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El piloto de Carlos Casares fue tres veces campeón del TC entre 1983 y 1985. La muerte lo sorprendió durante el desarrollo de la denominada “Vuelta de Lobos”, penúltima fecha del campeonato de 1992.
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Un 22 de noviembre, pero de 1992, el circuito semipermanente de Lobos se llevó la vida de una de las máximas figuras de la historia del Turismo Carretera: Roberto José Mouras, ídolo de Chevrolet, aunque fue tricampeón con Dodge.
La fatalidad, fiel aliada a los riesgos que implica el automovilismo, se devoró esa mañana la vida de quien venía ganando una carrera de Turismo Carretera, el “Toro” o el “Príncipe” Mouras de Carlos Casares.
Sin abandonar su espíritu ganador, combativo y guerrero, Mouras se la jugó en el circuito semipermanente de Lobos en pos de descontar los puntos que le llevaba Oscar Aventín en la cima del torneo y lo pagó con un accidente fatal. La ruta 205 fue el escenario, cerca del cruce con la 41, para que la multitud, a la vera de la ruta, presenciara incrédula como un montículo de tierra frenó a la Chevy de Mouras, que venía a 230 kilómetros por hora y producto de una goma delantera traicionera que reventó, “espantó” a la cupé del “Toro”.
El golpe fue seco, tremendo y un silencio sepulcral de miles de fanáticos presagió lo que ninguno quería ni esperaba, que se apague la vida de un tipazo de 46 años que sólo quería ganar la carrera y su cuarto título de TC.
Roberto José Mouras nació el 18 de febrero de 1948 en Moctezuma, pero por cuestiones laborales la familia se trasladó a una ciudad cercana, Carlos Casares, y ahí se afincaron los sueños del futuro campeón. Tuvo un paso fugaz como futbolista del club Atlético de Carlos Casares, como un rústico número cuatro, pero la música de un motor de carrera lo sedujo más, y fue así que se prendió en las cuadreras de la zona con un Chevrolet 400. Después llegó el Turismo Anexo J con un Torino marrón metalizado y en el ‘74 subió al podio por primera vez en el autódromo municipal de Buenos Aires. Pero su sueño era el Turismo Carretera.
El 9 de marzo de 1969 debutó en TC con su Torino naranja y fue noveno en el ‘70, en Chivilcoy, carrera que ganó el célebre Rubén Luis Di Palma. En el ‘74 compra su primera Chevy. Con preparación de Jorge Pedersoli y Omar Wilke, Mouras comenzó a escribir la historia grande, ya que con la Chevy dorada, bautizada como el “7 de Oro”, enhebró seis victorias consecutivas, récord aún vigente en TC.
En el ‘79 pasó a Dodge y obtuvo tres campeonatos seguidos (1983/1984/1985) y en el 86 regresó a Chevrolet. Ahí surgió uno de los máximos ídolos de la marca, aunque nunca se ciñó la corona.
Mouras ganó post morten la carrera de Lobos y sumó 50 triunfos en TC, detrás del nueve veces monarca y máximo ganador de la categoría con 56 victorias, Juan Gálvez, pero el “Toro” fue grande arriba y debajo de un auto, porque fue valorado y respetado por propios y extraños por su don de buena gente, nada menos.