Juan Ignacio Novak
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El 10 enero llegará a los cines “Rey de ladrones”, film sobre un grupo de veteranos ladrones que planifican el robo a una joyería de Londres. Estreno que sirve de punto de partida para repasar las mejores películas de la historia sobre grandes robos.
Juan Ignacio Novak
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El segundo jueves de 2019 llegará a los cines argentinos “Rey de ladrones”. Dirigida por James Marsh (“Man on Wire”, “La teoría del todo”) y protagonizada por el reconocido actor británico Michael Caine, es una crónica sobre los preparativos de un grupo de ladrones ya retirados para un último trabajo: el asalto a una joyería de Londres. Una temática, la de los grandes robos, que con diversas variantes que van desde el noir hasta la comedia, el drama y el mero entretenimiento fue transitada en diversas oportunidades en la historia del cine. En las líneas que siguen, proponemos un repaso por una decena de obras que desandaron ese camino y marcaron hitos.
“Mientras la ciudad duerme” (1950): Éste fue el título con el que se la conoció en esta parte del mundo, aunque su título original es más ilustrativo: “La jungla de asfalto”. El director John Huston se basó en la novela de W.R. Burnett para narrar la metódica planificación del asalto a una joyería, que le sirve para trazar una detallada radiografía de los personajes, sus motivaciones y obsesiones. Las actuaciones de Sterling Hayden, Louis Calhern, Sam Jaffe, Jean Hagen y una joven Marilyn Monroe son las que le dan su auténtico espesor a esta obra cumbre del cine negro, que marcó pautas dentro del género.
“Rififi” (1955): En este glorioso film noir francés, dirigido por Jules Dassin, hay un atraco a una joyería parisina. Planificado, por otra parte, de un modo impecable. Pero, como ocurre siempre en el cine negro, no hay manera de que las cosas salgan bien porque los personajes (en este caso Tony Le Stephanois, interpretado por Jean Servais) están predestinados al fracaso. Lo tienen, en cierto modo, incorporado a su ADN. Cuando Tony sale de la cárcel luego de varios años de condena, quiere cambiar. Pero las circunstancias lo fuerzan a volver a su antigua vida. A partir de allí, parece decir Dassin, no hay redención posible.
“Casta de malditos” (1956): Para algunos se trata de la película más lograda sobre la descripción de un robo, al menos en lo que respecta a la historia del cine norteamericano. Es que Stanley Kubrick, quien tenía un manejo notable de la técnica cinematográfica, construyó al film como un mecanismo de relojería, donde todo encaja en el lugar preciso. El triunfo de Kubrick está en la forma más que en el contenido. La premisa del plan que urden unos ladrones liderados por un ex convicto para llevarse la recaudación de un hipódromo y los problemas que surgen al momento de repartirla no son del todo originales. Pero sí lo es el guión, que tiene como valor agregado los diálogos creados por el novelista Jim Thomson.
“El quinteto de la muerte” (1955): Alexander Mackendrick dirigió esta película ambientada en Inglaterra antes de trasladarse a Estados Unidos para rodar “Chantaje en Broadway”. Una anciana que vive cerca de una estación de tren alquila dos habitaciones al profesor Marcus y a su banda de música. En realidad, se trata de un grupo variopinto de malvivientes que quieren robar el dinero de un tren. Cuando ella se entera de la verdad, deciden asesinarla, pero ninguno se atreve. Concebida como una variante en clave de comedia negra del tema del atraco que falla, es un film que sigue vigente gracias a los divertidos personajes. En 2004, los Hermanos Coen dirigieron una remake con Tom Hanks.
“Los desconocidos de siempre” (1958): esta lograda comedia italiana, que daría gran impulso a las carreras de Vittorio Gassman y Marcelo Mastroianni, está construida como parodia de “Rififi”. Unos malvivientes de poca monta son asesorados por un viejo ladrón para realizar un gran golpe en las oficinas romanas del Monte de Piedad, pero nada de lo que preparan les sale como esperaban. Mario Monicelli desarrolla una serie de gags divertidísimos, a la vez que inscribe al film dentro de la tradición neorrealista, a través de su descripción precisa de personajes y lugares de la Italia de los años 50’. “Los desconocidos de siempre”, cuya fama perdura hasta hoy, obtuvo una nominación al Oscar.
“Atraco a las tres” (1962): En la misma sintonía que “Los desconocidos...” se inscribe este film español dirigido por José María Forqué, con las actuaciones de José Luis López Vázquez, Cassen, Gracita Morales y Manuel Alexandre, recordado en Argentina por su papel en “Elsa & Fred”, junto a China Zorrilla. La trama está centrada en Galindo, un hombre imaginativo, insatisfecho con su vida, que trabaja como cajero. Un día, hastiado, decide reunir a unos amigos para plantearles el plan que ha ideado: robar el banco donde trabaja. Su éxito radica en lo desternillantes que resultan los intentos de los personajes por llevar a cabo una acción para la cual no están preparados.
“Fuego contra fuego” (1995): Este thriller dirigido por Michael Mann narra la planificación de un robo a cargo de un grupo de ladrones especialistas y los esfuerzos de un policía para impedirlo. Pero, independientemente del concienzudo trabajo del director, el film quedó en la historia, sobre todo, porque supuso el primer encuentro cara a cara ante las cámaras entre Robert de Niro y Al Pacino. Juntos comparten una escena antológica: el criminal (De Niro) se cruza con su perseguidor (Pacino). Sigue un silencio incómodo y el ladrón rompe el hielo para preguntar: “¿Café?”. Pasó casi un cuarto de siglo y la condición de este film como obra de culto no paró de crecer.
“La gran estafa” (2001): En uno de los picos de su carrera (venía de dirigir las exitosas “Erin Brockovich” y “Traffic”), Steven Soderbergh abandonó por un momento las denuncias sobre problemáticas sociales para entretener al público. Para eso eligió una remake del film de 1960 que habían protagonizado Frank Sinatra y sus colegas del Rat Pack. Para eso, convocó a George Clooney, Julia Roberts, Matt Damon, Andy García y Brad Pitt, entre otros, para contar como un carismático ladrón reúne a once hombres, cada uno especialista en su campo de acción, para realizar el mayor robo a un casino de toda la historia.
El plan perfecto (2006): Al modo de un creativo juego de ajedrez, este film dirigido en 2006 por Spike Lee interpela todo el tiempo al espectador y lo obliga a seguir con mucha atención el curso de los acontecimientos. Básicamente, se describe un secuestro de rehenes en un banco de Nueva York, donde se entabla un enfrentamiento entre un policía (Denzel Washington) y el hábil ladrón que planificó el golpe (Clive Owen). La cuestión se complejiza cuando aparece en escena una tercera persona, una mediadora, contratada por el dueño del banco. Las constantes vueltas de tuerca y la complejidad de los personajes son los alicientes principales de una película muy dinámica.
“Antes que el diablo sepa que estás muerto” (2007): Sidney Lumet ya era veterano cuando rodó este film, pero logró un trabajo con la misma carga emocional y poder corrosivo que “Tarde de perros” (1975) o “Network” (1976). Philip Seymour Hoffman y Ethan Hawke son dos hermanos que pertenecen a una familia acomodada y se encuentran en una situación económica desesperada. Uno de ellos (Seymour Hoffman) le propone al otro (Hawke) un golpe perfecto: robar la joyería del padre (Albert Finney). Pero nada sale como esperaban y ambos se ven envueltos en una trama terrible. Lumet no tiene piedad con sus personajes, grotescos exponentes de la complejidad humana.