Ignacio Negri | [email protected]
El especialista en comunicación política explicó, en una entrevista con El Litoral, cuáles son las características que busca la gente en los candidatos. Claves para entender y decodificar campañas políticas en tiempos de crisis.
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El 2019 es un año electoral de principio a fin. Candidatos y candidatas a intendente, gobernador y presidente harán campaña por todo el país y el desafío será pasar por un tamiz de riguroso análisis todo lo que se escuche, cotejar promesas con gobernabilidad y también no dejarse llevar por sentimientos viscerales a la hora de votar.
En términos estrictamente electorales, para el especialista en comunicación política, Lisandro Bregant, el ser humano es un sujeto que funciona narrativamente, no por los hechos ni las evidencias. “El hombre, desde que encendió el primer fuego lo único que hace es transferir conocimiento, advertir amenazas o inspirar a otras personas. Esa trilogía hace que el ser humano dialogue en sociedad y es lo que en definitiva determina el comportamiento social de participación ciudadana”, expresó.
—Acá empezás a abrirnos algunas puertas. Según lo que estás afirmando la gente puede llegar a elegir a quien cuente una buena historia. ¿Esto es así?
—Es que todo el tiempo hacemos eso. Cuando nos inscribimos a una facultad, cuando leemos un folleto, cuando compramos una determinada comida porque tiene menos calorías. Todo el tiempo estamos atravesados por ese entramado narrativo que no es ni el del hecho y ni el de la evidencia. ¿Qué pasa cuando hay una sobreabundancia del dato? No pasa nada, porque si al dato no lo podés volver historia o relato se diluye, es arena entre las manos.
—¿Cómo funciona y cómo trabaja un movimiento político en campaña electoral?
—Hay que diferenciar la fiesta de las elecciones y la gobernabilidad. Son cosas totalmente distintas. De hecho, Cambiemos es una máquina de ganar elecciones, que no necesariamente eso significa que sea una máquina de gobernar.
—¿Cómo es eso?
—Una máquina de ganar comunicacionalmente elecciones no quiere decir que sea una máquina de comunicar en tiempos de crisis. Hay una gran distancia.
—¿Eso le puede pasar a Bolsonaro? ¿Cómo se explica desde la comunicación que este polémico candidato haya ganados las elecciones en Brasil?
—Bolsonaro tiene un lema que se puede ver en su último video de campaña, cuyo título es “el mito llegó”. Lo que hace es usar el mito del gigante dormido. El mito de un Brasil pujante que, por casos corrupción, empieza a tener un debilitamiento en las instituciones, entonces aparece Bolsonaro, un individuo que declara cosas que gustan ser escuchadas. Empezó a encarnar cuestiones que mucha gente quería escuchar con frases muy fuertes como “prefiero tener un hijo muerto que un hijo homosexual”. O sea, el tipo dice “quieren mi transparencia, yo se las doy”, pero en definitiva qué hacemos con eso. Por lo pronto ganó una elección, y eso habla de cómo estamos eligiendo nuestros representantes y cómo se trabaja la comunicación en épocas de falta de confianza.
—¿Qué busca la gente en un candidato?
—Por lo pronto hay un romanticismo infantil, y no pasa sólo en esta provincia o país. Está demostrado que cuando la gente elige un candidato político en definitiva pareciera que está eligiendo un candidato o candidata para su hijo o para su hija. Cuando le preguntás a la gente que busca en un candidato escuchás frases del tipo “que sea profesional, que no mienta, que pida disculpas”, hay una cuestión de príncipe azul en la búsqueda de ese candidato que nos tiene que venir a resolver los problemas que es bastante mítica. Es algo que viene en el inconsciente colectivo del ser humano. La gente pide honestidad, sinceridad, eficacia. Se busca al hombre o la mujer ideal, que cumpla ese sueño de listita de deseos de fin de año, algo bastante utópico.
—¿No habrá que exigir otro tipo de cualidades?
—El candidato entra por los ojos y eso parece razonable y tenemos que compartir esa creencia. Muchas veces estamos en la misma situación en la que están muchos dirigentes de fútbol cuando contratan jugadores. Ellos ven resúmenes y videos en Youtube con las mejores jugadas de los jugadores que les son ofrecidos. Después hay que verlos en la cancha durante 90 minutos. Acá pasa lo mismo, la gente elige al candidato que después hay que ver en la cancha. En los períodos de elecciones se juega un partido donde unos ganan y otros pierden. Eso es radicalmente distinto al futuro de una nación que precisa de un devenir de acciones que necesitan consenso.
—Vos dijiste que Cambiemos es una máquina de ganar elecciones. Acá tenemos ya poco más de tres años de gestión que Macri como presidente que va a querer revalidar en las urnas con datos económicos poco felices. ¿Eso tampoco importa en tiempos de campaña? A lo que voy, si Macri cuenta en campaña una buena historia, ¿su gestión en estos cuatro años pasa a un segundo plano?
—El tema es cómo la contás. Esa es la gran clave. Hoy se necesita contar una historia para obtener una legitimidad. En términos electorales, y en el caso puntual que estás preguntando, la legitimidad se consigue seduciendo a alguna comunidad que esté por fuera de Cambiemos. Ese votante que no tiene el escudo tatuado, es el que tiene que comprar ese mensaje y votar. Hoy el objetivo de los candidatos es contar una historia para obtener legitimidad.
—¿Cómo lo hacen?
—Con equipos nutridos de comunicación. Hacen muestreos, encuestas. Analizan lo sucedido en otros países. Por ejemplo, el año pasado hubo elecciones en Colombia, México y Brasil. En Latinoamérica somos 650 millones de personas, en esos tres países hay 400 millones, una muestra más que representativa ¿Qué sucedió ahí desde la comunicación? Hay mucha tela para cortar. La primera conclusión que se puede sacar es que estamos tocando el piso de desconfianza en la clase política que tuvimos en el año 95. Hay niveles bajísimos de desencantamiento, eso afecta de una manera muy fuerte a la confianza interpersonal, la confianza entre nosotros. Eso es muy crítico para la democracia y la convivencia.
—¿Cuándo se va a volver a creer?
—Se cree definitivamente cuando te cuentan una historia bien contada. Eso lo sabe Disney y también Instagram. En ese momento nos volvemos crédulos, por eso existe la transferencia pedagógica. El tema es cuando llegamos al final de esa historia, cuando agarramos la trincheta para abrir ese paquete y vemos si adentro hay o no hay verdad. Si no hay verdad, aparece la furia y el desencanto.
Bio
Lisandro Bregant es asesor externo de comunicación y profesor universitario en la cátedra Problemáticas del Mundo Actual para comunicadores de la Universidad Abierta Interamericana. Se especializa en el armado táctico de narrativas internas y entrenamientos de capital humano en storytelling para ONG, multinacionales, comunicación de gobiernos y equipos técnicos de candidaturas políticas.