El austríaco Andreas Nikolaus Lauda falleció sobre la medianoche del lunes en Suiza, a los 70 años, junto a sus familiares, quienes fueron los encargados de difundir la noticias.
El austríaco Andreas Nikolaus Lauda falleció sobre la medianoche del lunes en Suiza, a los 70 años, junto a sus familiares, quienes fueron los encargados de difundir la noticias.
* “Con profunda tristeza anunciamos que nuestro amado Niki murió con su familia, este 20 de mayo de 2019. Sus realizaciones únicas como deportista y emprendedor son y permanecerán inolvidables; su incansable entusiasmo por la acción, su franqueza y su coraje permanecen como un modelo y una referencia para todos nosotros. Era un marido amoroso y atento; padre y abuelo ejemplar lejos del público, que seguramente sentirá su ausencia”, expresa el texto del mail firmado por su entorno.
Vale recordar que Niki Lauda estaba siendo sometido a una diálisis periódica en una clínica suiza, debido a una afección renal, que se había agravado en los últimos días, ya que había recibido un transplante de riñón que lo había alejado de sus actividades cotidianas.
Fundamentalmente, de su cargo como miembro no ejecutivo de la empresa Mercedes Benz, una función similar a la ejercida oportunamente por el quíntuple campeón mundial de la categoría, el argentino Juan Manuel Fangio.
El notable ex piloto nacido el 22 de febrero de 1949 en Viena, sufrió un recordado accidente en el Gran Premio de Alemania 1976, que le provocó graves quemaduras que le dejaron marcas faciales de por vida.
Lauda fue campeón de Fórmula 1 en 1975 y 1977 con Ferrari, y en 1984 con McLaren, y se retiró definitivamente de la competición en 1985.
Su destacada vida dentro y fuera de los circuitos de la máxima categoría, llamó la atención de Hollywood y se realizó una película en su honor en 2013 que se llamó Rush, en la que se da cuenta de su rivalidad con el piloto británico James Hunt, campeón del mundo en 1976.
Lauda comenzó a correr en Fórmula 1 con el equipo March en 1971 y luego se sumó al BRM, al que se incorporó en 1973, pero dio su gran salto deportivo cuando su compañero de equipo en esta escudería, Clay Regazzoni, volvió a Ferrari en la temporada 1974.
El legendario propietario del equipo, Enzo Ferrari, requirió la opinión de Regazzoni sobre el conductor austríaco y al recibir buenas referencias, inmediatamente lo contrató.
A partir de allí los éxitos se sumaron con esos dos mojones gloriosos mencionados, hasta que en 1978 fue incorporado al equipo Brabham, donde pasó dos temporadas sin éxitos, en buena medida debido al radical diseño del monoplaza, con una aerodinámica asistida por turbinas.
En ese tiempo ganó dos carreras y dos podios y el resto abandonó por problemas mecánicos, sobre todo en el pesado y poco fiable motor bóxer de Alfa Romeo. En 1979, al cabo del Gran Premio de Canadá, le informó al propietario de la escudería, Bernie Ecclestone, de su deseó de retirarse inmediatamente, pues no deseaba “seguir conduciendo en círculos”.
Lauda, que había fundado una compañía de vuelos charter, volvió a Austria para dedicarse a ella a tiempo completo. Pero en 1982 volvió a la competición, sintiendo que aún tenía una carrera como piloto por delante.
Después de una exitosa prueba con McLaren, su único problema fue convencer al patrocinador del equipo, Marlboro, de que aún era capaz de ganar. Lo demostró en su tercera carrera, tras su vuelta a las pistas, ganando el Gran Premio de Long Beach.
Lauda consiguió su tercer campeonato del mundo en 1984 con una victoria por medio punto sobre su compañero de equipo Alain Prost.
La temporada 1985 fue difícil para Niki: sumó 11 abandonos sobre catorce carreras. Una sola victoria en el Gran Premio de Holanda, donde contuvo a un rápido Prost al final de la carrera, resultó ser su último triunfo en la máxima categoría y también el último GP de Fórmula Uno celebrado en los Países Bajos.
Se retiró definitivamente de la competición después de la carrera final de la temporada en Australia.
Como conductor, Lauda se caracterizó por su inteligencia, lo que permitió minimizar los riesgos y maximizar los resultados. Se le consideró uno de los pilotos más cerebrales de la historia; capaz de pasarse largas horas analizando el comportamiento de su máquina.
Por eso, y por su personalidad que también contemplaba rasgos vertiginosos, su lugar en el altar del automovilismo de todos los tiempos permanecerá desde ahora inalterable.
