El martes 26 de marzo del corriente año, en horas de la noche, Gonzalo Fernández estaba en su casa de Maciá al 2600 de la vecina ciudad de Santo Tomé, donde vivía junto a su familia. De repente, alguien llamó a la puerta y el muchacho de 36 años fue a atender, sin siquiera imaginar que del otro lado lo esperaba la muerte. Cuando abrió se encontró con dos personas, una de ellas armada. Instintivamente el joven giró e intentó refugiarse en algún rincón de su hogar, como si supiera el final que se avecinaba. El malhechor disparó en tres oportunidades, dos balas impactaron en la zona de la espalda y la restante a la altura de la rodilla, dejándolo muy malherido. Al cabo de unos segundos, “Gonza” -como le decían a Fernández- murió en los brazos de su padre Roberto, mientras que sus atacantes se dieron a la fuga. De esa manera terminó la vida de un reconocido vecino de la localidad, que desde hacía años libraba una batalla sin cuartel contra las adicciones. Extrovertido, amistoso, simpático, músico, padre, hijo y hermano. Todo eso era Gonzalo, y así se lo recuerda.
Esas cualidades hicieron que a lo largo de su historia siembre amistades por doquier y genere un vínculo muy fuerte con su familia, cuestiones que se vieron reflejadas el pasado viernes 26 cuando sus allegados se movilizaron para pedir el esclarecimiento del hecho, a un mes de su asesinato. La concentración fue en horas de la tarde en la zona conocida como Las 5 Esquinas, específicamente en la intersección de 7 de Marzo e Hipólito Yrigoyen. Desde allí un nutrido grupo de vecinos, cargados con carteles con la imagen de Gonzalo, marcharon por la nombrada avenida hacia el este, custodiados por Policía Municipal que fue cortando el tránsito a medida que la caravana avanzaba. Al unísono, el grito se reiteró permanentemente: “Justicia por el Gonza”. Aún no hay detenidos en la causa, más allá de las distintas versiones existentes en torno a las motivos que derivaron en este triste desenlace.
Roberto fue quien sintió los últimos suspiros de Gonzalo y vio como la vida de su hijo se escapaba entre sus manos. Murió en sus brazos, algo que nunca más podrá olvidar. “Pedimos justicia para que esto no quede impune, por eso nos manifestamos así, pacíficamente pero con dolor porque aún no tenemos novedades sobre el caso”, expresó “Plumero”, como se lo conoce a este popular entrenador de basquet de Santo Tomé. Según explicó, el Estado le brindó los abogados que siguen la investigación y mantienen contacto con el fiscal responsable. Durante el diálogo que Roberto mantuvo con El Litoral, fue imposible evitar que los recuerdo de “Gonza” vengan a su cabeza. “Trabajábamos juntos, vivía con nosotros y desde hace muchos años venía con problemas de adicciones que tratábamos entre todos, pero esa situación problemática no justifica que vengan estos asesinos y le quiten la vida de esta manera”, manifestó.
Ahogado por el dolor, el hombre aseguró estar entero pese al duro presente, aunque confesó tener sus momentos de profunda congoja. “Más daño ya no me pueden hacer, como familia nos destrozaron y la vida no es la misma; dejo todo en manos de la Justicia, nosotros cumplimos con lo que nos pidieron y ahora son ellos quienes tienen que trabajar para resolver el hecho”, consideró “Plumero”. Para cerrar volcó todo su padecimiento en unas pocas palabras: “Me cortaron en dos, realmente quedé vacío”.
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