Después de siete años de gestión, Claudia Balagué dejará el Ministerio de Educación para ocupar una banca en la Cámara de Diputados de la provincia desde el 10 de diciembre. La había convocado Antonio Bonfatti a fines de 2012, y la ratificó Miguel Lifschitz para la actual administración.
“Para mí fue una experiencia sumamente interesante. Siempre lo tomé como un desafío enorme; es el ministerio más grande y el que tiene el mayor presupuesto. Se le destina entre un 34 y 36% del ejecutado anual, así que realmente es una responsabilidad enorme”, manifestó. En diálogo con El Litoral, sostuvo que uno de los ejes de trabajo, ya desde el gobierno de Hermes Binner, fue avanzar en el bienestar docente. “En Santa Fe no había paritarias -recordó-, y nosotros las instalamos. Desde allí fue un debate muy interesante porque hoy tenemos 50 mil docentes titularizados en sus cargos a través de los concursos de ascenso por oposición y antecedentes, y también en las cátedras de profesorados. No existía esta práctica”, insistió. En el mismo sentido, mencionó los derechos de los estudiantes. “Allí tomamos herramientas de toda nuestra formación -dijo-; he militado siempre por la reforma universitaria y por garantizar los derechos de los estudiantes y creo que hemos avanzado mucho en ese aspecto también”.
- ¿Le hubiera gustado ser la ministra capaz de garantizar un inicio de clases sin conflicto todos los años?¿O esto es casi inevitable en la coyuntura que conocemos?
- Creo que ahí hay una mala práctica; una mala práctica que no hemos podido erradicar. Hemos hecho todos los intentos pero no dieron un buen resultado. Creo que tiene que dejar de ser el inicio de clases el elemento de mayor presión, sobre todo en provincias como Santa Fe donde sabemos que hay un salario garantizado, y posibilidades de aumentos acompañando el proceso inflacionario. Por otro lado hemos garantizado una jubilación docente muy importante a través el 82%. Había, desde mi punto de vista, la garantía de un gobierno que da respuestas. Y el paro siempre es una medida muy dura. Los últimos paros nacionales, por ejemplo, se han dado ante situaciones muy graves. Pero si no, es una medida muy dura. Y creemos que no merecíamos tenerlos al inicio de clases porque cada vez más necesitamos que los chicos estén en la escuela y que las familias cuenten con eso.
- Ahora, en esa “mala práctica” de la que habla, ¿hay autocrítica para hacer? Porque el gremio dice que los convocan tarde; ustedes, que el gremio siempre responde con paro. ¿En algún momento las dos partes deberán rever posiciones?
- Sí, claro, es una falla en el diálogo; es una falla en el diálogo que no permite lograr que estas cosas no sucedan. Por supuesto que siempre va a haber diferencias; siempre va a haber opiniones distintas, una mirada desde un lugar y del otro. Pero tenemos que llegar a un entendimiento aun con estas diferencias, sin necesidad de un paro. Sobre todo con estas características; un gobierno que escucha, que da respuestas. Los docentes saben eso, por lo tanto, una medida tan dura no me parece; y menos en la situación que atraviesa el país. Necesitamos que haya escuela abierta.
- A propósito, frente a esa realidad del país de la que no escapa la provincia ¿Cómo se reconstruye y fortalece el rol del docente que tiene que afrontar situaciones casi cotidianas de violencia, incluso, dentro del aula?
- La escuela es parte de la realidad; a veces se tiene la idea de que la escuela está contenida en un lugar aséptico, cerrado, en una campanita de cristal donde nada penetra. Y no es así, porque la escuela trabaja con las familias, con el barrio; es parte de la comunidad en la que está inserta. Hacemos todos los esfuerzos para que la escuela sea diferente y pueda generar una contracultura en los lugares de mayor violencia porque ése es nuestro rol, además de enseñar matemática y lengua. En el docente siempre tiene que haber un rol contracultural y más aún en los casos de violencia.
- Pero desde hace tiempo que el rol del docente trasciende el hecho de enseñar Matemática y Lengua...
- Es que el docente no está solamente para enseñar matemática y lengua. Ahí hay una concepción del rol del docente que también es muy importante tener en cuenta. El docente tiene mucho que ver con la transmisión de la cultura y con esto de generar una cultura diferente cuando es compleja en su barrio, en la familia o alrededores de la escuela. Ése también es el rol docente. Por eso hablamos en la escuela de convivencia, de educación sexual, de tantas cosas que tienen que estar, además de las cátedras tradicionales. Recordemos que vamos hacia una escuela que se aleja del enciclopedismo; hoy la tecnología facilita el acceso al conocimiento. El docente tiene que poder hacer un análisis crítico de todos esos contenidos. Esto también tiene que ver con el nuevo rol del docente.
- ¿La falta de sanción de una Ley Provincial de Educación deja sabor amargo para esta gestión, y será su principal desafío como legisladora?
- Sí, claro. Estoy con un compromiso enorme porque esta ley sea una realidad. Pasamos una instancia muy difícil que fue lograr la unanimidad en la Cámara de Diputados que es la más heterogénea, donde hay voces más disímiles y donde es difícil arribar por unanimidad a una ley. Y nos faltó el Senado, aunque hay un compromiso de tratarla antes de que termine la gestión. Estoy a la expectativa de que eso suceda y también tengo que trabajar para que esa ley sea una realidad y se vayan generando todas las leyes que se desprenden de allí. Pensemos que la ley de Educación es una ley madre pero da lugar a muchas otras cosas para trabajar en lo legislativo. Y ése va a ser mi rol en mis próximos cuatro años.
- Pero el Senado votaría la versión original del proyecto, no la aprobada por unanimidad en Diputados. ¿Eso implica un retroceso?
- No, sería un avance de todos modos. Porque ellos no hablan de modificar totalmente el texto de Diputados, sino algunos artículos sobre los que tienen otra mirada y eso generaría un retorno a la otra cámara. Pero esto debe darse en un marco de consenso para que pueda sancionarse la ley.
- ¿Si no sale, será ‘la deuda pendiente’ de la gestión en materia educativa?
- Seguiremos trabajando en lo mismo; el equipo de Educación estará pendiente desde el Ministerio generando nuevas propuestas, y yo estaré desde el Legislativo fortaleciendo esa tarea. Es importante trabajar en ambos ámbitos en consonancia; apostar para que Santa Fe tenga la mejor ley. Somos casi la única provincia que no tiene esta norma, es decir que es un debate pendiente muy fuerte.
- ¿Si queda pendiente, preocupa tener que dar el debate en una cámara de Diputados que estará integrada por sectores nuevos como el que lidera Amalia Granata?
- Creo que tenemos ese gran desafío. Hay, evidentemente, dos miradas políticas en pugna allí; y habrá que prestar mucha atención para ver cómo garantizamos los derechos de los niños, el derecho al cuidado, la prevención del abuso infantil... Hay muchísimas cosas que tienen que ver con la ESI (Educación Sexual Integral) que generalmente es el punto de conflicto, pero que es sumamente importante que la escuela lo aborde como lo está abordando. Recordemos que el año pasado, a través de la escuela, detectamos cuatrocientos casos de abuso que pudieron ser abordados y tratados protegiendo a esos niños. Son temas de enorme trascendencia; los tenemos que seguir llevando adelante y creo que habrá debates muy interesantes, como siempre que hay opiniones contrapuestas.
- Y mostrar resultados. Creo que la mejor forma de convencer es mostrar resultados y cuánto se avanzó con estas políticas en la provincia.
400 casos de abuso infantil fueron detectados el año pasado a través del trabajo de docentes y especialistas, en escuelas de la provincia.