¡Alerta, crisis! Cómo salir de esa espiral viciosa a fuerza de emociones educadas
Cristian Sperati, consultor terapéutico, asegura que un estado de crisis puede enfrentarse con las herramientas que da la Inteligencia Emocional (IE). Las claves: tomar conciencia real de la situación, elegir afrontarla, salir de esa zona del confort de decir “no puedo” y mejorar así la calidad de vida.
Archivo El Litoral Un cerebro estresado de forma permanente por una crisis puede caer en un estado de depresión; el cuerpo se enferma. Y la salud mental es tan importante como la física.
Llegás a tu casa y lo de siempre, en tu casa y en vos: que no te alcanza para pagar la factura de luz, que tampoco para comprarte una medicación importante, que te peleaste con tu jefe y no es la primera vez, que tenés a un familiar muy enfermo. El problema se llama crisis, y la crisis puede derrumbar un cerebro sano hasta dejarlo hecho añicos: un cerebro insano puede caer en un cuadro depresivo, incluso derivar en una enfermedad física. En el medio están las emociones, que se astillan en medio de esa crisis pero que, sabiéndolas manejar, pueden ser una punta de lanza para salir adelante.
¿Qué margen de mirada positiva queda ante una crisis, que puede ser económica —como la falta de recursos o la pérdida del trabajo—, pero también vivencial y existencial, como el fallecimiento de un ser querido, una separación amorosa, etc.? Bueno pues, la Inteligencia Emocional (IE), una corriente de base científica muy instalada en la actualidad, es una opción. ¿De qué se trata? De educar las emociones para no dejar que se apoderen de uno, de alfabetizarlas, con la Razón siempre al frente.
“Ese margen de mirada positiva es amplio. La mirada es qué herramientas tiene y usa cada sujeto dentro de su marco de decisiones para poder enfrentar su situación”, le dice a El Litoral Cristian Sperati, consultor psicológico y coach ontológico, que además dicta charlas sobre IE.
La propuesta es “empoderar el órgano más importante que tenemos y que es el cerebro, para poder tomar decisiones lo más claras posibles ante un marco de crisis. Tomemos la muerte de un ser querido, por ejemplo: nadie tiene la solución ante eso (la finitud del ser humano). El tema es cómo se atraviesa esa crisis que implica inevitablemente la depresión, y salir fortalecido tras superar ese estado doloroso”, subraya.
La elección
“La IE no es como un libro de autoayuda de Osho”, se apura en aclarar Sperati, echando por tierra una falsa creencia. “Ante una situación de crisis, la idea es que el sujeto tome conciencia de que está en un círculo pernicioso para sí y para sus familiares o seres queridos. Desde la neurobiología la salida planteada es qué decisión se toma ante una situación de crisis. Uno elige: o me quedo aquí rotando en este eje en falso que es mi crisis, o me propongo salir”, explica.
Nadie elige su destino infortunado. Simplemente llega y ésa es la única verdad. Ninguna persona elige tener un familiar enfermo, ni que su pareja lo deje, ni que le falte un plato de comida: es lo que a esa persona que está en crisis le toca y punto, muy a su pesar. “Y ante esto, el sujeto que está con una crisis sobre sus espaldas debe tomar conciencia de lo que te toca y luego, si decide sortear la situación, analizar cómo atravesarla, con qué herramientas: en esto decidir si salir o no de su crisis la persona es responsable: si elige no salir siempre será lo mismo: quedará girando en falso”, insiste el consultor.
Entonces, quien decide salir (afrontar y superar) su situación crítica deberá enfrentar la “espiral de negatividad” que el cerebro genera. “Así actúa el cerebro, y la neurobiología lo viene demostrando hace décadas”, añade Sperati: “También es importante salir de esa zona del confort de decir “no”: “‘No, esto no puedo hacerlo, porque no sé, porque no me sale, porque no sirvo para esto’”. ¡Pero pará! Sí puedo”, exclama.
Pablo Aguirre Si uno no puede solo con su crisis, hay que pedir ayuda: a los amigos, a un profesional terapéutico, a los organismos del Estado. Pedir ayuda y no quedarse en ese lugar girando sobre un eje en falso , dice Sperati.
