuerte impacto en la economía real, los dirigentes no dejan de mirar la política preparándose para 2019, el año en que la provincia renovará todas sus autoridades. Abortado el intento de reforma constitucional, Miguel Lifschitz parece ahora decidido a ordenar la estrategia del Frente Progresista o del futuro frente que contendrá a muchos de los actuales oficialistas. Allí, estaría puesto el foco del discurso pronunciado el anterior sábado en la sede de Festram donde instó a ir por las otras 11 bancas del Senado (en obvia alusión a las que detenta el PJ) “para terminar con los chantajes y la extorsión y avanzar más rápido con lo cambios y la reforma constitucional”.
La respuesta -en términos institucionales- fue en el propio recinto del Senado y en términos muy medidos, según resaltó Luis Rodrigo este viernes en El Litoral. Sí, se pidió que la copia de la sesión de la Cámara Alta y los dichos sea enviada al titular de la Casa Gris. En la semana, en la previa a un programa de televisión en la que coincidieron en estar como invitados, fue el senador José Baucero (PJ- San Javier) quien le preguntó a Antonio Bonfatti, su apreciación sobre las expresiones del Lifschitz. El actual presidente de la Cámara de Diputados le aclaró que no coincidía con los dichos de gobernador y le pidió que extendiera a los restantes integrantes de la bancada su posición. Bonfatti no estuvo en el acto de Festram ya que ese día acompañó a su madre en los festejos de los 95 años. Tampoco estuvieron Rubén Galassi y Eduardo Di Pollina así como otras varias espadas legislativas radicales.
No son pocos los que interpretan que la crítica de Lifschitz a los senadores opositores apuntó al frente interno y a romper todo intento de Bonfatti de buscar algún tipo de acuerdo electoral con sectores justicialistas. El ex gobernador es de los que entienden que el actual Frente Progresista debe tener un fuerte rediseño especialmente tras la deserción de importantes sectores del radicalismo santafesino alineados en Cambiemos. Como gobernador, Bonfatti tuvo minoría legislativa en ambas Cámaras y fue el Senado -con mayoría justicialista- quien le garantizó gobernabilidad y la sanción de las principales leyes, especialmente los presupuestos. La relación de diálogo con esos sectores se profundizó en la tarea legislativa de estos años sin que esto signifique sellar alianzas.
El mensaje de Lifschitz en Festram apuntaría a fortalecer un frente antijusticialista para las elecciones provinciales donde algunos dirigentes sueñan con englobar al PRO. “Son globos de ensayo”, expresión que salió de la boca de varios experimentados legisladores que esperan pacientes que se aclare el panorama político y se vayan separando las aguas.
Las encuestas de opinión entregan una muy buena imagen en la provincia de Lifschitz quien analiza cómo utilizar esa situación en el próximo proceso electoral. No son pocos los que le aconsejan jugar fuerte en Santa Fe y también participar en el proceso electoral nacional. En la provincia, podría encabezar la lista de candidatos a diputados del frente -el nombre deberá esperar- donde serían mayoría sus actuales aliados internos. La lógica política indica que todo el proceso electoral santafesino terminará antes que empiece el nacional como ocurrió en 2015. En el plano país, el titular de la Casa Gris sigue los acercamientos con sectores ligados al progresismo. En los primeros días de octubre, e invitado por el radicalismo, estará en la ciudad de Rosario, Martín Lousteau, diputado porteño quien participará de una charla con el propio Lifschitz. Será una foto más de esos intentos por construir una tercera vía entre Cambiemos y el kirchnerismo, o cuarta, si se toma en cuenta el peronismo federal.