Juan Ignacio Novak
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Esteban Cadoche escribió y dirigió el film, que se estrenó este año y hace pocos días llegó a la pantalla del cine América. Incluye una investigación histórica y testimonios de personajes como Eduardo Galeano y Miguel Bonasso, que el director recolectó durante muchos años. “La intención de que la rebeldía poética y política de Walsh se conserve viva y se multiplique”, señaló Cadoche.
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“Rodolfo Walsh. El documental” es el título del film con guión y dirección del santafesino Esteban Cadoche, que refleja la vida del intelectual en sus facetas de escritor, periodista de investigación y militante político. Lo hace a través de una pormenorizada investigación histórica y la incorporación de diversos testimonios de amigos, familiares, escritores e investigadores. Estrenado en octubre en Buenos Aires, formó parte de la programación de la quinta Semana del Cine Argentino, que se realizó entre el 13 y el 22 de diciembre en el Cine América de la ciudad de Santa Fe. El Litoral dialogó con el director, quien brindó detalles del proceso de realización del film, que demandó varios años, y de las dimensiones de Walsh que se propuso mostrar.
—¿Cómo surgió la idea de hacer este documental?
—La idea de hacer un trabajo sobre Walsh surgió porque creo que es una de las mejores historias individuales y colectivas que tenemos. Necesaria para saber de dónde venimos y qué somos capaces de hacer. Si otro lo hizo antes, quiere decir que se puede transitar ese camino. La intención fue retomar todas las dimensiones de Walsh. Es un símbolo del periodismo, sin dudas el más grande periodista de investigación de nuestra historia. Es uno de los mejores escritores de cuentos y crónicas de la Argentina y fue un militante político revolucionario. Creo que se consiguió ese objetivo, o por lo menos la reacción del público parece indicar eso. Con el agregado de que la película provoca gran emoción en los espectadores. Y yo sostengo que si uno llega al corazón después llega a la cabeza y a la inversa no. Para conseguir eso intenté los que creí los mejores caminos. Busqué las voces más indicadas. Por eso están Eduardo Galeano, enorme escritor latinoamericano; Miguel Bonasso, gran periodista y excelente narrador que es muy importante para llevar el hilo de la historia; Patricia Walsh, hija de Rodolfo, que tiene recuerdos muy vívidos desde su temprana niñez; Rogelio García Lupo, también periodista de investigación y amigo de Rodolfo de la adolescencia; Roberto Baschetti, que es un historiador del peronismo, y dos cubanos que fueron compañeros de Rodolfo en Prensa Latina. Lo que indudablemente contribuye a crear una atmósfera emotiva es la música, maravillosa, compuesta por José Luis Castiñeira de Dios, uno de los más prolíficos compositores de música para cine de la Argentina.
—¿Cómo fue el proceso para incorporar todos esos testimonios?
—Creo haber sido solamente el vehículo. Todos están allí brindando su testimonio y aporte valiosísimo por Rodolfo. En todo caso, el único mérito que pude haber tenido es haber intentado tomar contacto con ellos de la mejor manera. Por ejemplo, en el caso de Galeano, haciéndole patente que yo, además de transitar la obra de Walsh, había leído con gran pasión su propia obra, la de Galeano, desde la primera juventud. Ése fue el modo de conseguir su participación.
La verdad a cualquier precio
—¿Con qué aspectos de la figura de Walsh que desconocías te encontraste al hacer el documental?
