Pablo Rodríguez
Pablo Rodríguez
Ni el sueño de la casa propia ni el cero kilómetro. Para esta familia santafesina, el proceso fue a la inversa: se liberaron todo lo que tenían, se quedaron con lo puesto y compraron una trafic para comenzar a transitar las rutas argentinas.
La aventura arrancó el 9 de septiembre del 2018 en la localidad de Correa, departamento Iriondo, a 200 kilómetros de la capital santafesina. Ahí nació él, Emanuel Monti (29), que es maestro de primaria. Su compañera de aventura es artista plástica. Se llama Gabriela Salcedo (34) y es oriunda de Cañada de Gómez.
Pero no están solos, hoy en la ruta son cuatro. Si bien salieron desde Santa Fe con uno de sus hijos (Ceferino, hoy de cuatro años), en el viaje se sumó Libertad, que de hecho nació en Santa Rosa de Calamuchita.
Hace unos días pasaron por Sancti Spiritu, en el departamento General López. Y ahí contaron que ellos decidieron viajar y conocer en detalle el país. Sin prisa, visitando pueblos y dejando en cada lugar, un recuerdo de su paso. Para eso, pintan murales y al retirarse, entregan un registro fílmico o fotográfico de su paso. Quieren llegar al sur, para hacer temporada de nieve en Ushuaia.
Como todo sueño, puede que demore en concretarse si sigue buscando. Y eso hicieron. Estuvieron tres años planeando todo y casi tres meses para elegir qué cosas cargar sobre la vieja Renault 91 (tenía 70 mil kilómetros cuando fue comprada), que en otras épocas hizo las veces de ambulancia de Correa.
La combi tiene paneles solares, con los que se abastecen de electricidad, ya sea para cocinar, cargar elementos electrónicos o bañarse. Tienen dos baños, uno interior (se bañan sentados) y una ducha exterior. Dos camas –una “matrimonial” donde entra la beba y otra para el nene más grande-, mesas y muchos juguetes. Reconocen que les costó despojarse de sus cosas, pero entienden que eso fue una enseñanza: se tienen a ellos que es lo importante.
También hacen rondas de palabras con chicos, donde el maestro maneja la batuta y la artista los pinceles, para sintetizar en pintura las conclusiones de eso que se habla. Y es más. Tuvieron que improvisar en el viaje juguetes de madera para el nene de cuatro años y de ahí surgió otro emprendimiento. Pero no son cualquier “chiche”. Detrás tienen una perspectiva pedagógica, nada de luces y ruidos.
Su destino es el día a día. No tienen mucho, pero lo que hay les alcanza.