“De las dos líneas de desarrollo que tenemos, una es terapéutica; desarrollamos fármacos para enfermedades crónicas complejas. En este caso estamos enfocados en el desarrollo de un biofármaco para fibrosis hepática y más específicamente Nash, es una enfermedad que viene en crecimiento en nuestras poblaciones y afecta a más del 10 % de la población mundial y hoy por hoy no tiene cura ni tratamiento más que el trasplante hepático”.
Nicolás Tambucho es ingeniero en Biotecnología y Ceo de RadBio, una empresa biofarmacéutica que incuba en el Cites de Sunchales. “No hay tratamiento farmacológico -explica- para esta enfermedad que particularmente viene en crecimiento por nuestras costumbres, por el sedentarismo, por la ingesta de alimentos, y lleva a que el hígado se vaya afibrosando al punto de que puede no tener retorno. Se puede desarrollar una cirrosis; el Nash es un estadío previo y lo que buscamos es un tratamiento, un desarrollo, un biofármaco para revertir esas fibrosis en el hígado”.
Uruguayo, nacido en Artigas, Tambucho estudió en Montevideo antes de recalar en Sunchales, donde llegó luego de la búsqueda que hizo Cites para sumarse al equipo en una startups biotecnológica “en la que desarrollamos biofármacos y biomarcadores para enfermedades crónicas complejas en enfermedades humanas”.
El equipo está conformado por los fundadores de la empresa: el doctor Ricardo Dewey, investigador del Conicet; el doctor Jorge Velasco Zamora, médico clínico y director de una clínica de artritis reumatoidea en Quilmes y Mónica Coronel, que es administradora de empresas. Ana Romo es la CTO y está haciendo investigaciones en China y Pamela Vazquez es la responsable de los trabajos técnicos de la empresa.
“Por otro lado -dijo Tambucho a El Litoral- tenemos una línea de desarrollo diagnóstico en la que estamos validando un diagnóstico para medir el nivel de actividad de artritis reumatoidea. Es una enfermedad que afecta a una de cada cien personas en el mundo y la principal causa de discapacidad laboral. La medición de este nivel de actividad podría guiar lo que es el tratamiento posterior”.
Según explicó, “hoy la metodología que hay para la medición es muy subjetiva. Lo que el médico hace es palpar 28 articulaciones en el paciente y depende de su expertice; el paciente tiene que decir el nivel de dolor que siente. Con el diagnóstico molecular lo que buscamos es un diagnóstico objetivo que pueda guiar el tratamiento.
“En lo que es el diagnóstico, la validación está en pruebas a pacientes. Necesitamos un número estadísticamente significativo que demuestre que nuestra medición se correlaciona con el nivel de actividad de la enfermedad. Estamos en una etapa intermedia, casi llegando al final de un primer protocolo al que nos propusimos llegar”.
“En el tratamiento para fibrosis hepática estamos en etapas iniciales. El desarrollo de un biofármaco lleva muchos años; tenemos la investigación básica; pruebas preliminares in vitro en tejidos e in vivo en animales. Estamos avanzando más en pruebas de animales”, detalló Tambucho. Explicó que “está todo estandarizado y se necesita mucho asesoramiento para saber hasta qué etapa de desarrollo llegar, cuándo tenemos que presentar ante las autoridades regulatorias tanto el marcador como el biofármaco”.