El médico ginecólogo José Gigena, que intervino en la cesárea practicada a la nena de 11 años, afirmó este jueves que la intervención se realizó “tarde, pero se hizo. Esperemos que esto sea un espejo en el que mirarse todo el país porque este tipo de casos pueden seguir ocurriendo”.
Gigena y su esposa, Cecilia Ousset, fueron los médicos ginécologos de San Miguel de Tucumán que intervinieron en la cesárea practicada en la niña que cursaba su semana 23 de embarazo provocado por una violación.
“La cicatriz del alma de esta niña va a demorar mucho tiempo en metabolizar todo, y ojalá pueda tener una vida normal y feliz como todos quisiéramos en una nena de once años”, agregó Gigena, quien afirmó estar recibiendo amenazas de los grupos provida.
Tanto José como su esposa llegaron el martes a la noche al hospital Eva Perón para realizar la interrupción. "Cuando estábamos ya en quirófano nos abandonó hasta la instrumentadora, no teníamos anestesista, nada. Todos eran objetores de conciencia. Nos dejaron solos. Quedamos nosotros y una anestesista que vino de otro hospital", explicó la ginecóloga.
Cecilia explicó que si bien la idea era realizarle una Interrupción Legal del Embarazo, la situación de la chiquita era crítica. "La nena tenia 120/170 de presión arterial, era una emergencia. Nosotros la conocimos anoche, no trabajamos en el hospital publico, fuimos de manera gratuita a pedido del Vice Ministro de Salud para hacerlo porque estaban muy presionados por organismos de derechos humanos", relata la médica.
"Cuando llegamos y la vimos, estaba jugando con sus muñecas. Ella era muy consciente de lo que iba a sucederle, lo deseaba, de hecho. Ahí notamos que la nena era de una contextura física infantil poco desarrollada decidimos hacerle una microcesarea, porque para sacarle la ropa interior había que anestesiarla. La tuvimos que dormir porque no quería que le saquen la bombacha, no se podía hacer de ninguna manera algo por vía vaginal como habíamos pensado desde el principio, no solo por los abusos que recibió, sino porque con una presión arterial así de alta, era una urgencia", detalla.
El ginecólogo agregó que “un embarazo de esta característica tiene cuatro veces mayor riesgo de vida que una niña de quince años. Tarde, pero llegó la interrupción legal del embarazo. Se hizo y esperamos que evolucione en forma favorable”.
Y concluyó: “que esto sea un espejo en el que mirarse todo el país porque este tipo de casos pueden seguir ocurriendo".
La niña de 11 años estaba embarazada de 23 semanas producto de un abuso sexual de la pareja de su abuela materna, y fue sometida a una cesárea. Este caso generó un cruce entre el gobierno provincial, que anunció que acató una orden judicial en "procura de salvar las dos vidas", y la Corte Suprema de Justicia, que negó haber dispuesto esa medida.