El 1 de agosto de 1976 la pista del célebre circuito germano estaba mojada, porque había llovido sobre la región de Rheinland-Pfalz. Habían transcurrido dos vueltas, cuando Lauda perdió el control y se estrelló contra el guardarraíl. Millones de televidentes en todo el mundo observaron azorados como la Ferrari quedó envuelta en llamas tras el impacto frontal y es embestida posteriormente por otro vehículo que venía detrás. Inmediatamente, en un acto heroico, Arturo Mezzario, Harald Ertl y Guy Edwards detuvieron sus coches y rescataron a Niki entre el espantoso foco ígneo, ayudados solamente por un extintor y sus propios trajes de pilotos. Lauda sufrió quemaduras de tercer grado en la cara, la cabeza y las manos e inhaló gases que le dañaron los pulmones; perdió casi en su totalidad su oreja derecha y los párpados y fue trasladado inmediatamente a la unidad de cuidados intensivos, donde un sacerdote llegó para darle la extremaución. Sin embargo, 40 días después, con sus heridas aún sin curar, volvió a competir nuevamente en Monza: solo se había perdido dos carreras.
</VOLANTA>Historias inolvidables...
</TITULO>Su relación con los argentinos
</FIRMA>Redacción de El Litoral
</FIRMA AGE>Infobae.com
</PIE>Amigos desde siempre...
Carlos Alberto Reutemann junto a Niki Lauda, en una de las tantas competencias que compartieron.
</CREDITO>Foto: Archivo El Litoral
</TEXTO>Todos conocen que Niki Lauda tuvo dos etapas en la Fórmula 1: de 1971 a 1979 y de 1982 a 1985. En la primera parte disputó siete Grandes Premios de la República Argentina, con diferentes resultados.
Pero además, su vínculo con nuestro país se completa con el hecho de haber sido compañero de equipo de Carlos Alberto Reutemann en Ferrari y además, por haber permitido que Ricardo Zunino debute en Brabham.
Respecto de sus actuaciones en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires, el austríaco logró dos segundos puestos: 1974 y 1978; fue undécimo en 1972; sexto 1975 y tuvo tres abandonos: 1973, 1977 y 1979.
* “Me gusta la Argentina y allí está mi amigo Carlos Reutemann. Lo que más me sorprendía era la pasión de su gente por las carreras. En esos años se corría con mucho calor, pero el público llenaba el autódromo, por lo que espero sinceramente que en algún momento la F1 pueda volver allá”, le dijo a la revista Corsa en 2016.
Lauda y Reutemann compartieron la mítica Scuderia italiana en 1977, pero ambos protagonizaron un momento especial. Luego del accidente de Niki en Nürburgring 1976, en Maranello descartaban su vuelta para el GP de Italia. Por eso, una carrera antes (en Holanda), se selló el ingreso del santafesino para reemplazarlo en Monza.
Sin embargo, la rápida recuperación del austríaco sorprendió a propios y extraños. Ambos y el otro piloto titular, el suizo Clay Regazzoni, corrieron en la competencia peninsular. Luego “Lole” se quedó para la temporada siguiente y continuó en 1978, cuando ya el austríaco se había ido a Brabham.
Lauda también habló en la citada entrevista sobre por qué Reutemann no pudo ser campeón mundial: “No sé, pasaron tantos añosà Más allá de todo, Carlos hizo un gran trabajo en la F1 y por algo estuvo en equipos tan importantes”, aseveró.
Pero hay otra historia muy particular que lo une a la Argentina. En 1979, el sanjuanino Ricardo Zunino negociaba su ingreso a Brabham para la temporada venidera. En el GP de Canadá, Zunino viajó como espectador y recorrió los boxes.
Ese viernes, Lauda decidió su retiro, se fue de forma abrupta del circuito y llegó una inesperada oferta al cuyano. Cuando quedaban 30 minutos de ensayos uno de los mecánicos del equipo inglés le dijo: “Andá que te busca Bernie (Ecclestone)”. Ricardo lo buscó y recibió la propuesta del por entonces dueño de la escuadra británica.
* “Quiero que corras el auto que acaba de dejar Lauda”, fueron las palabras que le llenaron los oídos al sanjuanino. Al tener sólo 30 minutos por delante, Ecclestone le dijo que ya no valía la pena que saliera a la pista. Pero las ganas del corredor pudieron más: buscó un buzo y un casco para subirse al Brabham.
Al menos conoció el circuito. Se tuvo que poner las botas de competición de Lauda (tres números más grandes), además el casco no era de su medida y la posición de manejo en el habitáculo era muy diferente. Al otro día (sábado) se realizó el ajuste de la butaca. Además tenía el calzado de su número y un buzo que le calzaba mejor. Fue 19no. en la Qualy, entre 29 competidores. Pudo largar, ya que en esa época lo hacían los que lograban los 24 mejores tiempos.
El domingo 30 de septiembre de 1979 fue el debut de Zunino, en lo que fue una de las últimas tres veces que hubo dos argentinos en la F1, ya que ese año Reutemann corría para Lotus.
Ricardo terminó séptimo en la carrera que ganó el australiano Alan Jones (Williams), que al año siguiente fue compañero de “Lole”. Zunino, por su parte, producto de su actitud y presupuesto mediante- se ganó un lugar en Brabham para 1980 y compartió equipo con el brasileño Nelson Piquet. La puerta se le abrió gracias al primer retiro de Lauda, aunque el sanjuanino estuvo en el momento y lugar indicados.