El Perrodista
Momentos de conmoción se viven en el mundo de las ficciones moralizantes: la fábula de la tortuga y la liebre esta vez no tuvo un final feliz.
El Perrodista
Martín Duarte | El Litoral
Momentos de conmoción se viven en el mundo de las ficciones moralizantes: la fábula de la tortuga y la liebre esta vez no tuvo un final feliz.
Los testigos del hecho sostienen que la liebre se burló de la tortuga y fue tan cruel que le propuso al quelonio disputar una competencia de velocidad. El primero en llegar a la meta se ganaría un viaje para 2 personas con gastos pagos a París. El búho fue el juez de la partida, gritó “¡ya!” y comenzó la carrera. Según juran los curiosos, cuando la liebre intentó dar su primer paso, la tortuguita extrajo de su caparazón una Katana y le cortó una pierna; como si esto fuera poco, arrojó una bomba de humo y se esfumó. Finalmente, la liebre llegó primero pero... al hospital. Por su parte, la tortuga -para festejar que “durmió” a la liebre- se comió una buena pizza de rúcula.
Fuentes policiales aseveran que el fatal error de la liebre fue meterse con la tortuga equivocada: una tortugus ninjus kilomberus (tortuga ninja pendenciera). En definitiva, a la liebre se le escapó la tortuga y... colorín colorado, esta fábula ha mutado.