Juan Ignacio Novak
[email protected]
El film de ciencia ficción y aventuras dirigido por Christian Rivers y escrito por Peter Jackson está ambientado en un mundo post-apocalíptico, donde la civilización ha sido destruida por un cataclismo y los seres humanos luchan para sobrevivir. Un tópico que fue abordado muchas veces por el cine.
Juan Ignacio Novak
[email protected]
El jueves 10 de enero llegará a los cines nacionales “Máquinas mortales”, coproducción estounidense-neocelandesa dirigida por Christian Rivers, con guión escrito, entre otros, por Peter Jackson, a partir de la novela de Philip Reeve. Mezcla de ciencia ficción y aventuras, está ambientada en un mundo futuro, con ciudades enteras que han sido puestas sobre ruedas para perseguir y devorar a los pueblos más pequeños. Trama que, en algún sentido, representa una parábola del mundo moderno. De hecho, a lo largo de la historia del cine, muchas películas fueron ambientadas en futuros post-apocalípticos para desarrollar miradas críticas o reflexiones sobre problemáticas del presente, sin dejar a un lado la capacidad para entretener a las audiencias. En las líneas siguientes proponemos rememorar algunas que fueron influyentes, en distintas épocas, para público y crítica.
“Mad Max” (1979): a pesar de que los capítulos (“El guerrero del camino” y “Más allá de la cúpula del trueno”) y la nueva versión de 2015 están más presentes en la memoria colectiva, es necesario revalorizar la modesta primera parte de la saga creada por George Miller. Porque es allí donde está el germen: la visión de una Australia post-apocalíptica, desértica y sumida en el caos; un ex policía que busca venganza y la lucha por la supervivencia. Pero sobre todo, está la presencia carismática de Mel Gibson, que se convirtió en una estrella luego de este film, a cuyo casting se presentó -cuenta la leyenda- con los moretones de una pelea, lo que le dio el aspecto curtido que quería el director.
“12 monos” (1995): Integrante del grupo humorístico inglés Monty Python, Terry Gilliam trazó una filmografía de marcado corte surrealista, que exploró el paso del tiempo, la imaginación y los límites entre realidad y fantasía. Siempre desde una posición alejada de los dictados del cine comercial. En este film basado en el mediometraje experimental francés “La jeteé” (1962), se sitúa en 2035. Una epidemia mató a millones de personas y los que sobrevivieron están bajo tierra, ya que el aire está envenenado. Un hombre es enviado al pasado para conseguir una muestra del virus que permita elaborar un antídoto. La desalentadora visión futurista, la originalidad del guión, que juega con la locura y la lucidez de los personajes y las interpretaciones de Bruce Willis, Madeleine Stowe y Brad Pitt hacen de éste un film recordado de los ’90.
“Waterworld” (1995): Lo que dota de originalidad a esta superproducción es su descripción de un mundo sumergido bajo el océano por el derretimiento de los casquetes polares. Allí, los pocos que pudieron superar el cataclismo viven en plataformas flotantes y la principal obsesión es la búsqueda de agua potable. Un grupo liderado por un viajero solitario que vive del trueque intenta encontrar los últimos vestigios de tierra firme. En la fecha de su estreno, esta ficción protagonizada por Kevin Costner se convirtió en la más cara de la historia del cine y no obtuvo una repercusión a la altura en la taquilla. Pese a su desmesura, sus personajes estereotipados y de su extensa duración, es muy entretenida.
“Soy leyenda” (2007): la novela de Richard Matheson ambientada tras una plaga global que ha convertido a los seres humanos en zombis sedientos de sangre que atacan por las noches y al científico Robert Neville en el último hombre sobre la tierra, fue llevada otras veces a la pantalla. En 1964, con Vincent Price y en 1971 con Charlton Heston. Sin embargo, la versión dirigida por Francis Lawrence en 2007, con Will Smith como protagonista, es la más lograda hasta el momento. Sobre todo porque intercala escenas de acción de gran intensidad (como aquella en la que el protagonista queda atrapado y observa cómo baja el sol, quedando a merced de los monstruos) con otras más intimistas, que muestran el sufrimiento de Neville por su soledad y sus desesperados intentos por encontrar una cura para el virus.
