Rodrigo Pretto | [email protected]
Una firma santafesina le encontró la veta al mercado. Utiliza la sangre proveniente de las plantas faenadoras y la reconvierte para la industria alimenticia. En 2018 operó con unos 58 millones de litros. Ahora impulsa un proyecto con tecnología de punta para estar a la vanguardia a nivel mundial.
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Tiene más de dos décadas de vida y desde sus inicios se enfocó en trabajar sobre lo que para algunas industrias es un desecho, pero que en definitiva es vital para todo ser viviente: la sangre. Con orígenes en la ciudad santafesina de Esperanza pero ramificada en otros puntos del país con diferentes líneas de producción, desde Yeruvá SA persiguen como objetivo central obtener productos de altos valores nutricionales y proteicos mediante diferentes procesos productivos.
La empresa ya se ha colocado en plazas internacionales. Pero no conformes con eso, ahora van por una nueva apuesta para jugar a lo grande. Desde hace un tiempo impulsa un proyecto para afinar la purificación de productos plasma de sangre bobina y porcina, utilidad clave en la alimentación de lechones iniciales con pocos días de vida para otorgarle mayor inmunidad intestinal al animal, en la nutrición de pollitos bebés con entre tres y cinco días, y en piscicultura -sobre todo en los criaderos de salmones-.
“La utilización de estos productos es para lo que demanda una alta performance proteica. Solemos ver los famosos potes con proteínas que toman los fisicoculturistas. Eso también posee estos productos”, sostuvo Roberto Gay, gerente general de la firma.
El proyecto impulsado se denomina “Purificación de plasma bovino y porcino mediante adsorción con nanopartículas súper-paramagnéticas”. Y mediante el mismo se trata de aplicar tecnología del laboratorio a la industria para eliminar impurezas que permanecen en la división del plasma y la hemoglobina.
“Este proceso no existe en el mundo para este fin determinado. Las nanopartículas se utilizan en medicina. Puntualmente se pegan a la partícula que uno quiere hacer, pero hay que fabricar la nanopartícula específica de cada producto. Por eso, si bien la tecnología ya se aplica en otras ramas, para nuestra tarea es de vanguardia a nivel internacional”, destacó el ejecutivo.
Los ensayos en laboratorio avanzan a buen ritmo y los resultados son satisfactorios pensando en el futuro de la industria. Desde hace más de quince años Yeruvá tomó la decisión de trabajar con universidades, Conicet, Inti e Inta, centros de investigación para avanzar en proyectos beneficiosos para los organismos y la empresa misma. Para la primera etapa el financiamiento proviene a través de un programa del Ministerio de Ciencia y Tecnología del gobierno provincial por un monto de aproximadamente $ 2 millones. “Si los efectos terminan siendo positivos y los números son viables, la empresa deberá encarar el proyecto a escala industrial”, se entusiasmaron.
Según indicó Gay, el proceso no tendrá un impacto económico en la firma, aunque tecnológicamente darán un gran paso para acechar mercados en los que hoy no tienen presencia. “Se trata de otro tipo de desarrollo de utilidad para encontrar productos combinados en vez de proteica-aminocídica la proteína dividida en aminoácidos esenciales para dar una performance de alimentación de mayor perfección”, destacó.
De concretarse esta iniciativa, a Yeruvá se le abrirán nuevas puertas en el exterior para expandir su mercado internacional. Actualmente la firma de Esperanza comercializa sus productos al continente americano, Asia y, últimamente lograron capitalizar el mercado ruso. La firma santafesina compite directamente con empresas multinacionales, básicamente de capitales holandeses y norteamericanos quienes supieron avanzar en este sentido para encontrar una alta funcionalidad a la sangre y aprovechar productos de mayor performance.
Con la sangre como materia prima principal para su producción, la empresa instaló un sistema de extracción para enfriar el excedente de la industria frigorífica inmediatamente y otro de coagulante automatizada adaptado a cada planta. “Toda industria es un mundo aparte por cómo trabaja y el volumen de faena que tiene”, destacó el gerente general. Además, Yeruvá posee logísticas de retiros constantes como los tradicionales tanques de leche que luego son transportados a la empresa.
En 2018, la firma esperancina operó con un total de 58 millones de litros de sangre. Como si fuera poco, también aprovecha el suero de queso para realizar otros tipos de producto y el caldo de levadura de cerveza, un sector que se encuentra en pleno auge y que desecha esa utilidad que cuenta con alta funcionalidad. “Buscamos aprovechar lo que los demás lo tienen como desechos para transformarlo en alimentos”, sostuvo Gay.
De acuerdo a lo explicaron, este tipo de procesos se encuentra monopolizado por una firma estadounidense que cuenta con 19 plantas a nivel mundial. Sin embargo, Yeruvá es una de las competidoras de la industria norteamericana y, a su vez, es única en Argentina con esta clase de tecnología de punta. “Venimos compitiendo con ellos. Estamos en un país donde, por suerte, se invierte mucho y cada vez se obtiene materia prima y productos finales de mejor calidad”, sostuvo el ejecutivo.
Del desecho a la materia prima
Yeruvá se formó en 1995 cuando su fundador observó que la sangre que provenía de la industria frigorífica se tiraba y contaminaba los afluentes líquidos. Al diversificar la situación comenzó a trabajar en la materia para transformarla en harina -habitualmente se utiliza para la alimentación de pollos-.
Con el avance de la tecnología, se logró determinar que la sangre es una de las bases proteicas más importantes que existe en la naturaleza. Por eso, considerando esos conceptos se pensó a la misma como una materia prima y se dejó de idealizar como un descarte. De esa manera, la firma logró crear una planta de extracción a niveles sanitarios.
A partir de ese avance, Yeruvá comenzó a dividir la sangre en plasma y hemoglobina y, a su vez, lograr la sub divisiones de estas últimas. “Se ha avanzado mucho en el tema a tal punto que se ha llegado a proteínas funcionales de un nivel biológico inclusive superior al de la carne”, destacó Gay.
Durante los últimos años la empresa de Esperanza logró avanzar en el desarrollo del tratamiento de sangre bovina, porcina y aviar diversificando sus líneas productivas de manera separada. Con ese propósito, consiguió plasma, hemoglobina, harina de sangre y concentrados en hierro hemínico pasteurizado como fortificante en dietas, entre otros, para atacar a diferentes mercados internacionales.
La utilidad de la sangre
La sangre bovina y porcina que llega a la industria desde la faena de las plantas frigoríficas es sometida a diferentes procesos de tratamiento en Yeruvá. Se trata de la separación de plasma y hemoglobina. El primero de ellos contiene proteínas de alto valor biológico y se utiliza generalmente en la industria de alimentos (embutidos y fiambres) y se destaca en la nutrición animal (balanceado).
Por el tipo de separación física utilizada (centrifugación), se produce una contaminación con restos de hemoglobina, aportándole color y trazas de hierro hemoglobínico que para muchos de los clientes no es deseado. Por eso, la firma de Esperanza trabaja actualmente a través de un proceso químico para decolorar el plasma, pero que no permite la remoción del hierro y podría estar generando reacciones indeseadas y deterioro de las proteínas por desestabilización química. Por esta razón, se ha generado el interés de migrar a un proceso físico de filtración, absorción y/o adsorción para decolorar y eliminar el hierro del plasma.