Como hace tres meses, las intensas lluvias inundaron la franja del extremo norte santafesino, el sur chaqueño y el sureste santiagueño. Y como hace tres meses, los mismos problemas, aunque esta vez con menos dimensión de lo ocurrido en enero. Por ahora. Unas 100 mil hectáreas bajo agua, caminos cortados y poblaciones amenazadas. Otra vez, si se quiere, lucro cesante en una zona donde no hay mucho para rescatar. Hay mucho por invertir. Esto, seguramente, permitirá conocer si los que hablaron y anunciaron proyectos, propios y conjuntos, para evitar la repetición de estos fenómenos, los volcaron al papel, se reunieron y definieron algo. A simple vista, y según las consultas realizadas, parece que no. O no tanto. Parece que la campaña política alejó a muchos funcionarios hacia el centro-sur de la provincia. Las obras que allí se necesitan... que las encaren los que vengan después.
Es interesante analizar las justificaciones que se escriben cuando vuelven las lluvias y se instala la emergencia. Una lluvia de 200 milímetros en pocas horas inundó Reconquista esta semana y hasta puso en riesgo la realización de las Paso, como consecuencia de la situación que vivieron las oficinas donde estaban depositadas las urnas. ¿Por qué esa cabecera departamental no pudo aún realizar las obras de desagüe que son requeridas desde hace décadas? Hay un plan integral de desagües pero no tiene financiación. Por lo tanto, habrá que esperar, aceptando aquello que se menciona asiduamente entre los técnicos de que ninguna obra hidráulica soluciona el problema, pero lo mitiga.
Pero para los departamentos 9 de Julio, Vera y General Obligado, esto no es todo. Se le suma el escurrimiento en suelo santafesino de excedentes hídricos provenientes de las provincias de Chaco y Santiago del Estero. Para eso no hay una solución rápida. Se comprobó recientemente que hace falta un plan interprovincial para evitar que decenas de familias queden aisladas en zonas rurales, la red vial de tierra totalmente cortada y cascos urbanos anegados. Ojalá los pronósticos se cumplan, porque se menciona para el período crítico de lluvias, debería terminar en la primera quincena de mayo.
El problema actual es el recurrente en casi todas las abundantes precipitaciones: las napas y desagües están sobresaturados y la planicie impide el rápido escurrimiento. En Villa Minetti, en el límite con Santiago del Estero, más arriba de Tostado, los 220 milímetros de los últimos 10 días provocaron la saturación de los canales y el agua del casco urbano subió, por lo que se debió suspender el dictado de clases. Lo propio ocurre en parajes como La Hiedra, Las 500 y Aldea Rural, en el mismo departamento 9 de Julio.
El panorama podría complicarse en jurisdicción de Los Amores (departamento Vera), Florencia y San Antonio (departamento General Obligado). En algunos parajes el inconveniente más preocupante es la falta de caminos para el abastecimiento de alimentos y medicamentos. Esa zona comenzó a recibir una importante masa líquida proveniente de la provincia del Chaco. A propósito de esa provincia, las imágenes televisivas que recorrieron el país la última semana también reflejaron lo poco que se hizo en su momento para evitar las cuestiones que comprometen el aparato productivo y social de los chaqueños. Y comenzaron las explicaciones y justificaciones. Rolando Núñez es el presidente de la Fundación Mandela de Chaco, y describió la situación: “Todo el territorio agrícola de la provincia está inundado y en situación de desastre, con campos que tienen dos metros de agua encima. Ello se debe al desarrollo del desmonte para la instalación de la soja, el girasol y el maíz todo transgénico- rompiendo el equilibrio o balance ambiental que nos someten a inundaciones más inundaciones, sequías, inundaciones y sequías, en una serie que permite contemplar que estamos en un ciclo, no en una situación de contingencia”.
El problema actual es el recurrente en casi todas las abundantes precipitaciones: las napas y desagües están sobresaturados y la planicie impide el rápido escurrimiento.