Oscar Martínez vuelve al PJ y su presencia en el frente “Juntos”, que comprende a todas los sectores del peronismo santafesino y otros partidos menores, es casi la prueba de que aquí “sí se ha logrado construir la unidad, que es lo que nos pide la gente cada vez que nos cuenta cómo sufre a este gobierno neoliberal, que nos unamos para enfrentarlo”.
El “Cachi” es candidato a diputado provincial, en la lista Unidos Podemos que encabeza. Lo siguen Osvaldo Miatello (concejal de Rosario), Verónica Porcelli (una militante contra el aborto, de esa ciudad) y Germán Kahlow (ex diputado provincial, y ex presidente comunal de Humboldt, en el centro norte provincial).
Cuesta no ver a Martínez fuera de una candidatura para un cargo ejecutivo. Habitualmente, las expresiones políticas que tienen un liderazgo indiscutible (100% Santafesino es suyo) empujan a esos nombres a pelear por las gobernaciones y municipios.
Con la pasión que dejan las asignaturas pendientes de un primer amor, Martínez vuelve una y otra vez a Santa Fe, a sus problemas urbanos, sus desequilibrios y a las cicatrices que dejó la inundación: “No hubo ni justicia, ni reparación”, subraya. Piensa que era evitable: “no se cerraron las defensas para no tocar una cancha de golf, lo sabemos todos”, afirma.
“Estuve cerca de ser intendente”, dice más de una vez, a lo largo de una hora de charla con El Litoral, que recorre opiniones sobre el brigadier López, Artigas, el periodismo que se confunde con influencers, estrellas de TV y con el poder. Habla sobre los autores que frecuenta, de su pasión como coleccionista de miles de discos de vinilo y de su gusto por “la música ochentosa”. Cuenta con orgullo lo que le enseñan sus hijos y de lo importante que resultó en su vida su paso por la escuela secundaria.
También discute sobre los ‘90 en los que, muy joven, fue funcionario de Carlos Menem “pero como representante de la provincia de Santa Fe, por mi relación con Carlos Reutemann”, sostiene.
Martínez estuvo por última vez en la función pública como miembro del directorio de Arsat (Empresa Argentina de Soluciones Satelitales) durante los primeros meses del gobierno de Mauricio Macri, cuando existía un fuerte acercamiento entre el oficialismo nacional y el Frente Renovador. Hoy no duda en mostrar su fuerte rechazo al rumbo que ha tomado el gobierno nacional.
“Mi madre era maestra y se sacrificó mucho por mí, y mi viejo limpiaba mimeógrafos (el antecesor de la fotocopiadora). Aprendí el oficio y limpiaba el de la escuela. Tengo hermosos recuerdos de la San Roque con el padre José Guntern, un gran cura que iba cediendo habitaciones de su casa para que la escuela tuviera un aula más. Hasta que se quedó sin casa y hubo que hacer una colecta para comprarle una”.
“Me gustó mucho esa formación que recibí. Me ayudó mucho, fue determinante para mí: vos sabés que yo quería ser aviador, pero una maestra de la San Roque me dijo ‘tenés que dedicarte a las ciencias sociales’. Ella tenía una formación política, la señora Ana Molina, realmente fue determinante en mi vida. Yo había ido a rendir al Liceo Militar en Funes, quería ser aviador pero ella me dijo no, es un error. Y habló con mis viejos y me convenció”.
El delito como enfermedad
Martínez habla en extenso a lo largo de la entrevista sobre dos palabras: orden y libertad. Las subraya para valorar la constitución de López y cuando habla sobre la inseguridad. “Miguel Lifschitz es un buen gobernador, pero en políticas de seguridad tiene un cero grande como una casa”, califica.
Piensa que el orden asegura la libertad. “Está instalada esta idea de proteger más los derechos humanos del delincuente que los de la gente honesta, eso no puede ser”, subraya.
“Alguien que lastima, que mata, es un miembro enfermo de la sociedad. Y lo digo con dolor pero lo que tenés que hacer es aislarlo, para que no contagie al conjunto. Necesitamos una provincia que recupere el orden. Tenemos que tener una política de inclusión, de contención, como el Brigadier... Le ponía límites al indio pero después los contenía, buscaba encontrar una convivencia”, compara.
El periodista pregunta, Oscar “Cachi” Martínez lee algo en la pregunta y de inmediato responde: “Tengo todos los males, soy peronista, de Colón, abogado y morocho”, ríe. Es un conversador con todas las aptitudes para un partido de truco, pero también para reflexionar mientras debate.
“El peronismo terminó muchas veces fraccionado por la ausencia de una visión democrática. La fractura del kirchnerismo y el peronismo federal, por ejemplo, hace pocos años... Parecía que una expresión y la otra no se podían tolerar. Y en cambio hoy en Santa Fe demostramos que podemos hacerlo”, expresa.
Sostiene que el PJ tiene que construir “un gran espacio que recupere el rumbo y nos saque de este gobierno que daña el salario, el empleo, las economías regionales y sobre todo a Santa Fe que le aumentó las retenciones, por decreto cuando decía que las iba a sacar y le eliminó el fondo sojero, que era la manera de devolvernos algo”.
“La Nación nos deben $ 100 mil millones. Impulsamos el boleto estudiantil gratuito y para subsidiarlo necesitamos $ 900 millones. La misma cifra para el Plan Primeros Pasos para que los jóvenes hagan su primera experiencia laboral. Con lo que nos deben podríamos pagar 48 años de políticas sociales activas para la educación y el empleo”.
—¿Vas a votar a Perotti o a Bielsa?
—No. Yo me voy a mantener independiente. María Eugenia y Omar no se pusieron de acuerdo y vamos a unas Paso. No nos vamos a inclinar por ninguno. Perotti me ofreció un lugar en su lista y Bielsa lo mismo a Miatello, pero ninguno de los dos aceptó. Nosotros queremos expresar una forma de ver el peronismo. Vamos a trabajar, con nuestra visión, por la unidad.
—¿Vas a votar a Massa o a Lavagna?
—Me parece que lo interesante de lo que ha sucedido en la provincia de Santa Fe con el peronismo se tiene que repetir a nivel nacional. Aquí convivimos nosotros con Perotti, con María Eugenia, con Rossi, con la Cámpora, con el Peronismo Federal. En el país tiene que ocurrir lo mismo, y con Cristina adentro ¿por qué no?
Oscar Martínez, 50 años.
Vive y nació en Santa Fe.
Tiene dos hijos.
Es simpatizante de Colón de Santa Fe.
Su hobby es coleccionar discos de vinilo. Tiene miles.
Escucha “de todo” pero se identifica con el rock nacional. “Me gusta el blues y de la música internacional, los lentos ochentosos. También Los Palmeras con Calamaro o Damas Gratis con Vicentico. Es la combinación de los dos bailes a los que íbamos en la juventud, al del Centro y a ‘Vildoré’ ”