(Enviado Especial a Rio de Janeiro, Brasil)
Goles de la “nueva guardia” para definir un partido que se había complicado en el segundo tiempo. Armani terminó siendo figura, Messi jugó un partido discreto y ahora vamos al Mineirao para enfrentar a Brasil en el gran choque de esta Copa, pero en semifinales.
(Enviado Especial a Rio de Janeiro, Brasil)
No aparece el equipo, pero están los resultados. La espina podía clavarse muy profunda si no se ganaba este partido. Como también pasó en la tardecita de Porto Alegre. Era lo mismo. Selecciones que pudieron crecer en estos últimos pero a las que había que tirarle la chapa encima. Pero Argentina no brinda esa imagen de consistencia que se presume en un equipo con ambiciones de campeón. El protagonismo pasa por lo otro, por el nombre, por la historia, por esa “obligación” que tiene la selección de estar ahí, prendida en las instancias decisivas.
Habrá que ver hasta qué punto con esto alcanza. Si todo pasa por jugar más o menos bien un rato y listo. Contra Qatar y Venezuela sin dudas que alcanzó, pero, ¿qué pasará ahora que jugaremos contra Brasil?.
La costumbre de convertir un gol tempranero ha sido algo saludable que encontró la selección en este proceso. Tranquiliza, serena y distiende. Esta vez, el proceso de 9 minutos hasta el gol de Lautaro Martínez, no estuvo exento de merecimientos. Argentina ya había ejecutado cinco tiros de esquina en ese lapso. Y tuvo dos situaciones claras de gol: un remate de Agüero que tapó Fariñez y una pelota que peinaron en el primer palo y no pudo capitalizar adecuadamente Pezella. Esa superioridad nos llevó derechito al gol. Y a sacarnos de encima algunas presiones.
Eso sí, fue el único momento de dominio de Argentina. Después, se animó una Venezuela que se dedicó a juntar gente en el medio. Fue 4-5-1 el esquema de Dudamel, con Herrera y Machis abriendo la cancha y con Rondón jugando de pivote. Foyth empezó a tener trabajo para clausurar el lateral ante la velocidad de Machis, mientras que Tagliafico también se dedicaba a intentar ganar su mano a mano por el otro costado. No daba sensación de seguridad el equipo. Y a la pelota la empezaba a manejar un poco más Venezuela.
A Messi le costó meterse en el partido. Tuvo un par de ráfagas, esporádicas. El que más complicaba arriba era Lautaro Martínez, por entonces figura. Y había desborde por izquierda a través de Acuña, otro de interesante labor. El mayor juego de tenencia de Argentina en los primeros 15 minutos, trocaba por algo más vertical después. Los pelotazos largos a las espaldas de los centrales de Venezuela se repetían, a veces con inteligencia y precisión; otras veces no tanto, sobre todo por la talla de Chancellor (1,98 metros de altura).
Fue Chancellor, justamente, el que tuvo una chance en el juego aéreo. Sin brillar en el juego, Argentina sacaba ventajas porque siempre dio la sensación de ser más peligroso que Venezuela. Sin el brillo de Messi en ese primer tiempo, Argentina ganaba bien el partido.
En el peor momento del equipo, cuando Venezuela manejaba el partido, cuando la entrada de Soteldo le agregaba un problema, cuando la falta de marca se hacía evidente en la mitad de la cancha y los delanteros prácticamente quedaban desconectados, cuando Foyth se debatía para no ser desbordado y los cambios que hasta ese momento había experimentado Scaloni (Di María por Lautaro Martínez y Lo Celso por Acuña) no alcanzaban para equilibrar un poco las cosas en el medio, llegó la buena presión sobre el sector derecho, el pase al medio de De Paul, el remate de Agüero y la aparición de Lo Celso para capitalizar el rebote que dio el arquero y convertir el gol que definió el partido y que alejó todos los fantasmas que ya empezaban a sobrevolar por el Maracaná, con Armani convertido en figura por ese entonces.
Se ganó y nada más. O se ganó y eso es todo, porque en esta clase de torneos, importan tanto los resultados que no hay discusión cuando se lo consigue. Jugando bajo presión, Argentina hizo lo que debía ante rivales como Qatar y Venezuela. Los interrogantes se siguen planteando, no desaparecen las dudas ni tampoco la incertidumbre. Algunas cosas parece que se acomodan. Hubo un leve crecimiento. Pero todavía no alcanza. Se necesita algo más.
ARMANI (7).- Dos atajadas tremendas en el segundo tiempo, sobre todo el mano a mano a Hernández. Muy seguro en el juego aéreo.
FOYTH (5).- Mucho trabajo para anular su sector, fundamentalmente con Machis, que es un jugador muy rápido que intentó siempre desbordarlo en velocidad y a veces lo consiguió.
PEZELLA (6).- Se escalonaron mejor con Otamendi, lo marcaron bien a Rondón y ganó mucho en el juego aéreo. Aceptable partido.
OTAMENDI (6).- Fue de menor a mayor y terminó haciendo un partido sólido, con temperamento y concentración.
TAGLIAFICO (6).- No tuvo tanta exigencia como Foyth, más allá de una pelota cruzada que casi termina en gol en el segundo tiempo. Dosificó un poco más sus proyecciones.
DE PAUL (6).- Está haciendo una Copa América pareja y correcta. Es uno de los jugadores regulares del equipo, con mucho sacrificio para la doble función: marcar y crear.
PAREDES (6).- Posicionalmente estuvo bien, ocurre que volvemos siempre a lo mismo: no es un 5” de marca, de sacrificio. Ayuda más cuando el equipo tiene la pelota que cuando debe recuperarla.
ACUÑA (6).- Mejor en el primer tiempo, abriendo bien la cancha por izquierda y con varios desbordes. Después fue bajando en su rendimiento, quizás producto del sacrificio y de que tuvo que correr más sin la pelota que para ir en su búsqueda.
MESSI (5).- Extrañamente embarullado en algunas jugadas y sin ponerle ese toque de claridad a la jugada. Fue una actuación en cuentagotas, con poco para rescatar a pesar de que siempre saca algunas cosas de su galera.
LAUTARO MARTÍNEZ (7).- Si bien se cayó un poco en el segundo tiempo y seguramente eso fue lo que pudo haber visto Scaloni para sacarlo (no se entendió demasiado el cambio), jugó un primer tiempo muy bueno, complicando siempre y marcando un gol con gran clase. Buen partido otra vez.
AGÜERO (6).- Por fin se está viendo, en competencia oficial, al Agüero de tantos buenos partidos amistosos en la selección. Siempre llegaba en inferioridad, pero este no es el caso. Participó en los dos goles y se sacrificó mucho por el equipo.
DI MARÍA (5).- Aportó sacrificio arrancando desde atrás y en la posición de volante adelantado por derecha. La idea fue que alguien liviano y fresco pueda darle una mano al mediocampo sin resignar posibilidades de ataque.
LO CELSO (6).- Atento para capitalizar el rebote en Fariñez y convertir el gol en el momento más peligroso y difícil del partido.
DYBALA.- Un ingreso necesario para tener la pelota. Otra vez se mostró participativo, volcándose por derecha a pesar de los pocos minutos que jugó.