Gastón Neffen | [email protected] | @gneffen
Todas las mañanas limpia la costanera, junto a sus compañeros, pero sumó una tarea más: contarle a los chicos la mugre y la desidia que ve cuando barre. “Ahora hay 500 personas limpiando la ciudad, pero si no cambiamos nosotros nunca va a alcanzar”, dijo al visitar la Escuela Lourdes. Su mensaje ya llegó a más de diez escuelas de la ciudad.
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El barrendero Alberto Ramos trabaja en su lugar en el mundo. “La costanera de Santa Fe es una de las más lindas del país”, les dijo a los chicos de primer año de secundaria de la escuela Lourdes la semana pasada. Le duele verla “tapizada” de envases de gaseosa, vidrios rotos, vasos de telgopor, bolsas de papitas y hasta pañales usados.
“Yo veo como los perros se cortan con los vidrios de las botellas rotas que quedan en el césped”, insistió ante más de 150 alumnos, que lo escucharon con respeto y educación, lo mismo que hace falta para lograr un mayor compromiso con la limpieza. “En este momento hay 500 personas limpiando la ciudad, pero si no cambiamos nosotros nunca va a alcanzar”, les planteó. Sus palabras ya llegaron a más de diez escuelas de la ciudad, en las que Ramos dio unas 15 charlas (en varios colegios le pidieron repetir la charla para otros cursos).
Es un camino que empezó un domingo de febrero, cuando El Litoral publicó la nota: “Barrenderos, los ojos de una ciudad todavía sucia y llena de vidrios rotos”. Ramos fue uno de los barrenderos entrevistados —hace once años que trabaja para la empresa Cliba— y cuando comenzó a hablar enseguida soltó el título de la nota “nosotros somos los ojos de la ciudad” y un monólogo preciso sobre el lado sucio de los santafesinos.
No se quedó en la crítica y volvió realidad el primer párrafo de la nota: “Al barrendero Alberto Ramos deberían invitarlo a dar una clase abierta en las escuelas de la ciudad. Conoce a fondo la versión santafesina de no esconder la mugre debajo de la alfombra y desparramarla por uno de los paseos más lindos de Santa Fe”.
Esta semana, a los chicos de la escuela Lourdes les dijo varias cosas importantes. “Tengo fe que ustedes pueden crecer con otra mentalidad. Hay que cambiar y contagiar para que este problema no sea todavía más grave”, les planteó, y les dio ejemplos de cómo los residuos mal gestionados contaminan las napas y provocan graves problemas de salud en países como Camerún y Bangladesh. “Si a la basura la gestionamos bien y la reciclamos se pueden generar muchas oportunidades y desarrollo económico. Con plástico reciclado ya están haciendo durmientes de ferrocarril, que antes se hacían con madera de bosques”, contó.
Sonó muy genuino, porque lo dice la misma persona que limpia lo que ensuciamos todos. En un momento preguntó: “¿Alguno de ustedes tiene su papá o su mamá que trabaje limpiando?”. Una de las alumnas levantó la mano. “A veces solo pedimos un poco de empatía y consideración. No tenemos problema de limpiar, es nuestro trabajo, lo que genera impotencia es el descuido, la desidia y el no me importa nada”, aseguró.
También les contó que hace unas semanas el municipio organizó un operativo para limpiar las playas de la ciudad. “Quedaron impecables —aseguró—, pero a los dos días volví a encontrar botellas de vino, carteles quemados, envases de cerveza y hasta papel higiénico. Si por cada uno que limpia hay diez que tiran basura es muy difícil”.
Una buena idea
Ramos también está participando de una idea que acentúa el compromiso de hacerse cargo de la basura. En conjunto con el municipio, las autoridades y los estudiantes de la Escuela Industrial —él es ex alumno—, se acordó que los egresados van a hacer “una vaquita” para encargarse de la limpieza luego de los festejos de fin de curso, que llenan de papeles y guirnaldas la calle y el colegio. “Nosotros ensuciamos, nosotros limpiamos”, es el eslogan que armaron los chicos del Industrial.
Más allá de la cuestión económica, lo importante es el concepto de hacerse cargo de los propios residuos, un eje que el municipio también está implementando con las empresas y entidades que organizan eventos en la ciudad.
Es una idea que ya había planteado Ramos en la primera nota con El Litoral, porque le ha tocado limpiar el “enchastre” que queda en la costanera cuando se reciben los estudiantes de la Universidad Tecnológica Nacional. “Los muchachos se están recibiendo de ingenieros, creo que hay algunos que incluso estudian ingeniería ambiental, y te dejan la calle enchastrada de huevos, harina y papel picado. Cómo puede ser”, se preguntó. Quizás es porque son pocos los que se ponen en el lugar del que después tiene que limpiar.
El secretario de Ambiente y Espacios Públicos del municipio, Mariano Cejas, se reunió con Alberto Ramos. “Nos parece un actor importante para sumar a las estrategias para sensibilizar a los vecinos en una gestión más responsable de los residuos urbanos”, le contó a El Litoral.
El funcionario explicó que vienen trabajando juntos. “Lo que hicimos fue integrar actividades. Cuando vamos nosotros a una escuela, él también se suele sumar. Y cuando él quiere que participemos de una charla, personal de la secretaría lo acompaña para dar más detalles de alguna cuestión puntual”, indicó Cejas.
La iniciativa que van a llevar adelante con la Escuela Industrial, también es una política que el municipio están implementando con los organizadores de eventos. “Generan un impacto importante en relación con los residuos que generalmente asumió el municipio. Ahora, les pedimos a los organizadores, como condición, que se hagan cargo de la limpieza una vez que termina el evento. Ya lo hicimos, por ejemplo, con la Fiesta de la Cumbia Santafesina”, destacó el funcionario.