Damián Di Pace dirige la consultora Focus Market dedicada a temas de comercio, marketing y economía. Comunicador social pero también de Planeamiento y Administración Estratégica en el Centro de Posgrados de la Facultad de Ciencias Económicas (UBA); especializado en Planeamiento y Administración Estratégica en el Centro de Posgrados de la misma Facultad; magister en Marketing Estratégico en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (Uces); doctor en Economía en Atlantic International University en EE.UU.
Estuvo esta semana en Santa Fe, invitado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) y por Fececo, donde dictó una charla sobre el momento económico y el proceso electoral en la ciudad de Recreo. Además, conversó con El Litoral sobre economía y políticas, consumos y los desafíos del comercio tradicional.
—¿Cómo hay que leer la economía y el consumo en un año electoral?
—La economía está en un contexto inédito desde el regreso de la democracia, porque en todos los años de elecciones generalmente se expande el gasto público y la emisión monetaria. En este año, el gasto y la inversión pública están en caída; el compromiso de que el Banco Central ya no asista más al Tesoro, más el congelamiento de base monetaria hasta diciembre. Es inédito que un gobierno se presente a elecciones con este contexto. A esto se suma el nivel de volatilidad de la macroeconomía. Cuando parecía que comenzaba a estabilizarse el tipo de cambio, la inflación y la tasa de interés empezaban a bajar, tuvimos el nuevo sacudón en febrero. En marzo, el dato del Emae fue un retroceso del 6,8% de la economía. La actividad que había recuperado algo en febrero volvió a caer en marzo. Con este cuadro macroeconómico complejo es muy difícil que la actividad económica tome impulso, especialmente en las Pymes que tienen alta dependencia del consumo interno. De acuerdo a Came, las ventas minoristas cayeron en abril 13,4% y en el año el acumulado es 10%. Nosotros, que medimos consumo masivo, nos dio 12 % las bajas en abril y 10% en el año. Notamos que hay una desaceleración muy tibia de la caída y que el nuevo cierre de paritarias le podría dar una impronta de desaceleración de la caída. Macri va a llegar a las urnas en un contexto donde la economía y el consumo crecerían por arrastre estadístico. Hoy se compara con un primer trimestre 2018 que fue bueno, un primer semestre donde la caída no fue abrupta y un segundo semestre muy malo; de allí los números positivos. De todas maneras el movimiento no creo que se sienta en la calle, porque la economía está en ajuste.
—Los precandidatos hablan de renegociar, pero respetar el marco general del acuerdo con el FMI. ¿Esto dificulta la reactivación rápida de la economía?
—Cualquiera que sea presidente en diciembre deberá cambiar el acuerdo con el FMI que se base en superávit fiscal y caída del gasto público. Argentina va a tener que pedir revisión, un refinanciamiento a diez años, con reformas que no se van a querer hablar en campaña: tributaria, laboral y previsional. La única forma de refinanciar es a costa de eso. La clave va a estar en cómo la política logre que el sector privado tome mayor participación en generar riqueza real por sobre el gasto y empleo públicos.
—Marcás tres aspectos de reformas que parecen ser malas palabras, pero que cualquier economista recomienda hacerlas.
—Hicimos una encuesta a través de Gustavo Córboba y Asociados y preguntamos qué candidato es más proclive a reformas. No dio mucha distancia entre Alberto Fernández y Mauricio Macri. Uno sospecha que es inevitable hacerlo, después habrá que ver cómo la política juega para encarar ese tipo de reformas, pero será la forma en que la Argentina podrá alivianar el peso de la deuda para poder salir, si no será imposible porque no hay posibilidad de generar dólares ni de financiar el déficit en el mercado. Supongamos que haya apoyo de Estados Unidos que asegure el financiamiento de todo 2020, entonces deberíamos bajar a 400 puntos el riesgo país para que el mercado financie, pero además se necesita generar un modelo de producción.
