Gustavo “Tuti” Nuñez escribió una nueva página en su cada vez más ancho diario de viajes, que incluye destinos tan diversos como Tailandia y Portugal.
El artista participó en un festival realizado en la isla ubicada al este de China. Dio a conocer su espectáculo “Un elefante con hambre” en hospitales y escuelas. Y tuvo la posibilidad de conocer y actuar junto a uno de los títiriteros más viejos de China. Antes de su regreso, dictó cursos en Londres. “Fue una experiencia bien distinta, de esas que te cargan las pilas”, explicó a El Litoral.
Gustavo “Tuti” Nuñez escribió una nueva página en su cada vez más ancho diario de viajes, que incluye destinos tan diversos como Tailandia y Portugal.
El payaso y titiritero de origen cordobés, santafesino por adopción, estuvo hace pocas semanas en Taiwán, donde participó de un festival y presentó un compendio de su trabajo en escuelas y hospitales. Y en Londres, donde hizo escala para dictar cursos de clown ante un auditorio integrado sobre todo por hispanoparlantes. “Estuve dos días en Inglaterra, a la ida y a la vuelta de Taiwán. Fue muy loco dar un curso en Londres, la meca del buen teatro”, contó entre conmovido y divertido a El Litoral.
La llegada del artista a las tierras asiáticas se produjo por la perseverancia de los organizadores del encuentro, que deseaban contar con su presencia. Una vez en Taiwán, “Tuti” realizó funciones de su obra de títeres “Un elefante con hambre” (ver El Dato) tanto en el marco del festival como en tres hospitales y en distintos establecimientos escolares. “Quedé maravillado por el público que es muy educado. Tuve funciones con 500 personas y no había un solo pibe que tocara un muñeco. Estaban todos sentaditos mirando con atención”, expresó al hacer un balance de su viaje. También le provocó admiración el enorme respeto por los pacientes de los centros de salud y los alumnos de las escuelas. “En los hospitales no te dejan sacar fotos, por eso no tengo un registro de eso. Respetan mucho a los pacientes. En las escuelas tampoco, porque cuidan mucho a los niños. Su tesoro son los pibes”, explicó.
Universos unidos
Si bien las estructuras centrales de los espectáculos que el artista lleva al exterior son prácticamente las mismas que utiliza en Santa Fe, al abrirse en otras latitudes sufren ciertas alteraciones, relacionadas sobre todo con la cultura y el idioma. “A veces les doy una vueltita de tuerca de acuerdo a la cultura del lugar. Juego mucho con el público. Entonces, en este caso, lo único que cambié es que participen más los niños que los grandes. Porque ellos (en Taiwán) son muy respetuosos y consideran una falta de respeto llevar a un grande al escenario. Les llamó mucho la atención el gran contacto que tengo con los chicos. En sus espectáculos nadie sube al escenario. Y yo todo el tiempo tenía pibes que subían al escenario y participaban”, narró “Tuti”.
Pero el objetivo de este viaje no fue para el payaso santafesino mostrar su labor, sino también nutrirse de los universos titiriteros forjados bajo otros parámetros socioculturales. “Los espectáculos que fui a ver de ellos son muy tradicionales y barrocos, una invasión visual, con música y sonidos fuertes. Yo suelo trabajar con materiales reciclado, que trato de transformar. Ellos (en Taiwán) no, son muy conservadores. En los espectáculos narran historias de su historia, de su país. Es una cuestión educativa para las escuelas que me parece maravillosa, porque dan clases de títeres en las escuelas, los pibes hacen las obras y su historia la conocen como un cuento. La toman como algo muy natural”, explicó.
Experiencia
Entre las vivencias más emocionates de este viaje, quedó un encuentro de “Tuti” con uno de los titiriteros más viejos de China, que tiene más de 90 años y continúa trabajando con sus títeres de guante, con una técnica -asegura Nuñez- admirable. “Me invitó a jugar con el en una obra y para mí fue algo impresionante. Me invitó a conocer su retablo, el mismo que usó toda su vida. Tenía su títere y me hizo sacar uno a mí. Y saqué justo el tanguero, entonces su títere abrazó al mío. Fue una experiencia bien distinta, que te carga las pilas y te hace sentir que el laburo que uno hace se ve, se siente y sirve”, sintetizó el clown y titiritero que, otra vez, representó al arte santafesino a nivel internacional.
Circo interior
“Un elefante con hambre”, la obra que desplegó Gustavo “Tuti” Nuñez en Taiwán, es una propuesta de títeres que cuenta la historia de “un elefante que tenía tanta hambre, que la panza no dejaba de hacerle ruido. Tanto ruido le hizo que su panza se abrió y dentro de ella... había un circo de hambre. Luego se descubrirá que dentro de ese circo habitan magos, trapecistas, equilibristas y hasta un cantor de tangos”. Casi sin palabras, y con muchas posibilidades de participar, los niños y niñas, y el titiritero consiguen que el elefante se sienta mejor”.