—Hay cosas muy importantes. Galeano dice que Walsh y el Che se parecían en algo muy trascendente: decían lo que pensaban y hacían lo que decían. Y eso no es tan común como debiera ser. O sea que estamos hablando de una enorme coherencia, una gran consecuencia entre los principios y la acción, entre lo que se dice y lo que se hace. Bonasso rescata una carga ética muy profunda en Walsh y yo estoy convencido de que es así. De hecho, la película retrata la vida pública de él desde “Operación masacre” en 1957 hasta la Carta Abierta a la Junta Militar de 1977, cuando lo sorprende una patota de la Escuela de Mecánica de la Armada y lo fusila en las calles de Buenos Aires. Ese inicio, “Operación masacre”, donde denuncia un múltiple crimen perpetrado por la Policía de la Provincia de Buenos Aires en la Revolución Libertadora, Rodolfo lo hace solamente por un imperativo moral, más allá de que periodísticamente le pareciera un gran desafío. Porque él, ni con los fusilados ni con los sobrevivientes tenía afinidad personal o política. No había estado en desacuerdo con el golpe de 1955. Pero, como él mismo dice en “Operación masacre”, y éste es uno de los grandes principios que guiaron su vida: “No puedo ni quiero, ni debo renunciar a un sentimiento básico, la indignación frente al atropello, la cobardía y el asesinato”. No hay otra explicación para que se lance a la investigación sobre los fusilamientos de José León Suárez que no sea la búsqueda de la verdad a cualquier precio. Y a partir de ahí, inesperada y sorpresivamente tiene que andar clandestino, escapado de la casa, con un revólver en el cinto. Abandona en un instante toda su vida cómoda anterior por ir en busca de la verdad. Es sorprendente.
—Ahí prevalece su rol de periodista.
—Prevalece la búsqueda de la verdad. En 1976, hace el primer informe de las atrocidades de la Escuela de Mecánica de la Armada. A 6 ó 7 meses del golpe de Estado, aunque parezca increíble, retrata con toda profundidad las violaciones a los derechos humanos, los crímenes, las torturas, los secuestros, los fusilamientos sin juicio. En un trabajo realmente titánico desde el punto de vista periodístico que hizo a través de una agencia de noticias clandestina donde eran muy pocos militantes conducidos por él.
—En una época en la cual eso implicaba jugarse la vida.
—Exactamente. Para que quede claro que la intención fue la búsqueda de la verdad completa, sin subterfugios, sin omisiones deliberadas, está fielmente retratada la profunda crítica de Walsh a la conducción nacional de la organización Montoneros, que se había despegado de la realidad pretendiendo enfrentar al las Fuerzas Armadas Argentinas, con todo el poder de fuego que tenían, con una organización infinitamente más pequeña. La mayor preocupación de Walsh era como preservar la vida de los militantes, relegándose del enfrentamiento frontal.
—Más allá de su posición política, había un respeto por la persona.
—Creo que él llegó casi al límite de la desesperación por preservar la vida de sus compañeros y compañeras. Si mirás el último día de Walsh, él que era un experto en inteligencia y en seguridad, descuidos que son inexplicables si no fuera por la obsesión que tenía por evitar que el asesinato de militantes continuara, algo que lo llevó a enfrentar a la conducción nacional de Montoneros. Los descuidos de ese último día, fueron los que provocaron, en parte, su caída y su muerte.
Espejo
—¿Cuál fue tu aporte con la película en torno a la figura de Walsh?
—Siento que a través de la emoción contribuí a recuperar a un Rodolfo Walsh completo, íntegro. Tanto para los que vivieron aquella época, militantes o no como para los jóvenes de hoy. Para quienes realmente es un maravilloso espejo en el cual intentar mirarse. Creo que se está consiguiendo la intención de que la rebeldía poética y política de Rodolfo Walsh se conserve completamente viva y se multiplique.
—El hecho de que presentes la película este año y en este contexto, adquiere resonancias políticas.
—Al referirse a la política económica de Martínez de Hoz en la dictadura, Walsh hablaba de una política sujeta al Fondo Monetario Internacional cuyas recetas se aplican igual para Chile, para El Zaire, para Indonesia o para Uruguay. Y con las mismas consecuencias, que en palabras de él es la miseria planificada para la mayoría del pueblo. Y hablaba de los beneficiarios, que eran la oligarquía agraria, la nueva oligarquía financiera y un grupo de monopolios ligados de manera prácticamente directa a Martínez de Hoz y su gabinete. Esto trae ecos del presente que son ineludibles. Por eso yo hablo de la rebeldía política de Rodolfo.
Investigación
—¿Cuáles fueron las fuentes para tu documental, además de la voz de los personajes que incluiste?
—Fui docente universitario de Historia durante muchos años, de manera que detrás del guión de la película hay una larguísima investigación histórica no sólo con todos los textos de Walsh, sino con muchísima bibliografía de la época. Y con la palabra viva de quienes estuvieron muy cerca de él y compartieron su vida, su amistad, su pasión por el periodismo y las letras y su militancia revolucionaria.