Hoy con tipo de cambio competitivo, la balanza comercial está con superávit muy finito. El mundo está complicado. Creo que a Macri le tocó bailar con la más fea: guerra comercial entre China y Estados Unidos, dólar apreciándose en el mundo, etc. El próximo presidente debe generar crecimiento, mayor incremento de divisas por incremento de volúmenes, en un mundo muy competitivo. Esto le va a pasar a Macri o a quien gane las elecciones.
—Hablar de reformas es mala palabra en el país.
—La única reforma por la cual pueden llegar a ceder las otras es por la impositiva. ¿Cuál es la zanahoria para que el mundo laboral o previsional pueda ver una compensación? Sólo bajar el nivel de impuestos, especialmente a Pymes, que van a generar mayor nivel de producción, de empleo. Menor costo impositivo y laboral puede ayudar al empleo, fortalecer las cajas previsionales y compensar la bajas de Anses por pérdidas de empleo. Reforma laboral no es igual con pérdida de empleo que un acuerdo para que el empleo siga constante. Si el Estado, el sector público, no da el primer paso -hoy no lo da- lo ajusta el mercado y puede suceder en el acuerdo con el FMI y por lo tanto el primer paso debe ser la tributaria y desde allí el resto de las reformas.
Los cambios en el consumo
—Ante la crisis, ¿hay cambios en los hábitos de consumo?
—Muchísimos. Hay cambios de la oferta porque se ajusta a la demanda. Notamos que hoy el consumidor por reposición fue trasladándose, o vemos que hay un consumidor que repone en la semana y se stockea mínimamente en grandes superficies porque el nivel de oferta es muy intensivo; otro nivel de traslado de compras que se resuelven en al menos cuatro puntos de venta: grandes superficies comerciales, comercio minorista tradicional, tiendas de descuentos y ferias. Recorriendo esos cuatro puntos se estima que se optimiza en 35% el gasto, es mucho. La dispersión de precios en contexto de inflación es grande. Empezamos a ver recuperación de consumo en canasta básica. En abril, hubo alzas en harinas, infusiones, etc. La inflación castigó duramente a los precios de los alimentos. Nuestra medición indica una suba interanual del 67% en el rubro.
—¿Funcionan los sistemas Precios Esenciales o Precios Cuidados?
—Sí. El nivel en Capital Federal es del 71% den cumplimiento según la Secretaría de Comercio Interior. Siete de cada diez familias estuvieron en el programa en algún momento. Precios Cuidados en Capital y Gran Buenos Aires es una marca paraguas, es una marca muy grande donde hay muchas categorías y la gente lo busca porque sabe que el precio es ese. En ese tipo de programas, los oferentes ajustan precios por cantidad. En las primeras semanas del acuerdo, un precio ofertado es operación rentable y se ofrece en mucha cantidad, a la mitad del plazo se empieza a disminuir la cantidad porque no podes tocar el precio. Eso fue pasando en las últimas renovaciones porque es un programa que creció y cuyos precios estuvieron por debajo de la inflación.
—¿Cómo juega el comercio electrónico hoy en el consumo? ¿Está instalado, es competencia?
—En consumo masivo es muy bajo, 1,6%. Lo inédito fue lo que ocurrió en el último Hot Sale donde el canal de consumo físico apostó a vender comida en canal on line y fue lo que más se vendió. Esto habla de que bienes que son de demanda inelástica encontraron recuperación en ese formato. La comercialización electrónica viene teniendo un gran nivel de participación, sobre todo en el área de servicios, turismo ya es el 40%, electrónica, informática y telefonía en el orden del 35%; indumentaria y calzado están en 25%. Hay un fenómeno estructural, hay cada vez más teléfonos inteligentes que hacen que el consumidor móvil tenga una ventana permanente que la abre y la cierra cuando quiere. Las tasas de crecimiento serán importantes en los próximos años y el tema es como juega el comercio