La ciclista santafesina por la ruta de la seda suma una cruzada solidaria
Partió hace más de dos meses de Barcelona y piensa llegar a China en bicicleta. Pide donaciones para Médicos sin fronteras. En los últimos días atravesó una mala y una buena: la muerte de su abuela y la visita de una amiga que la acompañará un tramo.
Gentileza. Ivana Lovatto. Tiene 27 años, es oriunda de Los Corralitos y antes de partir a Europa vivía en Santa Fe, donde ejercía como bioquímica. Seguila en yendoenbici.com.ar.
Ivana Lovatto no para. Pedalea la vida, apasionada, en busca de cumplir su sueño. Ese que la llevó en marzo pasado a renunciar al trabajo como bioquímica en Santa Fe y tomar un vuelo hacia Europa para atravesar la mítica “ruta de la seda” en bicicleta, desde Barcelona hasta China, en aproximadamente 8 meses, según sus cálculos.
El viaje de la joven que lo dejó todo para perseguir la felicidad a fuerza de pedaleos suma ahora una iniciativa solidaria. A través de sus perfiles en las redes sociales, desde donde relata su apasionante viaje, le pide a sus seguidores que donen una ayuda para una organización filantrópica. “Siempre soñé con trabajar como bioquímica en Médicos sin fronteras, pero mientras tanto vamos con esto. Entren a donar”, pidió.
Para tal fin, Ivana creó una iniciativa solidaria en el perfil web de Médicos sin fronteras, bajo el lema “En bici y con una mano en el corazón”. Debajo del mismo cuenta: “Hace dos meses estoy viajando en bicicleta, comencé en Barcelona y tengo la ilusión de llegar a China. En este camino se me hizo inmediata la necesidad de devolver al mundo lo que él me da. Esta es una nueva posibilidad. Quienes me sigan, apoyen y tengan el mismo sentimiento que yo, ¡entren y donen!” (ver Cómo donar).
En este camino se me hizo inmediata la necesidad de devolver al mundo lo que él me da
“Cuando trabajaba y tenía plata (risas) colaboraba mensualmente con ellos”, dice, en un nuevo contacto con El Litoral, “incluso comencé a estudiar francés para en el futuro poder sumarme y trabajar, mientras tanto creé esta iniciativa para colaborar”.
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Foto: Gentileza.
Sin noción del tiempo
“Tengo que hacer memoria para recordar por dónde anduve durante los últimos quince días porque pierdo la noción del tiempo”, cuenta. “En Grecia me encontré con mi amiga que me acompañará desde Salónica hasta Alexandrópolis”. Ella es Julieta Jovellano, quien además le llevó regalos, donaciones y el cariño de mucha gente desde Santa Fe.
Ivana dio el primer pedaleo el sábado 16 de marzo en Barcelona y hoy está en Kavála (Grecia), camino a Alexandrópolis. Ya atravesó 9 países: España, Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Albania y Grecia. Fueron 66 días, 62 paradas (ciudades), 3415 kilómetros recorridos, decenas de nuevos amigos y miles de paisajes; millones de pedaleos.
Pero no todo fue felicidad para Ivana porque lo que podía suceder, ocurrió. Mientras atravesaba Dubrovnik, en Croacia, llegó la peor noticia. Había muerto su abuela, a la que ella llamaba cariñosamente “Mami”. “Me quedé una semana alojada en la casa de unas chicas españolas y un italiano. No tenía muchas ganas de avanzar y ellos me cobijaron”, describe, y cuenta que gracias a la tecnología pudo despedirla en la intimidad. "Luego pasé por la bella Montenegro, que debería llamarse Monteverde, y pasé a Albania, donde me encontré con un alemán que también viaja en bici pero con rumbo a India”.
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Vacas a la vista
El 7 de mayo Ivana publicó en su sitio web, Yendoenbici: “Mi paso por Montenegro fue corto pero tan intenso como la lluvia, en un solo día hice casi 200 km, tomé un ferry, viaje de noche, crucé dos fronteras, vi vacas por primera vez en todo el viaje, lloré abrazada a un ex marinero que me ofreció trabajo, techo y comida cuando no acepté su dinero, pinché y terminé en Shkoder, Albania, tomando fernet con coca hasta la madrugada”. Y sigue: “Albania está lleno de ciclistas pero a los automovilistas no les interesa, van rápido y te pasan por donde quieren. Me encontré con un país cuya historia es fuerte, violenta y reciente. El cambio cultural es tan grande que parece que estoy fuera de Europa”.
Mientras que el 29 de abril, la ciclista santafesina posteó: “Justo el día en que cumplía un mes desde el km 0, atravesé dos fronteras y unas subidas terribles. Mi recompensa ese día, aparte de un paisaje alucinante, fue un brindis mágico con Silvo, de quien sólo esperaba recibir agua. El brillo en los ojos y la sonrisa, hicieron innecesarias las palabras, pues Silvo entendió que ese era un día especial para mi, y no dudó en invitarme un brindis con grapa, mientras se golpeaba el pecho y apretaba los puños, seguido a eso me convidó vino de su propia cosecha. Se me llenaron los ojos de lágrimas al notar que hacía varios minutos que estabamos todos riendo y celebrando por mí, sin siquiera conocernos ni entender los mismos idiomas. No sé si la razón de las lágrimas es la enorme gratitud que sentía, que me recordó a la simpatía de mi abuelo, o hacerme consciente de que hay personas que son tan inmensamente buenas y transparentes, que pueden entender todo y atravesarte con sólo mirarte a los ojos”.
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Próximo destino
En un par de días Ivana volverá a quedar sola en el viaje. Julieta —su amiga-visitante— volverá a Argentina. “Voy a pasar a Estambul, donde debo retirar la visa de Irán y comenzaré a atravesar Turquía, que estimo me llevará varios días porque es un trayecto muy largo y hace mucho calor”. Mientras aguarda eso, disfruta de algunos chapuzones en el lago Bolbe, a pocos quilómetros del mar Egeo.