“Si uno no puede solo con su crisis, hay que pedir ayuda: a los amigos, a un profesional terapéutico, a los organismos del Estado. Pedir ayuda y no quedarse en ese lugar girando sobre un eje en falso”, dice Sperati.Foto: Pablo Aguirre
“Con lo que tenés”
“Un cerebro estresado en forma permanente por una crisis ingresa en un estado de depresión, se enferma el cuerpo y la persona muere. Parece matemática básica y no hay mucho secreto para esto. Desde ese lugar, el mensaje es: “‘Si querés vivir más, tenés que mejorar tu calidad de vida con lo que tenés’”.
Pero ese “con lo que tenés” no está dicho a la ligera: “Hay necesidades básicas a garantizar: a un chico que no tiene para comer o a un padre que no tiene para comprar un medicamento urgente, es difícil hablarles desde ese lugar del ‘con lo que tenés’. Y para garantizar esas necesidades básicas debe estar el Estado”.
La IE ayuda a enfrentar la crisis con lo que se tiene a mano. “Podés salir con una gomera y tres piedritas, o con una bazuca a enfrentar tu crisis —bromea el consultor—. Eso no importa. Como decían las abuelas: “‘Hacé pan con la harina que tengas, no importa que sea poca; pero pan, seguro que vas a tener’”. Pero el primer paso es decidirse a enfrentarla. Una de las herramientas que sirven (en el proceso de superación de una crisis) es el altruismo: ayudar a otros es siempre una herramienta enriquecedora, aunque no la única”.
El lugar de la risa
Sperati es profesor de teatro; con eso, sabe bien de emociones y de la función del humor. “La risa en una fase de crisis es una cuestión fundamental, no sólo por una cuestión neurobiológica. Woody Allen decía: “‘¿Qué es el humor? Es tragedia más tiempo’”. O sea: una vez que pasa el tiempo, a esa tragedia el sujeto la resignifica”.
“No va a dejar de doler una tragedia —no hay que ser necios, aclara—, pero pasado un tiempo eso que se vivencia como tragedia —la ruptura de una relación amorosa, pone como ejemplo— se recuerda pasado el tiempo con humor. Lo que en aquel momento era: “‘Qué vida de mierda que tengo’”, con la crisis superada se recuerda en una forma resignificada que puede derivar en la risa”.
En los casos más dolorosos como la muerte de un familiar, “hay personas que toman y se quedan con lo más positivo de los recuerdos de quien ya no está. O te quedás con eso (aunque la pérdida dolerá siempre), o elegís seguir en el círculo vicioso diciéndote para tus adentros: ‘Por qué me tocó a mí vivir esto’”. El camino se bifurca en sólo esas dos direcciones. Cada persona elige el camino, y no está ni bien ni mal: “Si alguien quiere permanecer en ese círculo vicioso, estará ahí. Pero desde lo científico, decimos que se puede mejorar la calidad de vida, porque vale la pena”.
Meritocracia y una confusión
Se ha relacionado y confundido la IE con la idea de meritocracia, advierte Sperati. “A esta asociación yo la combato mucho, porque la meritocracia es linda cuando todos largamos desde un mismo lugar: tomemos por caso a un chico de una familia pudiente que recibe la mejor educación privada, y con sus padres con propiedades por doquier. ¿Cuál es el mérito en comparación con otro pibe que tiene que salir a trabajar para bancarse los estudios, por ejemplo? Lejos de eso está la IE”.
Sperati citó a un ministro nacional quien, en una entrevista reciente, hablaba de un tal “Diego”. La declaración del funcionario era la siguiente: “Él (Diego) me reconocía que antes estaba mejor, que pagaba menos luz, menos gas, que tenía más trabajo. Pero vivíamos en una ficción: la realidad es que la inteligencia emocional que tiene Diego es profunda. Fíjense la inteligencia emocional que tiene Diego, que está demostrando que el camino es por acá”.
Sperati se queja ante esta declaració: “¿Nos está tomando el pelo? No es así: la IE es otra cosa. Quieren hacer creer a la gente que todo es cuestión de buena voluntad, de autoayuda y todo eso. Nada que ver: hay un uso equivocado de la IE”, concluye.
Cristian Sperati dio una charla abierta llamada “Una mirada positiva para tiempos de crisis. Aprende a buscar las herramientas para vivir mejor”. Asistieron más de 250 personas. Fue impulsado por la edila Marcela Aeberhard (PJ - Santa Fe), quien viene insistiendo fuertemente con incluir en las currículas escolares la enseñanza de la IE. “Entendemos que ésta es una herramienta que nos ayuda a estar bien. La habilidad emocional es esencial. Es una defensa que nosotros levantamos como bandera: queremos que haya una Ley Provincial de Educación Emocional”, declaró.