Hacer reír para enseñar

Ya el título de la obra es prometedor. Cualquier desprevenido que lea “Payasos contra el clima” se sentirá, como mínimo, interesado por saber de qué se trata. Más aún si se topa con algunos detalles de la sinopsis: cinco payasos deberán hallar los motivos que han llevado a que deje de llover. En el camino hacia ese descubrimiento, lleno de tumbos y volteretas, se topan con San Isidro (al que se invoca popularmente para obtener buenas cosechas y regular las lluvias) y tendrán que apelar a la imaginación.

La propuesta pertenece al grupo Quique y las Paltas Verdes de Paraná y cuenta con las actuaciones de Juan Carlos Izaguirre, Julián Bruna, Florencia Gabriela Perés y Nicolás Gassmann, con música de Alexis Chausovsky. Las próximas funciones serán en el marco del inicio de la nueva etapa del ciclo “Aprendiendo juntos a ver teatro”, que organiza el Centro Cultural Provincial de Santa Fe en su sede de Junín 2457. Tendrán lugar el próximo lunes en dos tandas: de 9 a 11 y de 14 a 16, con acceso gratuito e inscripción previa.
“Payasos contra el clima” llegó por primera vez al público a principios de 2018, en un festival de teatro internacional que tuvo epicentro en Chile, en la ciudad de Chillán. Luego recorrió Paraná, Villa Urquiza, Santo Tomé, Sauce Viejo y estuvo en numerosas escuelas. De modo que marca una parte importante de la vida del grupo Quique y las Paltas Verdes, que nació hacia fines de 2016 y apenas cuenta con otra obra anterior que se titula “Tres historias de payasos”, que también hizo un recorrido intenso.

Alumbramiento

Julián Bruna, actor, relató los orígenes de la propuesta que presentarán en el Centro Cultural Provincial. “Nos encontramos a fines de 2017 con la necesidad y con las ganas de crear un espectáculo nuevo con el fin de que se expanda el grupo y sobre todo que se mantenga activo. Invitamos a un actor y a una actriz para que se sumen al proyecto y poco después a un músico. La propuesta surgió para hacer algo pedagógico con una temática actual como es el cambio climático”, recordó.

Basada en el espíritu del clown y con la incorporación de elementos del teatro callejero, el clown y el circo, la obra fue diagramada para poder realizarse en ámbitos no convencionales. “Tenemos en el grupo a un personaje con mucha experiencia en el teatro callejero, que es Juanqui Izaguirre, quien nos ayudó un montón en esto”, rescató Julián.

Felicidad para el futuro

Para los realizadores de “Payasos contra el clima”, la posibilidad de participar en un ciclo con las características del Aprendiendo juntos a ver teatro es una oportunidad de crecimiento. “Nos sentimos muy contentos y agradecidos ya que es otra de las grandes iniciativas que ha impulsado el Centro Cultural Provincial y que ya forman parte del patrimonio de niños de la ciudad. Es muy importante que se apueste a la niñez, al teatro y a las artes en estos tiempos. Y esperemos que esto siga por la eternidad, por el bien de los niños, de la gente de teatro y sobre todo por el futuro, porque si hay niños felices, el futuro va a ser mejor. Así que lo vemos como un aprendizaje mutuo, de exploración, de cierta responsabilidad. Por eso venimos trabajando mucho, para llegar al día de la función y dar lo mejor de nosotros, para poder recibir también lo mejor del público”, manifestó Julián.

Contenidos dinámicos

Uno de los retos centrales para todo grupo artístico que orienta sus propuestas al público infantil pasa por controlar la atención de los chicos, en una época atravesada por estímulos de todo tipo. “Creo que una de las maneras de atrapar la atención de niños y niñas,es focalizarse en la puesta en escena y crear un contenido que sea tanto dinámico como lúdico, participativo y sorprendente. Que despierte la sorpresa, que apele a lo inesperado. También debemos trabajar, junto al estímulo visual, en lo auditivo, a través de los sonidos y de melodías acordes a la historia. En ‘Payasos contra el clima’, contar con un músico en escena nos permite ciertas improvisaciones que ayudan a crear una atmósfera de principio a fin, manteniendo cierta estética”, enunció Bruna.

Otra clave sería no trabajar exclusivamente en función de los chicos, sino pensando en la familia entera. “Eso ayuda a crear una especie de comunidad, donde todos y todas lo pasen bien. Así, se derriban esos falsos muros que a veces aparecen por la diferencia de edad. Está buenísimo que se puedan despanzar de risa un niño o una niña con un padre, un abuelo o una maestra. Que se unifiquen. Se crea un mundo de fantasía más fácil. Si todos están en la misma, nos embarcamos juntos en la aventura. Y se lo pasa bien”, finalizó.