Un título prometedor y la premisa de reflexionar sobre el paso del tiempo. Esos elementos sumados al inquebrantable ánimo de escribir llevaron a Carlos María Gómez a construir su última novela, que el propio autor se anima a calificar como algo diferente al resto de su vasta prosa. Que incluye, entre otras producciones, “Los chacales del arroyo”, “Gerente en dos ciudades” y “Alrededor de la plaza”.
Titulada “Suspiros en el Tiempo”, está ambientada en Santa Fe y tiene como protagonista al escritor Gómez, quien al mismo tiempo que idea una nueva obra policial comete un crimen involuntariamente, huye y se relaciona en ese trámite con otros personajes, que “surgieron sin que haya un paso previo de formarlos”, explicó el autor.
Antes de la presentación, prevista para el miércoles 24 de abril a las 19.30 en el Club del Orden (San Martín 1936), El Litoral dialogó con Carlos María Gómez, quien evocó detalles del camino recorrido.
—¿Esta obra tiene que ver con el policial o deriva hacia otros géneros?
—Tiene que ver con lo policial en el sentido de que el personaje, Gómez, mata a una persona en una pelea complicada y difusa en un parque. Y después decide entregarse, aunque no lo hace. Se va de la casa y trata de vivir otra vida, cosa que es imposible. En ese aspecto es un policial, pero nada que ver. Los otros personajes no están en eso.
—El foco está en otro lado.
—El foco está en cada uno de los personajes, que tienen sus vidas. El Profesor por un lado, un par de mujeres por otro. Hay una chica que está obsesionada con los fenómenos del firmamento. No es que estudia astronomía, pero lee sobre el tema.
—Usted se centra en la novela en el paso del tiempo.
—Hay una conversación con los estudiantes de arte que van al bar. Allí está el Profesor y les dice que el tiempo realmente no existe. Porque el pasado ya fue, el futuro no llegó y el presente es un instante. Que comienza como presente, pero rápidamente pasa a ser pasado.
—Para crear ese tipo de discusiones, debe haber resonancias de muchos textos que usted leyó e investigó antes.
—El tema del tiempo me interesó siempre, porque realmente es complicado. Sobre todo el tema del presente, que es una cosa que casi no existe. Es la primera vez que escribo una novela como esta.
—El sentido de que no hay investigación, ni hechos concretos importantes.
—Claro, en otras suyas, había un trabajo investigativo, inclusive periodístico.
—Yo lo que creo es que el título le viene bien a la novela, porque es como inasible.
—A diferencia de otras obras suyas, no hay hechos que lleven a la novela, sino que más bien son reflexiones.
—Claro. “Alrededor de la plaza” es el ejemplo clásico, porque ahí ocurren un montón de cosas, en las cuales el escritor de alguna manera investiga o en las cuales está interesado. Además, aparece la figura del juez que actuó en todos esos casos.
—Usted toma como base testimonios de los protagonistas, documentos judiciales e investigaciones que en el caso de “Suspiros del Tiempo” no estuvieron presentes.
—¿Y cuánto tiempo le llevó escribir esta novela?
—Muy poco tiempo. Es como que estaba escrita. No se por qué. Incluso otra novela que yo escribí recientemente, que es “Detectives en la niebla” carece de connotaciones políticas, porque ya estaba cansado de investigar y denunciar y que no pasara nada.
—¿Es metódico para escribir?
—No soy metódico. Cuando estoy con una novela, sé que la tengo en proceso. Cuando no estoy con ánimo, no escribo. Si tengo ánimo, sé que puedo venir a escribir. Siempre dije que mi escritorio es como un caramelo. Cuando quiero endulzarme voy y me siento a revisar lo que tengo.
—Claro, algo que no ocurre con los autores que escriben por encargo.
—Lo único que tengo son amenazas de gente que está escribiendo o prentende escribir un novela o un cuento y pide permiso para venir a hablar conmigo (risas). No tengo mucho que decirles.
—Porque creo que la literatura es completamente personal. Vos te hacés un esquema y sobre ese esquema trabajás, pero no lo podés transmitir a otro, no tiene sentido.
—Es decir que usted escribe lo que quiere contar pero no se mete en el trabajo de los demás.
—Es muy difícil alentar a alguien para que escriba de una determinada manera. Lo que si, siempre le di prioridad a la forma más que al contenido. A mi me interesa más como está escrito un texto que lo que dice. El tema puede ser interesante o puede no serlo. Pero la forma en que vos lo exponés es lo que importa.
—Y en el caso de “Suspiros del Tiempo” ¿Se siente satisfecho con la forma?
—Me siento sorprendido. No se si tiene que ver con una charla que tuve con Carlos Catania, de quien de paso estoy leyendo ese libro tremendo que es “Las Varonesas”. Creo que fue después de la última de mis novelas. Yo le había alcanzado un ejemplar. Él me llamó y me dijo: “Vos escribís muy bien, lo que te falta es audacia”. Y no se si cuando empecé a escribir esta novela no reflejé esa audacia en algunos de los personajes. Hay cosas que yo jamás hubiera escrito.
—¿Puede ser que esto abra un nuevo camino para sus futuras producciones?
—La verdad es que no lo se. Tengo una novela empezada, pocas páginas, que es bastante extraña.