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Lo denunció a este medio un productor de Timbúes, desesperado por la falta de respuestas de las autoridades. Los usurpadores también trazaron un camino en medio del campo, que ahora es una vía de erosión con cada lluvia. Y, ante un reclamo del propietario, iniciaron un incendio de rastrojos como represalia.
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Desesperado, un agricultor del sur santafesino recurrió a Campolitoral ante la falta de respuestas institucionales frente el accionar de un grupo de personas que hacen uso de un lote de su propiedad en el distrito de Timbúes, departamento San Lorenzo.
El daminificado -que pidió no se revele su identidad- explota una parcela de 500 hectáreas entre el río Carcarañá y el Paraná, a la altura de la planta de la Central Termoeléctrica Vuelta de Obligado. Lindero a ese terreno hay un viejo loteo donde viven alrededor de 6 o 7 familias que poseen decenas de caballos, cerdos y chivos, animales que ingresan al campo del denunciante causándole perjuicios agronómicos y económicos. “Rompen los alambrado y meten los animales; los chanchos hacen chiqueros y a los chivos los largan cuando empieza a nacer la soja para que pastoreen”, se lamentó.
El problema lleva alrededor de una década y en un principio, en el afán de no tener mayores complicaciones, toleró alguna intromisión. Pero con el tiempo se sumaron más perjuicios, como el trazado de un camino que hicieron los usurpadores por el medio del lote para evitarse el rodeo hasta sus viviendas. “Les puse una tranquera y no dejaron nada, se robaron el alambre, la tranquera, todo… ahora por ese camino escurre el agua y empieza a erosionarme el campo”, relató.
Además mencionó que, con el pisoteo, una tropilla de caballos le arruina el terreno, donde realiza siembra directa, luego de cada lluvia. “Es un daño estructural”, plantea. También ha sufrido de roturas y robos de granos en silo bolsas. Y hasta acciones intimidatorias tras algún reclamo o intento de frenar estos abusos. “Una vez me prendieron fuego los rastrojos”, contó.
Antes de enviar su denuncia a este medio, el productor dijo haber hecho varios reclamos formales. En la comuna no logró respuestas. “Los Pumas (la Guardia Rural) son los únicos que me dieron una mano; hicieron todo lo que estuvo a su alcance. Vinieron varias veces, incluso hicieron un relevamiento de la gente, intervinieron; pero a los pocos días vuelven a estar los animales adentro del campo”. Y también recurrió al Senasa delegación Rosario, dado que los animales -al menos los caballos, según sus observaciones- no poseen marcas y se trata de hacienda que la legislación obliga a tener identificada y con las correspondiente sanidad. Especialmente con el ganado menor, que difícilmente tenga otro destino más que el consumo humano.
Antes del diálogo con Campolitoral, el productor se aprestaba a presentarse en el Ministerio de la Producción en busca de ayuda.