Juliano Salierno
El hecho generó el repudio generalizado de sus camaradas y de la sociedad en su conjunto. El suboficial Rodrigo Hilbe fue pasado a disponibilidad y destituido de la fuerza el año pasado.
Juliano Salierno
Rodrigo Agustín Hilbe tiene 31 años, el último de los cuales lo pasó tras las rejas, a pesar de su condición de suboficial de la Policía de Seguridad Vial (PSV) de la provincia. Fue detenido el 28 de septiembre del año pasado, tras un intento de asalto con su arma reglamentaria, cometido en las calles del barrio Barranquitas, contra una joven embarazada, que además era su camarada. Este jueves, aceptó una condena de cuatro años de prisión efectiva por el hecho, en una audiencia de procedimiento abreviado.
El acto se celebró en Sala Nº 2 del subsuelo de los tribunales locales, y estuvo a cargo del juez Penal, Sergio Carraro, quien ahora debe redactar la sentencia a la que arribaron el fiscal de la Unidad de Homicidios, Gonzalo Iglesias y el representante del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal (SPPDP), Lisandro Aguirre, con la conformidad del propio Hilbe, que así lo manifestó en la audiencia.
El fiscal del Ministerio Público de la Acusación enmarcó el caso ocurrido aquel jueves 28 de septiembre de 2017, cuando al grito de “¡Dame la plata que sacaste del cajero!”, Hilbe se abalanzó sobre una joven de 26 años en avanzado estado de gravidez.
El abordaje se produjo a las 13.30 en las inmediaciones de las calles Perú y Cochabamba, y al advertir que la víctima no llevaba dinero el asaltante gatilló dos veces en falso en dirección el vientre prominente y le aplicó un golpe en la nuca a la mujer.
Detención y sorpresa
La escena fue advertida por vecinos del lugar, uno de los cuales, también policía franco de servicio, salió a su encuentro y logró reducirlo detrás de la iglesia de Lourdes, tras lo cual lo entregó a los efectivos de la Comisaría 6a. que acudieron al pedido de colaboración.
A poco de su detención se supo que el delincuente en realidad ostentaba el grado de suboficial de Policía provincial, con desempeño en la Policía de Seguridad Vial y que para cometer el atraco utilizó su pistola 9mm Hi Power provista por la fuerza pública.
Un año después Hilbe aceptó una condena de cuatro años de prisión de cumplimiento efectivo por el delito de “robo doblemente calificado por el empleo de arma de fuego y por su calidad de empleado policial” en grado de tentativa.
No la quiso matar
El fiscal Iglesias le aclaró al juez Carraro que en el devenir de la causa se produjo una modificación en la calificación legal, que en un primer momento había sido por “tentativa de homicidio calificado”. Sin embargo, el informe armero indicó que la pistola era apta para efectuar disparos y como estaba cargada con siete proyectiles, se descartó que el acusado haya tenido intención de ejecutar a la mujer, de lo contrario lo hubiera hecho sin miramientos.
Según se especula, el ladrón actuó sin poner balas en la recámara, por eso al gatillar, se produjo el ruido pero la bala no salió. Ello hecha por tierra la “pretensión homicida”, ante todo si se tiene en cuenta que se trata de una persona idónea para el manejo del arma, ya que recibió instrucción específica para su utilización.
Además el fiscal informó al magistrado que como es habitual, se le comunicó a la víctima de la resolución del conflicto por la vía del juicio abreviado, la cual prestó su consentimiento, aunque prefirió no asistir a la audiencia de marras.
En cuanto al arma utilizada, se determinó que en vez de ser decomisada, fuera devuelta al Ministerio de Seguridad. Y por último, el representante del MPA aclaró que al haberse producido un cambio de calificación legal, la firma del abreviado cuenta con el acuerdo informado del fiscal Regional, Carlos Arietti.
“Destituído”
Tras las presentaciones de rutina, el juez Sergio Carraro entrevistó al imputado, al que le requirió sus datos personales y familiares. Una de las preguntas fue: “¿A qué se dedica?”. El reo titubeó, pero finalmente dijo ser “Policía actualmente”; y tras un breve e incómodo silencio aclaró: “no me destituyeron”.
Fuentes del Ministerio de Seguridad de la provincia desmintieron el dato, ya que resulta falso que Hilbe siga formando parte de la institución policial. Es más, para mayor claridad, expusieron las actas en las que el Jefe de Policía de provincia de entonces, José Luis Amaya, solicitó al ministro Maximiliano Pullaro el pase a disponibilidad de Hilbe el 29 de septiembre, con retiro de arma y placa; y la consecuente “destitución” el 6 de noviembre del mismo año.
Pidió perdón
Rodrigo Hilbe fue llevado a tribunales 48 horas después de su detención el año pasado. Fue imputado por graves delitos: “homicidio doblemente calificado por el uso de arma de fuego y criminis causae”, en concurso real con “robo doblemente calificado por arma y por ser cometido por un personal policial”, ambos en grado de tentativa. Ese día tomó la palabra y pidió perdón a la víctima y a su familia. “Yo me arrepentí y me hice cargo”, declaró el acusado y agregó: “También le pido disculpas a mi familia y a la institución policial”. Dos días después -2 de octubre de 2017- la jueza Sandra Valenti le dictó la prisión preventiva, aunque descartó la hipótesis de la fiscalía de que el detenido intentó matar a su víctima para ocultar el robo.
>>> Relato directo
Al día siguiente del ataque en barrio Barranquitas, la víctima Mónica, accedió a dar una entrevista con El Litoral, donde relató con lujo de detalles la secuencia que la tuvo como protagonista y de la que afortunadamente tanto ella como su bebé salieron airosos.
“Yo venía de dejar a mis hijos en la escuela. Siempre hago el mismo recorrido caminando por López y Planes. Me cruzo con unos compañeros de la (Policía) Comunitaria, con quienes hicimos algunas bromas y seguí mi camino”, comenzó.
“Doblé por Perú y jamás pensé que ese muchacho que venía detrás mío, me estaba siguiendo. Como pasaban las cuadras y él seguía atrás comencé a prestar atención. Cada vez que lo miraba, él hacía como que
estaba mandando un mensaje con un celular. Tenía zapatillas rojas... no me olvidaré más”, continuó.
“Seguí caminando y noté que cada vez estaba más cerca. Llegué a la esquina y veo que dobla, como que se va. Pero al cruzar la calle me arrincona contra una pared...”.
“De pronto me dice: ‘Dame todo lo que sacaste del cajero’. Yo le contesté que estaba equivocado. No fui a ningún cajero, le dije. Pero el insistía. ‘Te vi que sacaste un montón de plata’. Yo ni siquiera tenía encima la tarjeta. Le muestro la billetera donde sólo tenía pañuelos descartables. Entonces, el tipo es como que se vuelve loco y me gatilla, apuntándome a la panza”, destacó.