Juan Ignacio Novak
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La Comedia de la UNL producción 2017 formó parte de la grilla del Festival Internacional del Artes de Armenia, en ese país. Su director, Adrián Airala, manifestó que el viaje fue “un inmenso laboratorio” para el grupo. Y que la recepción en el público colombiano fue muy positiva porque las temáticas que aborda la obra no necesitan pasaporte.
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La obra teatral “La jauría de las damas” (Comedia UNL 2017) de la Compañía África participó en la 17ª edición del Festival Internacional del Artes de Armenia, en Colombia. “Si de por sí es un gran privilegio poder expresarse a través del teatro en la propia ciudad y en el propio país, es fácil imaginar todo aquello que nos aportó presentar la obra fuera de nuestros límites”, señaló a El Litoral el director de la puesta, Adrián Airala, al trazar un balance de la experiencia. “Este viaje fue un inmenso laboratorio para el grupo”, sintetizó.
El dramaturgo y director admitió que tuvieron en un principio ciertos reparos respecto de cómo iba a ser recibido un material conceptualmente arduo y cargado de argentinidad. “Esto es, complejidad más desfile de personajes de la política, del arte, de la antipolítica fácilmente reconocibles por nosotros pero no fronteras afuera, al menos no conocidos popularmente, personajes cuyas historias y andanzas son exclusivamente significativas para los argentinos y que en “La Jauría...” son elementos clave de la trama que va tejiéndose”, detalló.
Sin embargo, las dudas se despejaron con la devolución que llegó por parte de los espectadores tras la presentación en los escenarios. “Es evidente que los asuntos muy humanos, vida, muerte, amor, sexo, traición, poder, locura, mesianismo, izquierda, derecha, los conflictos existenciales, es decir, el núcleo duro de “La Jauría...”, no necesitan pasaporte y son comunes a la mayoría de nosotros, más aún cuando compartimos nuestra condición de latinoamericanos”, reflexionó Airala.
Diferencias esmeriladas
—¿Cómo estuvo conformado el público asistente y qué recepción tuvo la obra?
—El Teatro Azul, creador del festival, se caracteriza por un trabajo artístico profundamente comprometido con la función social del Arte, “hacer teatro para alimentar el alma”, suelen decir Leonardo y Ximena, directores de la sala y el festival. En función de esa postura, las obras son siempre vistas por dos públicos diferentes: los estudiantes del secundario por la mañana y los adultos por la noche. Los estudiantes concurren invitados por el teatro y luego de la función se promueve el diálogo entre ellos y los artistas. En nuestro caso, la experiencia fue inolvidable, porque escuchar las reflexiones de adolescentes colombianos armenios del Quindío sobre “La jauría de las damas” y sus asuntos complejos nos llenó de asombro, por la calidad de las preguntas, y por la pasión que ponían en sus propias interpretaciones. Con el público adulto la repercusión fue también emocionante, sentimos que nuestra condición común de latinoamericanos esmerila las diferencias y los temas políticos de la obra nos alcanzan por igual. La estética de la obra tuvo mucho impacto y varios espectadores nos pidieron acceso al texto completo, de más está decir que todos lo recibieron esa misma noche.
Mercado poderoso
—¿Cómo vieron el nivel del teatro argentino y santafesino en particular con relación a lo que se hace en otros países?
—Me resulta algo difícil contestarte con precisión, fueron propuestas muy variadas todas de mucho nivel, algunas más luminosas o esperanzadas, un teatro que yo no transito, y otras bien ajustadas a la conflictividad humana, en general con gran austeridad de recursos esceno-técnicos. Desconozco si estas obras en sus países de origen tenían otro formato y por cuestiones de logística las vimos visualmente austeras, centradas en muy bellas actuaciones. La propuesta de Colombia movilizó una mayor estructura. Compañía África se impuso mostrarles a los colombianos la misma obra que vieron los argentinos, razón por la cual fabricamos una nueva escenografía idéntica a la original pero transportable en avión. Regresando a tu pregunta, nuestro teatro es muy bueno, el teatro y el cine argentino están muy bien considerados por los colombianos “del palo”, los consumidores de teatro y cine, y nos lo hacían saber. Creo que corrimos con cierta ventaja porque nos dijeron después de la función “queríamos ver a los argentinos”, y cuando deseas algo tus sensaciones se abren más. Esto fue algo que percibimos los integrantes de África, brazos colombianos muy abiertos. A las y los teatristas de la ciudad va una sugerencia: Colombia y Latinoamérica es un poderoso mercado, anótenlo como proyecto para sus obras.
Vigencia triste
—¿Cómo sigue el recorrido de “La jauría de las damas” en el corto y mediano plazo?
—La obra todavía tiene mucho por recorrer, se puede decir que esto recién empezó, la experiencia que adquirimos en estas primeras veintisiete funciones sumada a la repercusión en el público es combustible suficiente para proyectarnos en 2019. Nos orientamos a los distintos festivales en el país, a realizar una nueva temporada en la ciudad y no descartamos alguna nueva salida, la argentinidad de la obra ya no es motivo de preocupación, todo lo contrario. “La jauría de la damas” lamentablemente cobra mayor vigencia cada hora, basta con ver a nuestros vecinos brasileños instalar por propia decisión un régimen neonazi, neofascista, es decir, la hipótesis socio-política exhibida por nuestra obra con su mirada pesimista termina de consumarse, aquí nomás, frente a casa. Mario Benedetti quizás nos diría “los pesimistas somos en realidad optimistas bien informados”.
Manos extendidas
Tras la participación de “La jauría de las damas” en el Festival Internacional del Artes de Armenia (Colombia), Adrián Airala expresó su agradecimiento al Foro UNL -ya que la Comedia Universitaria representó a la Argentina en el festival-, a Espacio Santafesino y el Programa Movilidad, a Jorge Henn, a Roberto Schneider y a una “larga lista de manos extendidas”.