Emilio Tonelli tenía 24 años y era padre de cuatro pequeños. Había desaparecido hace una semana en las calles de barrio Pompeya. Casi de inmediato, a sus familiares les llegó el rumor de que había sido asesinado. Desde entonces esperaban lo peor y no se equivocaban. Este viernes, en horas de la tarde, vecinos se toparon con una escena sospechosa en un terreno baldío, a metros del domicilio del joven, en inmediaciones de donde se cruzan las calles Zavalla y Pavón. La tierra removida y algunas palas abandonadas eran señales demasiado claras. Con un poco de trabajo, la policía halló entonces el cadáver.
Dicen que Tonelli se ganaba la vida vendiendo flores en la ciudad de Paraná. “Viajaba y se quedaba tres días allá. Después volvía”, aseguraron personas allegadas.
El muchacho tenía cuatro hijos, el mayor era un niño de 5 años y la menor una beba de apenas 3 meses. Fue visto por última vez cerca de las 3 de la madrugada del pasado sábado 15 de junio. Familiares deslizaron que había salido para cobrar una deuda. Según algunas versiones, se escucharon luego estampidos de un arma de fuego y ya nada más se supo de él.
Rápidamente ganaron la calle comentarios sobre que había sido ejecutado de un tiro en la cabeza. Su familia desesperada rastrilló toda la zona. Luego, se sumó la policía a las tareas de búsqueda, pero no se encontró ningún elemento fuera de lugar.
Las alarmas volvieron a saltar el miércoles, cerca del mediodía, cuando la propia esposa de Tonelli halló colgada de un arbusto la gorra negra de lana de su marido. Tenía rastros de sangre y un agujero.
Inmediatamente se montó un nuevo operativo de rastrillaje, pero más intenso, esta vez con la ayuda de un perro adiestrado. El can, con su olfato, siguió la pista de Tonelli hasta una vivienda de calle Zavalla al 7700.
Este inmueble fue sometido a una intensa requisa, especialmente un sector en donde se encontró una pila de escombros, pero debajo no había nada extraño.
Finalmente, este viernes, cerca de las 16, se encontró el cuerpo sin vida. Los investigadores presumen que fue enterrado allí durante la noche del jueves. La familia de la víctima opina igual. Es que el predio fue recorrido en toda su extensión y en varias oportunidades los días previos.
Durante horas, trabajaron en la escena peritos de la Policía Científica, con sus llamativos uniformes blancos, antes de que el cadáver sea retirado a bordo de la morguera de la Agrupación de Bomberos Zapadadores de la Unidad Regional I. Al cierre de esta edición, se aguardaban los resultados de la autopsia ordenada por la fiscal Cristina Ferraro. No obstante, trascendió que el médico policial constató de manera preliminar que el cadáver tenía una herida de bala en la cabeza, a la altura del parietal izquierdo.
Mientras la policía trabajaba, se vivieron escenas de profundo dramatismo por la gran cantidad de familiares y allegados a Tonelli que se hicieron presentes y no dudaron en apuntar contra su mujer y su entorno. Hubo corridas, mucha tristeza, pocos gritos, llantos y recriminaciones.
Vecinos, por su parte, observaron atentamente el movimiento y comentaron por lo bajo acerca de los graves problemas que se sufren en esa zona por el avance de “la droga”. Todos coincidieron en que la de este viernes iba a ser una “noche movidita” en barrio Pompeya. “Yo ya avisé en mi trabajo que no me esperen, porque no pienso salir de mi casa”, se escuchó decir a una mujer. No obstante, luego no se denunciaron incidentes.
El caso está en manos de la fiscal Ferraro (de la Unidad Especial de Homicidios del Ministerio Público de la Acusación), quien dispuso una serie de medidas que encomendó a la Policía de Investigaciones.