María del Carmen Villaverde de Nessiser
María del Carmen Villaverde de Nessiser
Las palabras en la sociedad de hoy tienen un papel definidamente protagónico. En cuanto a las palabras con los niños y desde los libros, debe fundamentarse en el amor, en sus verdaderos contenidos en cuanto verdad estética y ética así como son los chicos en sus búsquedas cotidianas para ser y crecer.
Tiene que proporcionar vivencias diversas, nuevas imágenes, colores, ritmos y situaciones convenientes a través de la función simbólica del lenguaje, de valiosas ilustraciones y de múltiples escenarios y mundos representados. La Literatura Infantil es, en consecuencia: pincel, rumor, aventura, silencios; emoción justa para cada uno o para cada sociedad sin falsos pretextos adultos que no se ajustan “justamente” a lo que ellos están buscando para sentirse protagonistas seguros, entendidos y respetados.
Dice Janer Manila: las palabras concentran una fuerza vital, extraordinaria que permite entusiasmar, y contagiar; cada uno con ellas, reelabora, recrea, con imaginación activa y movilizadora... ¡de allí que no se pueda improvisar y sólo decir, o copiar, o repetir!
¡Cuántas cosas de aquí, de allá, de mi, de ustedes, están entonces en las páginas de una buena obra para niños! Buscamos una literatura que despierte, que sea requerida diariamente y a diferentes horas por gusto y/o necesidad. Esto se logrará en un replanteo total de dónde, con quiénes, para qué y por qué. La llamada literatura infantil nos tiene que ocupar. Debe asentarse nada menos que en la literatura y debe ocupar un sitial de honor en todas las áreas de la educación, particularmente en la sistemática, con los asesoramientos necesarios para no fracasar en el intento.
Cada comunidad, cada grupo etario y geográfico requiere sus consideraciones sobre todo en cuanto iniciación al uso oportuno y sentido de temas y formas. No puedo partir de lo que no se conoce o no se escucha o transmite desde los intereses particulares de cada sitio. El deporte fascina, los trabajos del lugar también, la naturaleza cercana, los animales conocidos... Desde allí partir entonces, para que luego por comparación y deseos naturales de conocer más, la literatura que les acercamos sea valiosa y despierte verdadero interés.
Sepamos que desde las literaturas que llamamos infantiles, el amor a la lectura, a las palabras, será un éxito.