Redacción de El Litoral
La serie más impactante de los últimos tiempos, la que más reacciones generó, finalizó con inesperados giros, críticas de los fans y una atención mundial que será difícil de replicar.
Redacción de El Litoral
Después de casi 10 años en pantalla, “Game of Thrones”, la joya de la corona de HBO llegó a su fin el domingo por la noche, con el episodio titulado “The Iron Throne”. Así termina una octava temporada de sólo seis episodios: lo que arrancó como un proyecto casi torpe y de ambiciones desmedidas, con un capítulo piloto fallido que tuvo que ser filmado nuevamente, terminó convirtiéndose en un espécimen único. Finalizó una serie irrepetible en la historia de la televisión (basada en la inconclusa saga “Canción de Hielo y Fuego”, de George R. R. Martin), que en la era del streaming hizo que la gente se siente a una hora determinada a esperar cada episodio, pero que al mismo tiempo supo triunfar en las plataformas, en las redes sociales y hasta en la piratería de la era digital.
La historia se resolvió de manera “agridulce”, tal como Martin refirió cuando se lo consultó sobre el final de una saga literaria a la que le faltan dos libros, “Vientos de invierno” y “Sueño de primavera”, pero que fue anticipada por la serie. La polémica sobre los destinos de Jon Snow, Daenerys Targaryen, los hermanos Stark, Tyrion Lannister y otros personajes podría tomar otros ribetes cuando se publiquen las novelas, aún sin fecha.
Aunque el momento del cierre de esta historia llena de drama, intriga, suspenso, heroicas batallas y feroces dragones finalmente se produjo (en medio de la guerra de polémicas, memes y campañas para el cambio de final), HBO ha preparado un bono especial para los fans. El domingo 26 de mayo a las 22 estrenará “Game of Thrones: The Last Watch”. A lo largo de dos horas, este documental relata cómo fue la filmación de la última temporada y lo que significó, tanto para los actores como la producción de la aclamada serie, tener que despedirse del mundo que crearon durante ocho temporadas.
Números sorprendentes
La serie mantiene el hito de transmisión en simultáneo para un producto de este tipo (194 países), tuvo equipos técnicos rodando en hasta cuatro territorios distintos al mismo tiempo, un presupuesto de 90 millones de dólares para este cierre, fue el programa más pirateado por cinco años seguidos y tiene la mayor cantidad de premios Emmy ganados en un mismo año (12 en 2016, 47 en total, 132 nominaciones hasta la fecha).
Según Parrot Analytics, compañía de datos que mide la demanda mundial de audiencia, tenía un promedio de 7.191.848 Demand Expressions diarias, lo que la convertiría en la serie actual más popular. Sus ratings fueron subiendo entrega a entrega: en Estados Unidos el debut alcanzó los 9.3 millones de espectadores, mientras que su temporada 7 (transmitida en 2017), superó los 30 millones. La devoción por Game of Thrones generó un nuevo tipo de piratería y filtraciones que hizo que abogados y especialistas en seguridad cibernética tuvieran que generar nuevas herramientas, incluido un sistema para trackear los números y las locaciones de la descarga vía torrents de su temporada final en tiempo real, y ya esperan que sea la más bajada en la historia de Internet.
Mención aparte para el boom turístico. Westeros y Essos será continentes ficticios, pero sus contrapartes reales ganan un buen ingreso gracias a ellos. El país más beneficiado es Irlanda del Norte, ya que Belfast y alrededores funcionó como casa central. Ahí se puede encontrar lo que se usó como Winterfell y parte de Dragonstone. A partir del año que viene tendrá un circuito turístico de más de 10.000 metros cuadrados inspirado en uno similar que hay de Harry Potter, con decorados, utilería y vestuario. Le sigue Croacia, ya que Dubrovnik hizo de King’s Landing, capital del reino. No se quedan atrás Marruecos, Malta, España e Islandia, cada uno con su propia pequeña industria generada a partir de escenas icónicas filmadas ahí.