“La carretera” (2009): en esta adaptación de la novela de Cormac McCarthy el director Cormac McCarthy utiliza un mundo desolado por un misterioso cataclismo para meditar sobre la soledad, el miedo, la muerte y la desesperación a través de la pequeña epopeya que emprende un hombre junto a su hijo para encontrar un lugar seguro. El director John Hillcoat desarrolla la historia sin apuro, aprovecha todas las aristas de la cautivante historia de sacrificio y supervivencia y logra extraer belleza del deprimente contexto en que transcurre la historia. Pero el logro mayor del film es la interpretación de Viggo Mortensen, que conmociona y emociona.
“El libro de los secretos” (2010): tiene un reparto maravilloso que incluye nombres como Gary Oldman, Mila Kunis, Jennifer Beals, Tom Waits, Malcolm McDowell y Michael Gambon. Sin embargo, este film de Albert y Allen Hughes le pertenece a Denzel Washington, que encarna a un guerrero estilo Mad Max que debe proteger un enigmático libro en el ambiente desértico y hostil que propone la Tierra tras un fenómeno que aniquiló a la humanidad. En este drama futurista, lo mejor es la descripción de un contexto donde quedan pocos vestigios de civilización, y la ley del más fuerte se ha impuesto al punto de que el canibalismo, las violaciones y la violencia constituyen la norma.
“Oblivion” (2013): Joseph Kosinski (el mismo cineasta que rodó en 2010 “Tron: El legado” y que tiene entre sus productos la secuela de “Top Gun”, prevista para 2020) dirigió basado en un cómic de su propia autoría. En un hipotético 2073, en el cual la Tierra fue destruida tras una guerra, un antiguo marine (Tom Cruise) es uno de los últimos hombres vivos, que un día se ve expuesto a una situación que lo obliga a replantearse sus convicciones. La historia es entretenida y se beneficia con el trabajo de Cruise y las referencias (nunca explícitas) a la obra a Philip K. Dick. Sin embargo, se vuelve algo adusta y reiterativa cuando pone demasiado énfasis en el mensaje pro ecológico y antibélico, que ya estaba claro desde el principio.
La peor de todas
Como demostró Ed Wood con su involuntariamente bizarra “Plan 9 from Outer Space” (1959) una mala película puede convertirse en obra de culto bajo ciertas condiciones. Algo así le pasó a “Batalla final: la Tierra” (2000), film protagonizado por John Travolta basado en una novela de L. Ron Hubbard, fundador de la polémica iglesia de la Cienciología. En el momento de su estreno, fue un estrepitoso fracaso de público y crítica. Pero con los años (apuntalada por el premio Razzie a Peor Película de la década en 2009) adquirió cierta fama. Lo cierto es que describe a la Tierra en un hipotético año 3000, convertida en un desierto desolado, en el cual la raza humana está al borde de la extinción y sobrevive bajo el yugo de una raza de alienígenas malvados llamados Psychlo.
Dragones
Aunque tiene en lo alto del elenco a Christian Bale y Matthew McConaughey, actores capaces de otorgar espesor dramático a cualquier personaje, la originalidad de “El reinado del fuego” (2002) es principalmente que el mundo post-apocalíptico que describe no ha sido provocado por una bomba nuclear, un desastre natural, un virus mortal que escapa de control, o alienígenas despiadados como en la mayoría de los filmes consagrados al género, sino por dragones que han despertado por accidente de su letargo milenario en las profundidades de Londres. La extraña mixtura entre ciencia ficción y aventuras medievales despierta un interés que pierde fuerza cuando la historia se decanta hacia los lugares comunes, pero la descripción de esa Inglaterra futurista arrasada por el fuego de las bestias voladoras sobrevive en la memoria.