¿Impuso Juan Schiaretti una particular modalidad de hacer campaña? El mandatario cordobés rehusó hacer declaraciones públicas en toda la previa a las elecciones que consagrarían al futuro gobernador en su provincia. Y no le fue mal. En esos comicios terminó accediendo a la reelección por amplísima mayoría. Por imitación o por motivos particulares, algunos postulantes santafesinos transitan parte de ese camino. En un escenario de fuerte polarización, la provincia está a una semana de definir quién sucederá a Miguel Lifschitz en la Casa Gris. El posicionamiento que cada uno obtuvo en las primarias de abril parece haber determinado la táctica posterior para llegar mejor “armado” a la carrera de junio. Omar Perotti enfrenta el desafío de retener los votos que cosechó el frente Juntos en las internas, y que derivó en una ventaja de diez puntos sobre el Frente Progresista. Antonio Bonfatti debe conquistar sufragios para, precisamente, poder torcer esa tendencia. José Corral apuesta a revertir su mala performance para intentar generar un escenario de tercios. Nadie está en condiciones de perder un solo voto. ¿Se evaluó, entonces, que una declaración desafortunada en un escenario de márgenes tan exiguos podría generar más perjuicios que beneficios? Quizá. Lo cierto es que apenas transcurridas las primarias, los voceros de Antonio Bonfatti -por ejemplo- hicieron saber que el candidato se excusaría de hablar para “dejar descansar al electorado”. La actitud no se modificó demasiado en el devenir de la campaña. Algo similar sucedió con Omar Perotti, especialmente, cuando debió expedirse sobre la coyuntura política nacional. En general, hablaron a través de comunicados de prensa o en entrevistas pautadas.