Juan Ignacio Novak
Tiene 28 años y desde los 20 vive en Buenos Aires. Participó de “Argentum”, el show que ovacionaron de pie los líderes de todo el mundo que confluyeron en Buenos Aires durante la cumbre. Compartió el escenario del Teatro Colón con Julio Bocca. “Son imágenes y sensaciones que quedan grabadas”, aseguró.
Juan Ignacio Novak
La bailarina santafesina María Emilia Prono obtuvo un logro significativo en su carrera: hace pocos días subió al escenario durante la gala de honor del G20 para actuar ante un auditorio integrado por los grandes líderes del mundo. A sus 28 años, fue elegida entre más de 700 aspirantes para formar parte de dos de las cinco partes en que se dividió “Argentum”, el espectáculo dirigido por Ricky Pashkus que se desplegó en el Teatro Colón.
La joven contó detalles de la vivencia, tanto la suya como la de sus familiares y amigos, que siguieron la gala por televisión en Santa Fe.
“Estuvieron atentos todos a la tele, me mandaron muchas buenas energías y me felicitaron desde que se enteraron de que iba a participar. Mi familia siempre me apoyó y en esta ocasión estaban muy contentos compartiendo mi alegría”.
Al hecho de actuar ante un auditorio integrado por los mandatarios más importantes del planeta, a María Emilia se le sumaron otros dos hitos para sus credenciales artísticas. Por un lado, fue la primera vez que bailó en el Teatro Colón. “La emoción de pisar ese escenario no me la olvido más. Son imágenes y sensaciones que quedan grabadas”, aseguró. Y por otro lado, tuvo la posibilidad de bailar un chamamé al lado de Julio Bocca. “Aún no puedo creerlo, para cualquier bailarín es un honor y un gran orgullo”.
—¿Qué sensaciones te quedan tras participar en una actividad como la gala de honor del G20?
—Sensaciones miles. Participar en un espectáculo para el mundo es increíble, y poder hacerlo con amigos fue un regalo también. Es una emoción tremenda haber podido mostrar al mundo, pero sobre todo a nuestras familias y amigos, esto por lo que vivimos día a día, por lo que trabajamos incansablemente y que pudo materializarse en esta gala.
—¿Hubo nerviosismo al considerar que entre el auditorio estaban los líderes más importantes del mundo?
—En mi caso en particular los nervios no eran por los líderes del mundo, eran los nervios propios de cada vez que pisamos el escenario, dándolo todo, sea en el Colón o en cualquier espacio independiente. Claro que teníamos un plus, pero sinceramente me daban más nervios mis amigos, colegas y familiares mirando.
—¿Qué perspectivas sentís que abre para tu carrera haber participado en un evento de esa jerarquía?
—No imaginé esta repercusión sinceramente, y me pone muy feliz. Es muy difícil vivir del arte en Argentina, pero creo que esto nos hace dar cuenta de que el arte, la cultura es lo que nos une siempre, no importa qué partido político apoyes, importa compartir, poder emocionar, llegar a la gente y generar algo. Ojalá haber visto este trabajo tan nuestro, tan argentino, haga valorar nuestro arte y se generen muchas más posibilidades de trabajo.
Seguir bailando
María Emilia entró a los cuatro años en el mundo de la danza clásica, en la Academia dirigida por Adriana Bovo de Betemps en la ciudad de Santa Fe. “Me llevó mi mamá después de ver cómo miraba desde tan chiquita a una amiga que ya bailaba. Desde ahí no dejé nunca, gracias a Adriana y Milagros, mis profesoras que siempre me apoyaron e hicieron que siguiera con esto que tanto me apasionaba”, cuenta.
Más adelante empezó a bailar en la compañía El Pie, de Milagros Betemps, incursionó en la danza jazz y contemporánea y participó en la compañía Fluxus de Marianela González y Andrea Svetliza. A los 20 años, junto a dos compañeras y amigas de este último grupo decidió emigrar a Buenos Aires y audicionar para el Taller de Danza del Teatro San Martín. Allí se recibió de bailarina e intérprete en 2014.
Actualmente se desempeña en diversos estilos: contemporáneo, tango y folclore entre otros. Tras recibirse en el San Martín, pasó a integrar la Compañía de Arte de Buenos Aires, de la cual es parte hasta el día de hoy, la compañía 360 de tango y baile contemporáneo y la compañía Viceversa, que se ocupa únicamente de contemporáneo.
Al referirse a sus proyectos, María Emilia asegura que tienen que ver siempre con poder seguir bailando. “Ir a Santa Fe con las compañías en las que bailo es algo que me encantaría, sobre todo para compartir con aquellos que no siempre pueden venir a verme a Buenos Aires. Seguir creciendo, como persona y como artista es siempre un deseo, así que seguirá buscando y creando espacios donde hacerlo”, sintetizó.
Proceso
Para llegar a participar en dos de las coreografías, María Emilia debió participar en una audición abierta de la que participamos más de 700 bailarines de todo el país. “Fueron dos días de audición bastante intensos, en los que tuvimos que desenvolvernos en diferentes estilos de danza. Gracias a Dios, a los días me avisaron que había sido seleccionada. Comenzamos los ensayos un mes y medio atrás en Tecnópolis, seis horas todos los días. Se montó un escenario de las mismas medidas para que podamos ensayar en un espacio real, antes de ir al Teatro Colón la última semana. De a poco, llegaron las estructuras, los vestuarios, los caballos y todo fue tomando forma”, contó.