“¡Cómo le va a la querida gente de la redacción!”, saluda a viva voz Ricardo Porta y varios periodistas le dan la mano. Con uno se trenza en un abrazo. Porta, histórico periodista deportivo, algo así como una “leyenda” de la radiofonía local (según muchos de sus colegas), quien ha narrado épicas contiendas entre Unión y Colón, y para quien su mejor relato en realidad fue el grito que pegó tras el segundo gol de Maradona a los ingleses en el Mundial de México ‘86 (él estaba ahí), ahora es precandidato al Concejo.
Afuera, en las paredes de la ciudad, ya aparecieron pintadas con la leyenda: “Ricardo Ricardo Portaaa” (con tres o cuatro letras “a”). O sea que el hombre se ha encaramado sobre los hombros del jingle que anuncia sus relatos (harto conocido en el éter santafesino) como estrategia electoral. En el cielo, se escucha a cualquier hora de la tarde el “avioncito” publicitario anunciando las “siempre últimas funciones” de un circo que está en la ciudad, y ahora también su spot de campaña.
Porta nació en el corazón de barrio La Lona —hoy más conocido como San Roque—, en Calcena entre Güemes y Lavalle, en un ranchito de adobe. Era de sus abuelos maternos, inmigrantes italianos ellos. Se lo alquilaban a sus padres. “¿Pero sabés por qué se lo alquilaban a ellos? Porque mi madre se enamoró de un ‘negro’ y peronista que era mi viejo, que era obrero. Entonces, ¿cómo querés que no nazca peronista? Yo soy peronista desde el vientre de mi vieja”, dice en diálogo con El Litoral, hoy con pedido de licencia en su oficio de relator.
Porta es muy memorioso. Al hablar de política, no puede evitar incluir nombres de viejas glorias del fútbol y fechas exactas de partidos memorables. Habla sin pausas, sin interjecciones (muchos años de trayectoria en los medios le dieron esa virtud en oratoria). Integra la lista Todos Juntos por Santa Fe, y competirá en las Paso con otras siete listas dentro del Frente Juntos (PJ). “Vamos a ganar”, dice convencido de sí mismo.
—Por qué dejó el periodismo deportivo para participar en un cargo legislativo?
—Porque me convenció Sebastián Pignata (actual presidente del Concejo). Me dijo: “Ricardo, vos no podés abandonar un proyecto político que tiene como punto de partida construir y no confrontar, no descalificar”. Y amo tanto esta ciudad que no dudé. Y al día siguiente empecé con el equipo de trabajo, que es extraordinario. Estoy convencido de que este espacio me servirá para tratar de devolver a Santa Fe, que es mi lugar en el mundo, algo de todo lo me dio.
—¿Le generó o no en su fuero interno alguna contradicción entre el hecho de dejar el periodismo (cuyo uno de sus principios básicos es controlar el poder) para intentar ser una parte de ese poder, en este caso desde una banca del Legislativo local?
—¿Sabés lo que pasa? Es que yo desde la radio o vos, ahora entrevistándome, estamos haciendo política. Estamos parados desde un lugar político. La política es el arte de lo posible, desde cualquier lugar. Voy a aprender de los políticos: aprenderé lo malo para no pisar la trampa y evitar caer en todas las roscas turbias que hay. Y aprenderé lo bueno, para defender mi banca y trabajar para los vecinos.
Soy el único precandidato que no promete. Yo digo: “Estoy preocupado”. En Santa Fe hay dos ciudades, una la de adentro de los bulevares y otra la de afuera, la periferia. Ahora que volví a andar por los barrios, veo que los ojos de mis conciudadanos transmiten sufrimiento pero a la vez, esperanza. Y quiero empezar a trabajar por ellos.
Porta insiste en que es peronista hasta los tuétanos. Peronista de Perón. Recuerda y pide una pausa para contar una anécdota en un país extranjero, algo curioso que le ocurrió días después de la muerte del General. “Este reportaje es sin filtros, preguntá lo que quieras”, convida. Rememora alguna hazaña de Maradona que él vio, otra vez. Nada más argentino que la política y el fútbol: no hay mesa de café donde no se hable de una cosa o de otra, o de las dos.
—Ser concejal implica un afinado manejo de técnicas legislativas. Construir un proyecto de ordenanza viendo digestos sobre normativas anteriores, por ejemplo; trabajo en comisiones; reunión parlamentaria, negociación política y defensa de argumentos desde la banca. ¿Ud. se siente técnicamente preparado para esto?
—Yo le preguntaría a los propios concejales si es más fácil eso (manejar la técnica legislativa) que relatar, como hice yo para la cadena Rivadavia, el partido Corea del Norte contra Bulgaria en México ‘86, luego de tener que aprenderme los nombres de esos 22 jugadores y la pronunciación correcta. Escuchame una cosa: con el equipo de trabajo con tengo, que me ayudan a aprender, ¡de taquito lo voy a hacer! Y no lo digo por soberbia, sino porque estoy convencido de mis capacidades. Me voy a enriquecer mucho al lado de los concejales.
—¿Cuáles serían sus principales propuestas de llegar a una banca en el Concejo?
—Estuvimos hace poco en una escuelita de fútbol de un barrio. Les dieron un terreno pero tienen yuyales, y no pueden jugar. Es inaudito. Desmalezamiento, primero, que es algo básico y que el Municipio no hace; pero también más calles con asfalto, dispensarios. Hay lugares donde no entran ni las ambulancias ni los colectivos porque no tienen seguridad. Es todo posible, no son cuestiones utópicas para resolver.
Para el oeste de Blas Parera falta agua potable, recolección de residuos, desmalezamiento, sólo por dar un ejemplo. Hay mucho por mejorar. Hace unos días recorrí barrio el Pozo, y allí los comerciantes que están padeciendo la crisis me transmitían el sufrimiento a través de sus ojos. ¡Están cerrando las persianas por el ajuste económico tremendo que hay! Pero ellos también me daban su esperanza.
“La gente —prosigue— va a ir a votar sabiendo quién le miente y quién no. La gente no es tonta. La ciudadanía va a elegir al candidato que le transmita emociones, esperanza, optimismo. No pálidas ni promesas en vano. Por eso, yo no prometo: procuro hacer antes que prometer. La gente va a votar a quien le crea. Y a quienes no crean en mí ni piensen como yo, los respeto totalmente porque de ellos también aprendo”, dice Porta, y luego vuelve a rememorar viejas batallas de pelotas, botines y tribunas llenas de gritos de gol.
Dos opiniones: Corral y Lifschitz
“Para mí, la gestión de (el intendente José) Corral está totalmente agotada. Son ocho años al frente del Municipio y es mucho tiempo, una barbaridad. El poder pudre. Corral hizo un buen gobierno sobre la primera administración, pero después se olvidó de los barrios”, opina el relator deportivo. Y sobre la gestión del actual gobernador Miguel Lifschitz, “su gobierno tuvo muchas intenciones y no las hizo. No obstante, lo respeto como persona y como político”.