Javier Díaz (Enviado especial a San Carlos) / [email protected]
Era fiesta rojinegra porque Central lo ganaba de punta a punta. Las manos de Leiva y el corazón de Cenci llevaron el partido a penales y ahí el “uno” se convirtió en héroe. Argentino se clasificó a los octavos de final de la Copa Santa Fe.
Javier Díaz (Enviado especial a San Carlos) / [email protected]
Tuvo al más bicho y tuvo al más goleador. Tuvo a un arquero destinado a ser héroe y tuvo lo que hay que tener para ganar ciertos partidos que se entienden más allá de lo pura y exclusivamente futbolístico. Si esto último fuera lo único determinante en el deporte que más pasión despierta en esta parte del mundo, no caben dudas de que la visita debió haberse ido celebrando del 12 de Enero. Pero como en el fútbol muchas veces hace falta algo más, ayer la gran fiesta fue de Argentino.
El más bicho fue el hijo del “Bicho”. Francisco Godano, quien entró desde el banco y con su atrevimiento le dio algo de pimienta al ataque del local, que parecía no encontrar el rumbo para vulnerar a su rival de toda la vida. El más goleador no podía ser otro que el histórico e interminable Claudio Cenci, el optimista de la definición que tiene Argentino, que creyó cuando ya nadie lo hacía que una oportunidad iba a tener y no la desaprovechó. Y el muchacho de la película fue Luis Leiva, que durante los 90 minutos redondeó una gran actuación para dejar con vida a su equipo cuando peor la pasaba y después se agigantó en la definición, le tapó un remate a Cornejo y marcó el camino de la victoria.
De principio a fin (casi) fue ampliamente superior Central, que jugó más suelto, manejó los hilos del partido y de haber estado más preciso en los últimos metros podría haber sacado una buena diferencia en el marcador. El “Sabalero” se puso en ventaja de arranque y dominó el trámite a gusto ante un Argentino inconexo y al que ni siquiera le funcionaba la posibilidad de buscar Cenci con envíos largos.
En una de las primeras situaciones de peligro, Lucas Cornejo abrió el marcador entrando libre de marca por el segundo palo luego de un centro bajo desde la derecha que recorrió todo el arco sin que nadie la pudiera despejar. Argentino sintió el impacto y durante todo el primer tiempo quedó a merced de una contra de su rival, que le cedió la pelota y lo dejó que se viniera (advirtiendo la falta de ideas del local) para aprovechar la velocidad de Garutti, Sola y Manfredi.
El “Tino” respondió tras la conquista con un tiro libre en el que Ambort salió mal y dejó una pelota suelta en el área, pero de milagro entre Cornejo y Ballester la sacaron en la línea cuando el público local ya se disponía a gritar el empate. Pero fue prácticamente lo único que hizo en ofensiva en un primer tiempo flojo.
Por el contrario, Central pudo haber ampliado de no ser por una magnífica tapada de Leiva que comenzaba en esa primera mitad a anticipar que la de ayer sería su tarde. El “uno” le tiró toda la chapa encima a Garutti cuando quedaron mano a mano y le desvió su remate que tenía destino de gol.
Lo mejorcito del local se vio en el tramo final, cuando empujó antes del descanso y llevó a la formación rojinegra a jugar cerca de su arco, siempre con Canalis como el más insistente, aún cayendo varias veces en imprecisiones. Núñez tuvo el empate sobre el final con un remate potente que desviaron al córner y de ese tiro de esquina Cenci estuvo cerquita de empujar al gol pero no llegó a conectar de cabeza por muy poco luego de que alguien peinara en el primer palo.
El complemento se jugó a pedir de Central. Los dirigidos por Gonzalo Schmidhalter se replegaron y se dedicaron a contragolpear a un Argentino que fue por obligación pero sin creatividad. El reloj también fue un enemigo del elenco de Francisco Ferrero, que se fue sintiendo cada vez más nervioso a medida que pasaba el tiempo.
Sólo lo mantenía en partido su amor propio y las tapadas de Leiva, que primero le ahogó el grito a Garutti (el 10 metió un enganche fabuloso en el área pero su remate se encontró con las manos del arquero cuando buscaba ángulo) y más tarde otro a Benzi, que ingresó en lugar del explosivo volante que tiene el “Sabalero”.
Tras que Argentino no le encontraba la vuelta al partido, sufrió la expulsión de Matías Martínez y quedó condenado a jugar con un hombre menos el último cuarto de hora. A esa altura ya había ingresado Godano, que le cambió la cara a un tibio elenco local.
Entonces llegó la jugada que cambió la historia. El partido se moría y la tribuna visitante se disponía a desatar un festejo atronador, cuando el propio Godano envió un centro cruzado al corazón del área chica, una montonera de jugadores de ambos equipos se abalanzaron sobre la pelota y allí apareció Cenci, con el olfato goleador a full para recibir en el segundo palo y marcar un empate que fue prácticamente de nocaut para Central.
Desde los doce pasos, el local fue mejor. Cien por ciento de efectividad en sus cuatro remates y el broche de oro para la tarde que Luis Leiva contará a todos sus descendientes hasta el último de sus días. El arquero estuvo cerquita en el segundo disparo de Central, que se estrelló en el travesaño y luego le tapó el cuarto remate a Cornejo para consagrarse ídolo del albiceleste.