Redacción El Litoral | [email protected]
El problema sin solución quedó en evidencia el lunes, cuando muchos estudiantes y trabajadores precisaban viajar entre las capitales de Santa Fe y Entre Ríos. Usuarios dicen que faltan refuerzos para ampliar la frecuencia. El 1 de mayo no hay servicio.
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Estudiantes, trabajadores y viajeros ocasionales no paraban de llegar a la Terminal de Ómnibus Manuel Belgrano. Era la siesta de lunes. La cola se extendía por al menos 200 metros. La cara de los pasajeros cambiaba del asombro a la bronca a medida que caminaban hacia el último lugar de la hilera para aguardar su turno y viajar de vuelta a casa, tras un largo día de trabajo o de cursado. Varios contaban a las personas que tenían por delante y calculaban cuántos coches debían esperar si en cada micro entran entre 40 y 46 pasajeros. Otros preferían “matar” el tiempo con un libro o sacando fotos y videos para subirlos a las redes sociales y expresar su repudio al pésimo servicio. También había quienes, con las piernas cansadas de estar parados por más de una hora, decidían sentarse en el suelo. Llegaba un cole, las esperanzas se renovaban y otra vez empezaban a verse las manos en alto sumando a los que tenían adelante —pobres aquellos que quedaban al borde y el chofer les decía “no tengo más lugar”, y otra vez a esperar—.
Así pasaron los viajeros 1, 2 horas, en la Terminal de Santa Fe, esperando para realizar un viaje que habitualmente demanda unos 40 minutos, y poder llegar a destino. La misma “foto” se podía ver en la Terminal de Paraná, Entre Ríos, con los que pretendían realizar el viaje inverso.
Los usuarios de Etacer y Fluviales pretendían viajar a destino antes de este martes, día de paros (sin clases), y del feriado del 1 de Mayo, Día del Trabajador y, además, con un paro nacional de transporte. Esto hizo que muchos viajeros concurran en simultáneo en busca de un servicio. Y las empresas que lo brindan no tienen margen para dar la respuesta que se necesita.
Problema sin solución
Las demoras para poder viajar entre ambas capitales de provincia no son novedad. Los estudiantes universitarios autoconvocados elevaron sus quejas una y otra vez. Y desde la Comisión Nacional de Transporte (CNRT) les respondieron mediante un informe de relevamiento que “no hay insuficiencias” en el servicio.
Pero los estudiantes se quejaron porque la CNRT realizó el relevamiento en diciembre y enero, cuando disminuye drásticamente la cantidad de pasajeros debido a las vacaciones. Y acudieron a la Defensoría del Pueblo. En paralelo, iniciaron un “contra-informe” con los testimonios y quejas recogidos entre los estudiantes.
Qué dice la CNRT
La Comisión encargada de regular el servicio concluyó que “las empresas Fluviales del Litoral y Etacer cumplen con las frecuencias establecidas por horarios aprobados”.
La Federación Universitaria del Litoral (FUL) elaboró su contra-informe para el que convocó a todos los usuarios a completar un formulario con quejas y reclamos. Allí se le preguntó a los usuarios qué problema detectó en el servicio.
“Los estudiantes vemos como una burla que el informe se haya hecho en diciembre y enero, cuando no hay clases”, advirtió Carla Mallo, desde la agrupación de estudiantes autoconvocados, “porque en esos mese el servicio anda perfecto, con pocos pasajeros”.
Ante el Defensor
Los estudiantes universitarios se reunieron con el defensor del Pueblo adjunto de Paraná, Pablo Donadío para analizar la situación. Del encuentro surgió la iniciativa de convocar a decanos y rectores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de ambas provincias, de la Universidad Católica Argentina, de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) y de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER).
Los representantes estudiantiles rechazan la propuesta de viajar parados (está prohibido) y lo ven “como un retroceso”. En cambio, piden que haya más unidades durante los días y horarios pico, para que den respuesta a la demanda. “Eso genera que muchos estudiantes dejen la universidad. Por eso es importante darles participación a los rectores y a los decanos. El viaje es desgastante y es muy difícil solventar. Muchos estudiantes abandonan las carreras que eligieron o cambian por alguna que puedan cursar en su ciudad. Algunos toman la decisión de vivir en Santa Fe pero eso resulta muy caro. Eso suma para que muchos dejen sus estudios”, advirtió Mallo.