Juan Ignacio Novak
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La obra del grupo Pájaros Volados presentará sus últimas funciones los domingos en el Centro Cultural Provincial. A partir de la relación entre la dueña de una casa y su empleada doméstica, analiza temáticas como el feminismo, el patriarcado y los mandatos familiares.
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La actualidad de los temas abordados fue lo que decidió a las integrantes del grupo Pájaros Volados a llevar a escena “Mano a mano”, que tendrá sus dos últimas funciones de este año los domingos, a las 20.30, en la Sala Foyer del Centro Cultural Provincial, a las 20.30. Es que la obra, a través de la relación que une a Violeta, la dueña de casa, y Baltazara, su empleada desde hace veinticinco años, reflexiona sobre el feminismo, el patriarcado, los mandatos familiares, las diferencias económicas y socioculturales y el derecho a la muerte digna. Todos ellos en debate en la sociedad de hoy. “Son temas que, en el recorrido de las obras realizadas por el grupo, se entrelazan persiguiendo una misma línea argumental y reflejan las problemáticas que el grupo desea visibilizar”, comentó a El Litoral María Agustina Eguiluz, una de las directoras.
—¿Cómo fue el proceso de preparación de la puesta?
—El proceso duró un año aproximadamente. Fue, en un primer momento, de construcción de los personajes. Luego se trabajó lo espacial para apoyar la idea de cuál es el lugar que ocupa cada una en esta historia y cómo esos espacios empoderan a estas dos mujeres.
—El planteo de que las protagonistas funcionan, en su relación, como “piezas de un rompecabezas” es interesante ¿De qué forma se trasladó a escena?
—La idea de “rompecabezas” se puede observar en la relación de Violeta y Baltazara, en los roles que cada una desempeña y desempeñó dentro de la casa. La experiencia de vida de cada una es en apariencia diferente, pero son esas “aparentes” diferencias las que completan este juego de encastre. Sus saberes son producto de ese camino que han transitado y es en definitiva lo que las une.
—“Mano a mano” aborda temáticas fuertes como los mandatos familiares y sociales, el patriarcado y la soledad. ¿En dónde pusieron mayor énfasis?
—Si bien la obra plantea esta historia en la década de los años ’50 y ’60, consideramos que las diversas temáticas esbozadas por la autora atraviesan a la sociedad, aún en la actualidad, por lo cual proponemos una puesta realista, contemporánea, reflejada en la escenografía, vestuario, actuaciones, con una fuerte impronta coreográfica, a partir del tratamiento del espacio escénico. La disposición de los elementos escenográficos en el espacio muestra los lugares de la casa: living, cocina, dormitorio y pasillo, comunicando los ambientes, los cuales se corresponden con los roles de cada personaje. La puesta acerca y aleja a las protagonistas en permanente tensión, desdibujando, por momentos, los límites establecidos a partir de los estereotipos culturales de patrona y empleada doméstica planteados en la obra. El realismo de la puesta está intervenido por tramos de actuación hiperrealista y surrealista, los cuales se sostienen a partir del mundo sonoro, lumínico y el trabajo expresivo corporal; planteando desde el tratamiento estético situaciones oníricas. Tanto los mandatos familiares como el patriarcado son temas que están íntimamente relacionados y son muy difíciles de separar. La obra aborda a ambos con la misma importancia, y relacionándolos constantemente en la historia de los personajes, independientemente de las diferencias sociales de estas mujeres. Tanto los mandatos familiares como el patriarcado atraviesan en nuestra cultura todas las clases sociales.
—¿Cómo sigue el itinerario de la obra?
—Para el año próximo, tenemos pensado continuar con funciones en nuestra ciudad y también poder realizar la obra en ciudades vecinas.
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—¿Qué proyectos tienen a nivel grupal?
—Pájaros Volados es un grupo independiente que viene desarrollándose hace más de cinco años en la ciudad. Es un grupo integrado en su totalidad por mujeres y que aborda temáticas que atraviesan a la mujer desde diversos aspectos. Como grupo, nos interesa continuar bajo esta línea de trabajo, llevando a escena, para hacer de esta manera visible e invitar a la reflexión y al debate a la sociedad, temas que como mujeres nos preocupan, comprometen y sensibilizan, siempre intentando dejar un mensaje en el espectador. Nos interesa realizar proyectos teatrales donde el espectador se vaya movilizado, desde la emoción, el disfrute y la identificación, como así también desde el enojo o el desagrado. La obra tiene momentos de sutil humor, momentos de suspenso, de reflexión y un final que es inesperado. Todo esto deja gratamente sorprendido al público. Como proyecto grupal actual, la idea es seguir llevando la obra a distintos teatros, a distintos escenarios, haciendo crecer nuestro trabajo. Y, para un futuro, seguir pensando en nuevas propuestas teatrales.